15: ¿Por qué te importa tanto?

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Aire, aire, por favor... ¡Aire!

Me detuve bruscamente en el medio del camino y tomé mis rodillas con mis manos, doblándome hacia abajo. El pecho me subía sin cesar y la respiración estaba entrecortada.

Inhalar... Y exhalar. Inhalar... Y exhalar.

Repetí aquello reiteradas veces, sintiéndome un poco mejor.

-¡Blanchard, ¿qué esperas?!- me gritó el profesor desde el otro lado de la cancha.

Maldito, mejor venga usted a correr a ver si aguanta tanto tiempo.

Desganada, volví a poner mis pies en marcha.

-Hoy está de mal humor, no te preocupes.- susurró Aaron pasando por mi lado.

-Sí, eso lo dices porque tu estado físico es excelente.- hablé entrecortadamente mientras rodaba mis ojos.

Él sólo rió y continuó corriendo.

En serio, ¿cómo lo hacía? Yo si daba dos pasos más moriría.

-¡Blanchard, más rápido!- exclamó el profesor.

Mordí mi labio interior, reteniendo las ganas de mandarlo al diablo, y comencé a hacer lo que me había indicado. Pero llegué a un punto en que ya directamente no sentía mis piernas, estas sólo se movían en movimientos descordinados, al igual que mis manos. Y para colmo, la colita que había hecho en mi cabello se estaba deshaciendo, ocasionando que millones de mechones cayeran sobre mi rostro sudado.

Basta, ya no podía más.

Me acerqué al profesor como si nada ocurriera y aquello fuera pan comido para mí.

-Disculpe, ¿podría ir a tomar algo de agua?

La realidad era que si no me detenía ya mismo, caería desvanecida al suelo. Viento, frío y sudor no eran una muy buena combinación, más aún teniendo en cuenta que no iba al gimnasio desde... Ya ni siquiera lo recordaba.

El profesor me miró pensativo e indeciso, y después de unos segundos de silencio, respondió:- ¿Eso hará que cuando vuelvas corras normalmente como todos tus compañeros?

-Emm... Claro, por supuesto.

Por supuesto... Que no.

-De acuerdo, anda. Pero rápido.

-Gracias, gracias, muchas gracias.- hablé velozmente, alejándome de él y acercándome a las gradas, en donde había dejado mi mochila.

A los pocos metros de llegar a mi objetivo, choqué con alguien.

-Oh... Eco.- sonrió burlón- Sí que te ves bien.- dijo, por supuesto, sarcástico.

Decidí ignorarlo. No más guerras, no más venganzas. Ya estaba con Connor Miller.

Sin siquiera mirarlo, pasé por delante suyo y seguí mi camino.

-¡Parece que es una rara manía tuya chocarte conmigo!- exclamó a mis espaldas, refiriéndose a la vez que también nos chocamos en Starbucks.

Por supuesto, ni me inmuté.

-Ey, Chloe...- bajó su tono de voz, como suplicando.

Una vez que llegué a las gradas, me senté en el escalón en el que se encontraban mis cosas y tomé la botella de agua.

Por el rabillo del ojo, observé como Connor se debatía entre si acercarse a mí o no, observando reiteradas veces al profesor, quien miraba para otro lado. Con un ladeo de cabeza, pareció decidirse y corrió hacia mí.

MY FUCKIN' CLASSMATE (1° y 2° Temporada) ✔️ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora