Capítulo 61: me encantó todo

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-¿Sigue dentro?

-No se separa de mi madre.- Alicia cerró la puerta detrás de su espalda y dejó que Dante le abrazara.- Gracias por estar aquí.

-Puedo entrar dentro si quieres.

-No.- La chica se separó de su amigo y colocó varios mechones que caían por la frente de Dan hacia atrás.- Ya has hecho mucho por mí, no hace falta que veas a alguien que te hizo daño en el pasado.

-No se lo tengas en cuenta.- Susurró él.- Neal haría lo que fuera por ti.

-Si Neal estuviera dispuesto a hacer lo que fuera por mí no hubiera dudado en traerme al hospital.- Alicia volvió a buscar los brazos de Dante y el joven no tardó en corresponderle con un nuevo abrazo.- Por suerte te tengo a ti.

-¿Alicia?- Al escuchar su nombre mencionada con aquella voz, la chica no vaciló y se separó de Dan. Un joven de ojos verdes y piel pálida estaba caminando por el pasillo hacia su dirección.

-Neal… ¿Pero qué haces aquí?

-Supongo que la rata se ha cansado de estar en la madriguera.

-Pero pensé que no querías ver a tu padre.

-Y no quiero.- Neal entrelazó una de sus manos con la de Alicia mientras otra acariciaba la mejilla de la chica.- Pero ya te lo dije, lo que tú me pidas, tuyo será.

La muchacha se encontró con aquellos ojos verdes tan intensos y no pudo evitar rechazar los labios de aquel chico cuando se posaron encima de los suyos durante unos breves instantes. Seguidamente, Neal miró a Dante y ambos se dieron las manos.

-Gracias por cuidarla, Dante.

-Para eso está la familia.

E inesperadamente, la puerta de la habitación donde se encontraba su madre, se abrió. Alicia esperó encontrarse con Claire o con su hermano, que ambos habían llegado hacía una hora al hospital. Pero por sorpresa de los tres, un hombre de barba espesa y ojos color café, apareció ante ellos.

-Dante, Neal… ¿Qué hacéis aquí?

-¿Eso no deberíamos de preguntártelo nosotros?- La voz de Neal sonó como un rugido. Estaba claro que ese chico podía hacer lo que fuera por Alicia, pero hasta un cierto límite.

-Chicos, necesito hablar con vosotros.

-Ya te lo dijimos.- Cortó Neal.- No queremos saber nada de ti. Ni ahora ni nunca.

-Está bien.- Interrumpió Dante.- ¿Vamos a la cafetería?

-Dante.- Neal se separó de Alicia y cogió por el brazo a su hermano.- ¿Pero qué narices estás haciendo?

-Solo quiere hablar con nosotros.

-¿Ya te has olvidado de todo el daño que nos hizo? ¿De todo el daño que le hizo a nuestra madre?

-No.- Dante se deshizo del amarre de su gemelo.- Pero nunca tuve la oportunidad de escuchar una explicación, y ahora que la tengo no voy a dejarla escapar.

-Muy bien.- Neal se cruzó de brazos y miró directamente a los ojos a su padre.- Cinco minutos, ni un segundo más ni un segundo menos.

-Vale.- Berto señaló el pasillo, dirección hacia la cafetería.- ¿Café?

-Lo que me faltaba.- Escupió Neal mientras comenzaba a caminar.- Café, dice.

-Neal odia el café.- Susurró Dante a su padre.- Le recuerda demasiado a ti.

-Es bueno saberlo.

-¿Nos vemos luego?- Alicia se percató que esas palabras iban dirigidas para ella segundos más tarde. Así que cuando la joven quiso contestar algo, ambos ya se habían ido, siguiendo los pasos del chico de los ojos verdes.

Perdona pero, me he encaprichado de ti (Segunda Temporada de PPTVDM)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora