Capítulo 42: Girasoles marchitos

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-¿Esto lo hiciste tú?

-No. Este cuadro lo pintó Adam el mes pasado. El encargo quedó anulado y lo tenemos puesto en venta en E-bay.

-No es una copia ¿verdad? Jamás había visto antes este cuadro.

-Adam tiene un gran talento.- Susurró la muchacha mientras observaba con melancolía el cuadro de un girasol marchito tirado en el suelo. Valeria parecía que iba acariciar el cuadro, pero dejó la mano en el aire y cerró sus ojos.- Puede sentirse la armonía con la que creó esta pintura.

-A mi no me transmite exactamente armonía…- Opinó Héctor, haciendo que ese comentario despertará los ojos y el interés de la chica que estaba a su lado.- Muestra tristeza por los colores apagados y por la muerte de este girasol. Además, el fondo está hecho con pinceladas bruscas… como sí hubiera querido romper la tela del cuadro. ¿No crees?

-Los girasoles han sido siempre la flor preferida de mi padre… O al menos es lo que Félix siempre me ha dicho.

-¿Quieres que vaya mañana contigo al juicio?- Valeria se mantuvo unos instantes callada, pensando la respuesta. Aunque en verdad Héctor pudo detectar por la tensión de la mandíbula de la joven que estaba buscando la escusa perfecta para evitar que fuera algún lado público con ella.- No tienes que tener miedo. Han pasado dos semanas desde…

-Ya lo sé.- La respuesta de la muchacha sonó brusca, aunque Héctor sabía que ella se arrepintió al momento, y eso lo mostró al entrelazar sus dedos con los del muchacho.- Estaré bien, Héctor. Y tú mañana tienes clases.

-Deberías de apuntarte a un cursillo para dar calabazas a un tío. Las escusas empiezan a ser cada vez peores.

-No te estoy dando calabazas.- Se burló Valeria con una media sonrisa dibujada en su rostro.- Solo que no quiero que veas a Adam esposado y a tía Diana con los ojos rojos de las lágrimas. Va a ser algo desagradable.

-Pero es mi familia. Y a la familia hay que protegerla ¿no?

-Por eso mismo.- Dijo Valeria con un rostro más sombrío.- Seguro que irá uno de ellos… Todo el mundo se ha enterado que el Pequeño Robín Hood tiene un juicio que le dará su libertad o…

-Mañana volverá a estar con nosotros.- Aseguró Héctor con una sonrisa consoladora.- Adam sabe defenderse bien. Ni siquiera necesita abogado.

-En eso estoy de acuerdo. Sabe manipular las emociones y los pensamientos de todas las personas con tan solo abrir la boca y decir cuatro palabras.

-Exceptuándote a ti.

-¿Qué?

-Cuando él te dijo que cortases conmigo en el almacén de la cafetería, no lo hiciste. Me había convencido incluso a mí para alejarme de ti con todo lo que te dijo y tú a pesar de eso no lo hiciste.

-Sí que lo hice, Héctor.

-Era la única forma de que te dejase ir a la cita con aquellos tipos la noche de la fiesta. Aunque perdona que te diga: no sirves para dejar a alguien.- Esa información hizo reír a Valeria y después a Héctor, quien había quedado contagiado por la risa de aquella muchacha.

-¿Eso significa que no te he dejado?

-Nunca dejaría que me dejarás, Val.

La chica dejó de mirar la pintura que había creado su primo y alzó su rostro para cruzarse con los ojos esmeraldas de Héctor. El chico se sintió abrumado por un instante al ver lo profundo y doloroso que era observar detenidamente aquellas pupilas negras rodeadas de aquel azul brillante, casi transparente. Héctor alzó su mano para acariciar varios de los mechones que se habían salido de la coleta alta que llevaba Valeria, para finalmente quitársela y contemplar como su cabello caía por encima de sus hombros.

Perdona pero, me he encaprichado de ti (Segunda Temporada de PPTVDM)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora