Capítulo 44: ¿Qué tengo que hacer?

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-¿Quieres que esté contigo?

-Preferiría hablar con él a solas.- Dijo Rubén.- ¿Me esperas aquí?

-Claro.- La muchacha de las californianas asintió con su cabeza y cuando parecía que Rubén iba a entrar en la sala dónde su padre lo estaba esperando, Claire lo llamó.- Sé sincero con él. Estoy segura que tu padre te agradecerá más eso que una falsa sonrisa y un montón de mentiras piadosa. Aunque con esto no me refería a que fueras a mentirle, yo solo…- El nerviosísimo de la joven hizo sonreír levemente a Rubén.

-Lo tendré presente, gracias, Claire.- La chica suspiró más tranquila al saber que Rubén no había malpensado de ella y dejó que se marchase.

Seguidamente, sin pensárselo dos veces más, se introdujo al interior de la sala de visitas y dejó que uno de los guardias lo condujera hasta la mesa dónde se encontraba su padre. A Rubén le pareció escuchar que el guardia le decía que era tarde y solo les dejaría hablar diez minutos, pero en aquellos instantes el joven camarero solo estaba pendiente del aspecto de su padre. Desde lejos pudo captar sus ojeras y su pelo revuelto –algo que indicaba que estaba nervioso y que se lo había estado revolviendo con sus manos-.

También se percató que vestía unos tejanos medio rotos, una camiseta blanca de manga corta y sin esposas cerca de él. Eso tranquilizó el interior de Rubén, intentándose convencer que parecía seguir siendo su padre, aquel hombre que lo adoptó hace quince años cuando vivía en el orfanato. Rubén siempre había sido un niño con mucho amor que dar y muy agradecido respecto a sus padres, pero ante esas situaciones, Rubén no se sentía muy comprensivo.

Sin que ninguno de los dos mencionase palabras, el chico de los ojos color miel se sentó delante del hombre de los ojos dorados. Adam alzó su mirada de sus manos que descansaban entrelazadas sobre la mesa para encontrarse con la de su hijo. Algo de lo que se arrepintió al momento.

-Pensaba que te habías caído en el fondo de los hornos de la cafetería.- Bromeó Adam, algo que hizo que el joven se pusiera más tenso. En parte, era Adam, seguían estando presentes sus bromas para romper el hielo y su mirada vivaz, pero algo le decía a Rubén que todo eso era algo forzado.

-Y yo pensaba que la delincuente de la familia era Alex, no mi padre.

-Alex solo roba pastas de la cafetería cuando le das la espalda a la barra para hacer cafés.

-Papá.- Le interrumpió Rubén.- Siento no de haber venido antes a verte.- Ante esa declaración, Adam pareció quedar algo desprevenido. Quizá era porque aquel hombre nunca se había planteado que esa situación pudiera ocurrir. Que el niño de siete años, dulce y cariño que adoptó, jamás se mostraría arrepentido o dolorido de esa forma.- Era verdad lo que le decía a mamá. No podía venirte a ver porque el internado es un auténtico caos. Leonor y su grupo del AMPA se están intentando adueñar de Las Dominicas y los Ruiz están haciendo todo lo posible por evitarlo. Hace días que no hablo con Valeria. Solo me ha dicho que tiene muchas cosas que hacer y no puede ayudarme con la cafetería. Pero a pesar de eso, hubiera sacado tiempo de debajo de las piedras si hubiera querido venirte a ver.

-Comprendo…- Dijo Adam, con un rostro inexpresivo.- Es normal que no quieras venir a verme. Yo no lo haría.

-¿Por qué?- Después de la pregunta de su hijo, Adam se inclinó ligeramente sobre la mesa y le susurró a Rubén.

-Por seguridad.

-¿Seguridad?- Musitó el camarero.- ¿A qué te refieres con esto?

-Debes hacerme un favor, Rubén. ¿Lo harás sí te explicó lo justo para confiar en mí?

-Confió en ti, papá. Pero algo me dice que tú no lo haces contigo mismo.

-Lo he hecho, Rubén. No soy inocente y no soporto ver a Alicia o a tu madre creyendo que sí lo soy. Pero no soy un mal hombre y quiero seguir conservando eso. Necesito ayuda de fuera, pero no puedo pedírselo a tu madre ni a Valeria porque ellos ya sospechan que ellas son de mi familia.

Perdona pero, me he encaprichado de ti (Segunda Temporada de PPTVDM)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora