-Hola, Claire, soy yo, Rubén. Verás, he tenido un problemita insignificante con la cena y he encargado comida china. Llegará dentro de quince minutos, solo era para saber si ibas a tardar mucho. Llámame cuando oigas este mensaje. Adiós.
Rubén colgó el teléfono y miró de nuevo el reloj de la cocina. Habían quedado hacía media hora y Claire no había dado señales de vida. Rubén pensó que el retraso seguramente sería porque Claire se estaría arreglando, o al menos es lo que siempre le sucedía con ella cuando quedaban. Por lo tanto, aunque Rubén debería de estar acostumbrado a la impuntualidad de Claire, el joven había estado más pendiente del teléfono que de la cena. Las consecuencias de esto habían sido que el pollo al horno con ajo y perejil terminase siendo más bien un pato negro sin plumas.
El joven volvió a mirar el reloj de la cocina y después su teléfono. Ningún mensaje o llamada de Claire. La había llamado a su casa o su móvil, e incluso le había enviado un mensaje por las redes sociales. Pero no había obtenido ninguna respuesta con éxito. Así que definitivamente, Claire se estaba arreglando y estaba demasiado ocupada alargándose sus pestañas para percatarse de su móvil y de su novio paranoico.
Rubén decidió sentarse en la silla de la cocina y dejar la mente en blanco. Cogió su móvil y empezó a mirar fotos que se había hecho recientemente con Claire. En una fotografía salían ambos con gafas de sol de florecitas y con la etiqueta del precio colgando. En otra los dos se encontraban en su cama tumbados y Claire le estaba dando un beso a Rubén. La siguiente foto la hicieron la noche en que Claire y Rubén comenzaron a salir, hacía un mes y también el mismo día en que ella se había cortado las californianas. El pelo le había crecido muy rápido este último mes y ya le llegaba por debajo de los hombros.
Seguidamente, Rubén siguió pasando más fotos hasta llegar a unas más antiguas. El chico se asombró al ver una foto suya, dormido en su cama y con Alex a su lado poniendo su dedo índice sobre su boca, sonriendo a la cámara. Era la primera vez que él veía esa foto, seguramente Alex se la hizo cuando él estaba durmiendo. De hecho, Rubén recuerda ese día. Alex y Alicia habían quedado por la mañana para ir a comprar ropa, pero como necesitaban a alguien que les llevase en coche al centro, vinieron a buscar a Rubén.
Inesperadamente, el timbre de la puerta sonó. Rubén dejó el móvil sobre la mesa y se acercó a la puerta. Lo primero que pensó fue que sería la comida china, aunque después esa duda se le quitó porque todavía no habían pasado quince minutos. Así que Rubén sospecho que era Claire y tanta fue su seguridad, que no vaciló ni un segundo en abrir la puerta.
Los siguientes segundos pasaron muy rápidos, pero lo que tenía muy claro Rubén antes de que todo se volviera oscuro eran dos cosas: la primera que esa persona con el rostro cubierto no era Claire y la segunda, que estaba metido en un buen lío.
-Papá.
-Alex.
-¿Dónde está Ethan?- La muchacha sintió como su padre la abrazaba con fuerza, pero no sabía si era para evitar que la chica entrara dentro de la habitación donde las enfermeras le habían dicho que estaba su hermano o porque él necesitaba un abrazo.- ¿Está bien?
-No lo sabemos.- Susurró él.- Le han sacado la bala, pero no sabemos si ha habido algún órgano o hueso afectado. Solo podemos esperar.
-¿Esperar?- Alex se deshizo del abrazo de su padre.- Quiero verle. Necesito ver a mi hermano.
-Alex.- La voz de Héctor sonó en la nuca de Alex, haciendo que la joven se voltease. En aquel pasillo de la sala de espera no solo estaban ellos tres, también se encontraba Diana, Alicia, Valeria, Desiré –con los ojos enrojecidos- Estrella, un mujer rubia que no conocía de nada y su madre, Daniela.- Siento mucho no haber podido proteger a tu hermano.