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-Fíjate por donde andas niña - dijo una voz fría cuando uno de mis hombros choco con su pecho de acero.
-Lo siento - tartamudee al ver sus enormes ojos grises clavados en los míos.
-Sí, como sea - susurro antes de dej...
-Y tuvimos cuatro hijos -dice Damon tratando de quitar mi computadora.
-¡Damon! -lo regaño.
Sonríe y su mano empieza a querer levantar mí vestidos de pijama.
-Déjame escribir.
-Mnn -gruñe con su cara en mí cuello y río.
-De verdad, ya déjame.
-Pero quiero leer.
-No, lo leerás cuando salga a librerías.
-Bella, soy uno de los protagonistas.
Muevo la cabeza al saber que no tengo una posibilidad de pelear con él.
Empieza a leer el final y una cara un tanto rara se le nota. Dos años de casados y aún sigue con ese carácter que me enamoró.
-¿No hay sexo?
Estallo a carcajadas y Damon me mira.
-Es solo una autobiografía, nada más.
-¿Terminará con que tuvimos solo tres hijos?
-Tenemos tres hijos -afirmo.
-¿Y el cuarto?
-Damon, ya lo hablamos.
-¿Qué? -Me mira -Yo quiero un cuarto hijo.
-Duele -exclamo -El parto duele mucho.
Me mira con esos ojos grises llenos de ternura y tira mi computadora al lado para poner mi cuerpo encima de él. Sonrío cuando besa mi cuello y pongo mis manos en su pecho.
-Oye, me desconcentras.
-Puedo desconcentrarte más -habla mordiendo mi mandíbula.
Sonrío y mis labios atrapan los suyos. Sus manos suben rosando mis muslos y aprieta mis nalgas. Gimo en su boca y de repente unos pasitos nos desconcentran y me levanto de su regazo.
Los niños corren por el pasillo y miro el reloj de la mesa, las nueve de la noche. Los deje dormidos hace media hora y parece ser que se han vuelto a despertar. El tema del verano y los juegos hasta tarde los tiene a los dos muy hiperactivos.
Alexia abre la puerta y corre hacia mí con una foto en las manos. Jay quien ya camina de manera correcta corre con cuidado a los brazos de su padre.
-Mami, soy yo. -dice entregándome la fotografía que junto a Damon hemos decidido ampliarla para decorar su cuarto, con Jay quisimos hacer lo mismo pero mi pequeño eligió uno de sus juguetes favoritos en vez de su foto.
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Beso la cabeza de Alexia y la pongo al lado mío de la cama, mientras veo como Jay le indica algo a su padre con las manos cerradas, como si en ellas guardara su mayor secreto.
Años de noches así y la única solución fue comprar una cama de tres plazas y media. Amo las noches con mis dos niños pequeños. Lucas ya es independiente y aunque me costó mucho dejarlo ir, lo entendí. Ahora aunque no lo veo siempre lo llamo todos los días para saber cómo va. Su futuro es alentador y desde ya es un ejemplo para sus dos hermanos.
Alexia mira con atención la mano de Jay y ríen.
-Una luz -dice mi pequeño con alegría. Miro su mano para toparme con las figuras de luz que hemos pegado en la pared de arriba de su habitación, seguramente una se cayó y Hay la tiene con él.
-¿Has hablado con Marcel? -pregunta mi esposo
-Sí, dice que Kim espera con ansias su fiesta de cumpleaños.
Amara y Marcel tuvieron hace casi un año su pequeña niña y nuestro amigo no puede estar más feliz. Esa niña es hermoso con su piel color caribe y su cabello afro. Es una mimada, pero la queremos demasiado.
-¿Kara y Willian irán?
-Will la está cuidando, ya que es su último semestre de embarazo, pero ella quiere ir. Ya sabes que lo hará aun si mi hermano se opone.
-¿Cuánto le falta?
-Menos de tres semanas. Kara está feliz por la llegada de Aiton, seré la tía más chocha, otro varoncito en la familia. -hablo besando la cabeza de Jay.
Agarro el control de la tele mientras pongo un programa para mis dos enanos y cierro mi computadora. Es un final largo y expenso, esto no termina aquí.
Bajo por un poco de leche caliente para los niños y subo con sus vasos. Fresa para Alexia y Vainilla para Jay.
Beso la cabeza de mi príncipe mientras agarra mi mano y toma su leche. Alexia por su parte solo cruza su pierna y toma su leche. Jay bosteza y quita su leche mientras pone su mano en mi pecho y pide que sobe su espalda, lo hago y poco a poco pierde la conciencia. Alexia por su parte está recargada en el pecho de su padre y está a punto de caer dormida al igual que su padre.
Espero por lo menos veinte minutos mientras los cobijo y beso sus frentes.
Camino al cuarto de arte y saco mis cuadros. Es una habitación amplia que Damon diseño para mí. Descansan algunas pinturas de mi autoría y quiero acabar con mi colección. Abro el pequeño sobre que llego a la casa hace días.
La academia de arte quiere exponer mis obras y yo no puedo negarme a esta oportunidad. Luego de mi casamiento con Damon las cosas para la prensa se fue revelando, ellos sabían quién era yo, pero yo nunca recordé.
Años de ese terrible altercado contra mí y las secuelas están hasta el día de hoy. Los recuerdos nunca volvieron ni con terapias y medicación. Pero lo había analizado varias veces y el no tener la memoria intacta ayudo a mi corazón a sanar. No era malo, me había alegrado recordar los momentos más felices de mi vida, la mirada de Damon, sus besos, Alexia yendo a verme cuando no podía mover mi cuerpo, el nacimiento de Jay, la graduación de Lucas, eso era lo único que necesitaba para saber que mi vida era perfecta.
Los cuadros de la habitación eran casi en honor al hombre que amaba. La colección llevaba un nombre que sabía y Damon lo recordaba, sabía de él porque fue el quien e conto como nació el nombre de mi hija.
Alex
También supe que hay secretos y cosas que los seres humanos queremos mantenerlos en secreto. Es nuestro pasado pero ¿y si no queremos recordar? Había entendido tanto a Damon, que nunca pregunte sobre sus años atrás. Lo amaba como era y no me importaba su pasado, quería ser parte de su presente y eso estaba haciendo. No iba a preguntar más sabiendo que eso abriría su herida. Eso formada parte de él y si él no quería hablar de ello, yo comprendería eso.
A eso le llamaba madurez, yo lo llamaba aceptación.
-¿Bella? -su voz interrumpe mis pensamientos y pongo mi mano en el pecho. Me he asustado.
-Pensé que dormias.
-No sin ti a mi lado.
Sonrió dejando mis pincelas en la mesa y camino a su lado.
-Vamos -exclamo tocando su mano.
Su risa llega hasta mi mejilla y levanta mis muslos en sus piernas.
-¿Quién dijo que vamos a dormir? Quiero un cuarto hijo Bella, lo conseguiré.
Acaricio su boca con mi lengua.
-Suerte con ello -menciono coqueta.
-Bella -gruñe amenazando mi boca.
-Damon -exclamé besando sus labios.
------ Disculpen por perderme estos días. Pero no podía dormir y menos escribir.
