-¿Y tú eres…?
-¿Está Neal?
-Sí no me dices quien narices eres no pienso decirte sí Neal está o no aquí, niñata.- La chica de pelo negro con mechas rosas hizo una pompa con su chicle y después la hizo explotar son sus dientes.- ¿Y bien?
-¿Qué te pasa, Yuffi? ¿Quién hay en la puerta?- Un chico con un pearcing de toro que le colgaba de la nariz y vistiendo tan solo unos pantalones, apareció delante de la puerta.- Hola, preciosa ¿puedo hacer algo por ti?
-Puaj ¿En serio RJ?- La chica miró con un rostro de asco a su compañero.- ¿De verdad estás ligando con una pija del centro de Barcelona?
-Vivimos en el centro de Barcelona, Yuffi.
-Perdonad.- Alicia interrumpió lo que parecía el inicio de una estúpida discusión y ambos jóvenes miraron a la chica de los ojos dorados.- ¿Neal está aquí, verdad?
-Sí.- Contestó el chico del pearcing.- ¿No me jodas que eres algún rollito suyo?
-Soy su novia.
-¡CANUTO! No veas con NH. No se conforma solo con un chochete.
-No seas imbécil, RJ.- Escupió la chica de las mechas rosas.- NH y Sam están prometidos. Solo será un rollo de una noche y tú.- Los ojos azules de la chica se clavaron en los dorados de Alicia.- Tan solo eres una desquiciada que no sabes conformarte con una noche de sexo con él. Olvídale y te harás un favor.
-¿Se puede saber que estáis haciendo en la puerta?- Una voz familiar sonó en el interior del piso.- ¿No os estaréis enrollando, verdad?- E inesperadamente, un muchacho que se estaba preparando un cigarrillo apareció en el vestíbulo. Neal alzó sus ojos verdes del cigarro casi terminado y cuando vio a Alicia, este cayó al suelo.- ¿Al? ¿Qué narices estás haciendo aquí?
-Quería hablar contigo.- Murmuró la chica, percibiendo como su voz se estaba rompiendo en mil pedacitos.- Pero veo que estás ocupado preparando tu boda con Sam.
-¿Boda?- Neal miró a los jóvenes que tenían una sonrisa divertida en su rostro.- ¡Seréis capullos! Dejad de decir que me voy a casar con Sam.
-Perdona, NH.- Comenzó a decir RJ con una sonrisa retorcida.- Pero es que estabas tan enchochado con esa pava manipuladora que pensábamos que te había convencido para casarte con ella.
-¿Entonces no estás prometido con Samantha?- La voz de Alicia sonó incrédula.
-¡¿Pero qué dices?!- Neal salió del interior del edificio y se colocó en frente de Alicia. Vestía unos pantalones cortos de color gris y una camiseta de tirantes negra con el símbolo de la marihuana.- ¿Se supone que estoy contigo, no, estúpida?
-Eso mismo también pensaba yo, gilipollas.- La voz de Alicia recuperó la fuerza que había perdido al principio, haciendo que Neal se sorprendiera y abriera ligeramente sus verdosos ojos.- Pero como eres un bruto y te has cargado todos los teléfonos de tu alrededor es imposible localizarte. ¡Y por no hablar de la forma tan repugnante que me trataste ayer cuando yo hice todo lo posible para que tu padre no viniera a verte!
-¿Llevaste al padre de Neal a su casa?- Yuffi abrió su boca al máximo, haciendo que Alicia se percatase de la bola de chicle que masticaba con su boca.- Esta es peor que Sam, NH.
-Yuffi, RJ. No os metáis en esto.- Neal cogió a Alicia del brazo y la arrastró hacia el interior del piso.- Estaremos en mi cuarto. No nos molestéis.
En menos de cinco segundos Alicia ya se encontraba en el cuarto de Neal, pero le había dado tiempo para percatarse que este tipo de templo en el que vivía su chico solo tenía un comedor-cocina, cuatro habitaciones y una de ellas era un cuarto de baño. La muchacha de melena pelirroja escrutó la habitación del joven. Había un colchón individual en una esquina de la habitación, una cómoda de plástico de colores y una guitarra española. En la pared habían colgado varios posters de grupos de música que Alicia nunca había escuchado hablar de ellos y del techo colgaba una bombilla de un hilo negro.