Capítulo 20: El todo o el nada

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-Y como siempre tarde.

-Ayer no llegué tarde.

-Llegaste a las once y media de la noche.

-¡Ajá, tú mismo lo has dicho: de la noche! No de la tarde.- Alex escuchó la carajada de Gideon y enseguida se sintió contagiada por su risa. A la joven no le hizo falta ponerse de puntillas con sus tacones de quince centímetros para llegar a las mejillas del chico de intensos ojos azules y darle un beso en cada una. Gideon hoy iba vestido diferente a como solía vestir con sus tejanos rotos y sus camisas negras. Lucía unos pantalones cortos de deporte y una chaqueta gris que parecía muy calentita.- ¿Dónde vas con esta ropa?

-¿No te gusta? Pensaba que eras una deportista.

-El voleibol requiere concentración, agilidad y juego en equipo. Pero no me gusta hacer ejercicio. De hecho, odio correr.

-Bueno, pues no correremos. Iremos en bici.

-¿En bici?- Alex alzó sus dos cejas y al momento comenzó a reír. Lo último que se esperaba es que ayer por la noche, cuando Gideon le dijo que mañana sobre las doce y media pasaría a buscarla para una segunda cita, tendría algo que ver con bicicletas y hacer ejercicio.- ¿Será una broma, verdad?

-No, no lo es. De hecho he alquilado un par de bicicletas y nos están esperando en la Villa Olímpica para ir con ellas por el paseo de la playa.

-¿Has ido hasta Villa Olímpica y has venido hasta aquí andando, en serio?

-He venido en tren, Alexandra. Deja de hacer tantas preguntas y vámonos.- Gideon cogió de la mano a la joven y comenzó a estirar de ella, pero Alex empezó a resistirse mientras se reía.

-¡Que no me llames Alexandra!

-Pues te llamaré rubita.

-¡Eso tampoco! Y deja de llevarme como si fuera una niña pequeña.

-¡Es que lo pareces!- Gideon estaba mostrando su divertida sonrisa mientras Alex con su mano libre se cogía del parabrisas de un coche.- Vas a romperlo ¡Suéltalo!

-¡No, suéltame tú!

-Exacto, suéltala.- Los dos jóvenes dejaron de reír al momento en que escucharon la voz imponente de su mellizo a pocos metros de ellos. Ethan y Darío los estaban observando con rostros distintos. El del joven de ojos color hoy más bien miel, los contemplaba con picardía, mientras que Ethan con una cara crispada.- Ya la has oído. Ha dicho que la sueltes.- Gideon obedeció y dejó que la mano de Alex se arrastrase entre sus dedos.- ¿Dónde pensabas llevártela esta vez? ¿A tu casa directamente para que no pudiéramos interrumpiros?

-¡Ethan, para!- Alex ni siquiera le dio una oportunidad a Gideon para que pudiera abrir la boca para contestar. La joven había cogido al muchacho del brazo y se había vuelto acercar a él.- Estoy cansada que cada vez que intente tener algo de vida social fuera del internado no dejes de seguirme. ¿Es que no te das cuenta que tu sobre protección comienza a ser pesada? El rollo que te traes de hermano guardaespaldas se te está subiendo demasiado a la cabeza.

-No se me subiría tanto a la cabeza y podría dejar de malgastar mi tiempo en seguirte a todos lados, sí decidieras hacer algo más provechoso con tu vida que coleccionar a chicos con tatuajes.- La joven abrió al máximo sus ojos, completamente sorprendida por las palabras que estaba diciendo su hermano. Su piel había palidecido y cuando quiso decir algo, Gideon había avanzado un par de pasos y se había puesto delante de Ethan.

-Escucha, Ethan, sé lo que está pasando por tu cabeza. Des del primer momento en que me viste vendiéndoos toda esa mierda el viernes a la noche, crees que soy un tío cualquiera. Un amante de la adrenalina y de la droga. Y sí quieres juzgarme, adelante, pero no me impidas estar con tu hermana cuando está claro que ella quiere que este cerca suyo. Cuando Alexandra me una a esa “colección” que tú dices, se canse de mí y quiera apartarme de su vida, ella ya me lo dirá, y yo lo respetaré. Pero por el momento no lo ha hecho, y no pienso alejarme de ella por mucho que nos persigas y me amenaces, porque no me intimidas.

Perdona pero, me he encaprichado de ti (Segunda Temporada de PPTVDM)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora