37: Una oportunidad

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Esto era increíble... Increíblemente devastador.

Hace una semana me encontraba relajándome en las paradisíacas playas de Brasil, ¿y hoy? Sentada en un pupitre pretendiendo que escuchaba al profesor de Psicología hablar de quién sabía qué tan entusiasmado.

Lo único que hacía que aún me quedata un poco de ánimo para venir aquí era que ya faltaba muy poco para finalmente graduarnos y tener nuestra gran fiesta de egresados. Sino ya me estaría matando.

Continué dibujando estupideces en mi escritorio mientras el Señor Weitz continuaba con su efusiva charla, mientras escribía algunos apuntes en el pizarrón. Tan sólo me dispuse a copiarlos, aunque no tenía ni la más mínima idea de qué significaban. Esto estaba muy mal.

Yo no era así. Por más aburridas que las clases fuesen, siempre prestaba atención. Siempre intentaba entender y rendir al máximo en cada una de ellas. Pero últimamente, mi mente se encontraba algo alejada del colegio. Incluso de mis problemas personales, tales como las contantes llamadas de mi padre.

En Brasil, había tenido una charla muy profunda- por así decirlo- con Narciso, lo cual de cierta forma me causaba gracia. ¿Quién diría que él sería la próxima persona en saber acerca del asunto de mi padre y, aún más extraño, que me apoyase?

Lo sé... Aterrador.

Pero así fue. Y, al decir verdad, no me molestaba. En lo que restó del viaje pasé mucho más tiempo con él, y ya me hacía a la idea de que Connor sabía todo. Pero, como dije, no me molestaba en lo absoluto, vaya una a saber porqué.

Si me hubiesen dicho que Connor Miller sabría absolutamente todo y que encima a mí no me molestaría 2 meses atrás, jamás lo hubiese creído. Pero henos aquí, compartiendo algo que podría llamarse ¿amistad? No lo sé, pero tanto a mí como a mis amigos nos sorprendía, y gratamente, para ser honesta.

En aquella charla que habíamos tenido, él me había dicho algo que, aunque me molestó en aquel momento, estuvo en mi mente rebotando todo el tiempo. Connor me había dicho que debía darle una oportunidad a mi padre. Y mentiría si dijera que no lo había pensado desde entonces. Pero lo que mi padre me había hecho a mí y a nuestra familia fue horrible. Él nos había abandonado, sin importarle una mierda cómo nos dejaría eso a nosotras. ¿Y qué creía? ¿Qué años más tarde podría regresar de las cenizas y que yo lo volviera a llamar padre como solía hacerlo? Pues estaba muy equivocado. La realidad era que él no merecía aquel apodo, en lo absoluto.

Sentí como mi celular vibró debajo del pupitre, en el agujero que este mismo tenía para dejar libros, y lo tomé disimuladamente para observar el nuevo mensaje.

Una risa cínica se formó en mis labios. Había llamado al demonio con mis pensamientos, al parecer.

Desganada, abrí su estúpido mensaje.

Sé que estás en clases, pero realmente quiero verte. Necesito hablar contigo, mi niña, y estoy cerca de la escuela. ¿Puedo pasar a recogerte? Sólo serán unos minutos si así lo deseas. Pero por favor no digas que no.

Mierda, ¿acaso nunca se rendiría?

Desde que había vuelto de mi relajante viaje de egresados, no hubo ni un sólo día en que no me mandara un maldito mensaje, acabando con aquella relajación que había ganado en Brasil. Habían veces en que le contestaba que me dejara en paz, o hasta a veces simplemente ni le contestaba.

Como si pudiera leer mi próxima jugada- que venía siendo la misma hace días- mandó un nuevo mensaje.

Y no me dejes en visto, por favor no me ignores. Iré a buscarte ahora mismo al colegio si hace falta, pero hablaremos.

MY FUCKIN' CLASSMATE (1° y 2° Temporada) ✔️ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora