08: La cita no cita

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Abrí la ligera puerta con total tranquilidad, como si aquello fuera pan comido para mí. Pero, honestamente, no lo era. Me reuniría con Connor y, en el peor de los casos, me volvería a dejar plantada como la última vez. Y eso era lo que menos quería.

Por su bien, esperaba que hoy viniera.

Una vez dentro, todo el frío que tenía desapareció. Y no era que fuese por la calefacción del lugar, sino por el bombón que tenía frente a mis ojos.

Tyler se veía perfecto hoy.

¿Qué digo hoy? ¡Siempre! Es tan sólo que extrañaba verlo.

Sin previo aviso, Tyler miró en mi dirección y, al verme, la comisura de sus labios se elevó. Yo no debía corresponderle, porque ya me encontraba sonriendo como una estúpida.

Y bueno, qué se le va a hacer.

Moví levemente mi mano en forma de saludo y él me giñó un ojo, devolviendo la atención al cliente frente a él. Aquello fue como un click dentro de mí, sacándome de mi embobamiento y poniendo en marcha mis piernas hacia una mesa vacía. Claramente el idiota todavía no se encontraba aquí... TODAVÍA, esperaba.

Mis dedos se movían al compás de una canción que sonaba en mi mente sobre la mesa, algo aburrida. Miller, Miller... ¿En dónde estabas?

Habían pasado más de 15 minutos desde la hora pactada y yo ya tenía el humo saliendo de mis orejas.

No se atrevería a dejarme plantada de nuevo, ¿verdad? ¿VERDAD?

Con un golpe sobre la mesa, me levanté y me moví hacia la salida, dispuesta a llamarlo para comenzar a insultarlo y decirle de todo menos un te quiero. Claro estaba que no le gritaría aquí dentro, y mucho menos con un Tyler que pudiera oírme.

Iba sumergida en mi celular, buscando su contacto, cuando choqué con alguien.

-Hum, lo sien...- me detuve al ver de quién se trataba.

No sabía si llorar de la alegría o pegarle por verlo aquí.

-Estamos un poco distraída, ¿verdad, Eco?- preguntó Connor con su típico tono burlón.

-Creí que no vendrías.- respondí casi suspirando de alivio.

-Aw, ya me extrañaba la princesita...- pronunció tiernamente amagando a tocar mi cabello. Rápidamente, le pegué en su mano para que la alejara.

-Que ni se te ocurra.- hablé entre dientes.

Él rió. Y, por supuesto, mi ira aumentó a niveles extremos.

-A ver, cuéntame, ¿qué es tan gracioso? Así nos reímos todos.

-Oh, vamos, Blanchard. Un poco de diversión, qué amargada eres.- pasó por mi lado y se dirigió hacia una mesa.

Tomé mi cabeza entre una de mis manos y suspiré.

Lo peor de todo, era que esto recién comenzaba.

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-Bien, em...- arrugé mi nariz mientras rascaba mi cabeza, ya no sabía qué más preguntarle. Tampoco era que me interesara, entonces mi imaginación estaba al -100.

Ya sabía que su color preferido era el azul, que no comía hamburguesa si no tenía queso, que el café era un fundamental en su desayuno y en su vida- única cosa en la que coincidíamos- y que amaba dormir hasta tarde. No le gustaba hacer la tarea, mucho menos estudiar, no salía de su casa sin su arreglo matutino de cabello- el cual implicaba unos 20 minutos de su vida- y que su hobby era salir con "hermosas e imponentes chicas", textual.

MY FUCKIN' CLASSMATE (1° y 2° Temporada) ✔️ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora