Capítulo 1: Presentaciones

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Alex percibió la caricia de una mano. Intentaba ser suave y sensual, pero el pequeño tembleque de los dedos de ese chico sobre el hombro de ella, era palpable a distancia. La joven sonrió victoriosa, sabiendo que él no la podía ver. Le encantaba causar esa sensación en todos los hombres que fichaba como sus próximos objetivos. La muchacha se dejó tocar por una nueva mano, que ambas comenzaron a trazar un camino por su piel, debajo de su camiseta de los Rolling Stone. La chica se levantó de la silla y se volteó para encontrarse unos ojos chocolate.

A Alex realmente no le importaba de que color fueran sus ojos. Tampoco sí llegaba al metro ochenta o su tonalidad de piel. Y mucho menos la personalidad. Lo único que le importaba eran sus tatuajes. Nada más. Era todo lo que le interesaba a Alex. Era tanta la atracción y tanto el odio que sentía por los hombres tatuados que se insinuaba hacía ellos, lista para hacerlos caer en su juego. Justo como iba a hacer con aquel chico que ni siquiera recordaba su nombre.

El joven de ojos chocolate se inclinó y la besó. Sus labios eran duros como el acero, pero ardientes como cuando está en proceso de fundirse bajo las llamas. Alex percibió como las manos que se habían comportado como sí ella fuera algún tipo de cristal, la aferraban por la espalda con fuerza y la impactaban contra su pecho. La chica reprimió el pánico del pasado y se recordó a ella misma que esto lo había hecho miles de veces, que no había ningún motivo por sentir miedo ahora.

Cogió las manos del chico con las de ellas y mientras notaba la mordedura de los dientes del chico sobre su labio inferior, se llevó esas manos a sus pechos. El chico desprendió un ruidito que a Alex le hizo volver a serenarse. Ella seguía teniendo el control de la situación. No él, sino ella. Las manos acariciaron los pechos de la chica sobre la ropa y no tardaron en intentar deslizarse por el interior de ella. Alex lo detuvo y colocó sus manos detrás de la espalda del chico. Se inclinó sobre sus labios y le susurró.

-Fuera camiseta.

El chico mostró una sonrisa divertida y Alex sintió una enorme excitación sabiendo que esa cara de felicidad terminaría pronto. El chico dio un paso hacía atrás y se quito la camiseta de manga corta negra tal y como Alex le había dicho. El joven la tiró al suelo y volvió acercarse a ella para besarla, pero Alex ladeó su cuerpo y fue hacía el escritorio dónde estaba su mochila de cuero. La abrió y de ella sacó una cuerda. Al siguiente segundo, unos brazos le rodearon la cintura. Percibió una barbilla acomodándose en su hombro y una erección en la parte trasera de sus pantalones.

-¿Eso es una cuerda?

-Ajá.- Alex se volteó y se la mostró.- ¿Por qué no te tumbas en la cama?

-¿La primera vez y ya quieres jugar a esto?- El chico intentó quitarle la cuerda a Alex, pero ella la tenía bien cogida con ambas manos y no pudo.

-Me encantan los juegos, pero me gusta jugar a mi manera.

-Pues juguemos a tu manera.- Susurró el chico y le dio un beso casto a Alex.- ¿Me tumbo boca arriba o bocabajo?

-Boca arriba.- Siseó la chica y entonces fue ella quién le beso.

El muchacho se separó de Alex y caminó hasta la cama de la habitación. La chica había conocido a este chico sí mal no recuerda de veintidós años en un bar de carretera ayer a la noche. Ya eran las cinco de la madrugada, y sabía que tendría problemas con Ethan cuando llegase a estás horas al internado, pero en esos momentos no le importaba. En su cabeza solamente estaba incluir a este hombre en su álbum de conquistas. La joven escuchó el chirrido de los muelles de la cama cuando el joven se estiró en ella. Alex se aproximó a él y le mostró una segunda vez la cuerda.

-Manos arriba y juntas.

El chico volvió a sonreír. Alex pensó que se veía condenadamente sexy, entregándole sus muñecas y mostrando todos los tatuajes que tenía en sus brazos. La mayor parte eran objetos que se combinaban, montando un especie de collage que no tenía ningún orden, pero que su aspecto era de lo más atrayente para cualquier persona. Sobretodo para Alex. La chica, con una de los extremos de la cuerda rodeó sus muñeca e hizo un nudo fuerte y duro. Él intentó deshacerse de las cuerdas, pero Alex estaba demasiado acostumbrada a hacer ese tipo de nudos y a no ser que fueran unos dedos expertos como de los ella, dudó que podría desprenderse de ese amarre.

Perdona pero, me he encaprichado de ti (Segunda Temporada de PPTVDM)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora