Capítulo 16. Algo anda mal

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Maratón Parte 1


Salgo de la ducha y miro en la televisión lo que está pasando. <<Es él>> <<Es Damon>>

Hace un mes y dos semanas que partieron lejos de aquí, el campeonato va es su mejor apogeo y Damon junto a Kara avanzan muy rápido, hay veces que los he visto llegar, se quedan como 3 días y luego retornan, pero debo decir que solo los he visto hacer eso tres veces en este tiempo y la verdad casi siempre que llegan tengo trabajo, incluso he tenido que viajar junto a Anton, por lo que apenas y los he visto.

Will, viene casi todos los fines de semana. Me ha explicado que mientras más avances los chicos más tiempo vendrá a quedarse, pero la verdad es como si no halar conmigo. Prefiero ignorar ese tema y listo.

Anton por su parte, ha establecido una relación netamente laboral, hablamos sí, pero es todo muy diferente.

Cambio de canal y elijo un conjunto de ropa.

-Esto no puede estar pasando- casi grito cuando mi pantalón no me cierra. Me miro al espejo y no me reconozco. Admito que me he dado por comer mucho, pero no creo que sea posible que haya aumentado de peso, aunque intento cerrarme el pantalón no me cierra para nada, así que frustrada me lo quieto y empiezo a llorar.

Todo me ha salido mal. No logro olvidarme de Damon, me he distanciado de Kara, desde que Will se fue tengo muchas pesadillas constantemente, me da miedo dormir sola en esta gran casa y encima de eso mi ropa ya no me queda.

Mi celular empieza a sonar y lo contesto airada.

-Amelia Hamilton.

-La misma.

-Le hablo de la Clínica del norte. Hablo para informarle y confirmarle su cita con el Doctor: Alfonso Perea el día jueves de la otra semana.

Mierda, casi lo olvido.

-Si ese día está bien ¿me recuerda lo hora por favor?

-Es a las ocho de la mañana.

-Listo, ahí estaré.

-Lindo día.

-Igual.

Tiro el teléfono y busco unos jeans un poco más grandes, me los coloco y me admiro saber que solo han crecido mis caderas.

Pero como sea ¡Empiezo una dieta hoy mismo!

.....

<<Pero es un cupcake de chocolate>>

A ti no te gusta el chocolate.

-Amelia ya deja de pensar en comida -me digo a mi misma.

-¿En comida?- pregunta la voz de Anton desde mi escritorio. La asistente de Anton ha renunciado, por lo que decidí tomar su lugar por un tiempo.

-Me asustaste.

-¿Por qué piensas en comida?

-No lo sé, ya parezco una vaca, siempre pensando en comida. Hoy descubrí que mi ropa ya no me queda, así que decidí hacer dieta.

-¿Dieta?, pero si estás igual que siempre.

-Claro que no, hoy me probé un pantalón y no me entro, ni siquiera pude hacer que el botón cerrara.

-Ustedes las mujeres son muy......como decirlo....perfeccionistas.

-Lo somos, por ustedes los hombres; quieren una mujer de pechos grandes, caderas amplias, cintura pequeña y plana.

-Te digo un secreto. Los hombres somos así, hasta una cierta edad, mírame a mí por ejemplo, era uno de los mujeriegos más grandes pero un día desperté y me di cuenta que tantas caras bonitas no me daban lo que yo quería. Nosotros maduramos y desde ese momento un cuerpo voluptuoso es lo que menos queremos, no te miento que eso nos atrae, pero empezamos a buscar una estabilidad emocional y es ahí donde mueren esos pechos enormes y cadera prominentes.

Un knockout al corazón ®( EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora