Capítulo 5. Conociendo a mi Jefe

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Me remuevo por todos lados y aun no consigo encontrar la posición adecuada para viajar cómoda.

Anton ya está en Nevada, por lo que me ha tocado viajar sola y estoy que ya no soporto este viaje, mi cuerpo me duele, la comida es un asco, lo único que quiero es ya llegar.

Al cabo de unos minutos, logro quedarme dormida.

.........

-Gracias - cierro la puerta del taxi y me dirijo al hotel, uno muy fino por cierto, me acerco a la recepción y pido mi habitación.

Subo por el ascensor y llego al cuarto piso, coloco la tarjeta en mi habitación y voy de lleno a la cama. Sin duda este viaje no ha sido nada placentero. Tengo la mitad de mi cuerpo adormecido y acalambrando.

La llamada de mi celular hace que me despierte.

-Hola

-Amelia, ¿Cómo estás? ¿Ya llegaste?

-Señor Kampmann, estoy bien, acabo de llegar, estoy en la habitación 401.

-Solo Anton, Amelia por favor dejémonos de formalidades.

-Lo lamento, solo Anton será entonces.

-Bien, captas el mensaje, eso me gusta, bien Amelia, ¿te parece si nos vemos en el restaurante del hotel en 20 minutos?

-De acuerdo, ahí nos vemos

Apago mi móvil y me coloco un conjunto de ropa más cómodo.El clima es espectacular en este momento, así que decido colocarme un pequeño vestido floreado, ya que el sol se puede apreciar desde la ventana. Peino mi cabello en una cola de caballo, y arreglo me desecho maquillaje.

........

-Puedo ayudarla en algo -pregunta uno de los meseros

-Espero a alguien, no se preocupe - lo veo sonreírme e irse

-Amelia - la voz de mi jefe, hace que gire mi cabeza por un momento, para luego encontrarme con un feliz Anton, viniendo hacia mí.

-Anton ¿Cómo estás? - saludo

-Excelente, comemos algo.

-Claro.

Hacemos nuestro pedido, y felices empezamos a devorar la comida.

-¿Tenias hambre?

-Se nota - me sonrojo.

-No es eso, bueno si - sonríe.

-Debo sentirme mal, por eso.

-Creo que debes sentirte feliz, a los hombres nos encanta que las mujeres coman, yo por mi parte odio que solo coman ensaladas y cosas así, me gustan las mujeres que no tienen prejuicios ni nada, las que se aman como son, como tú por ejemplo - un tomate, estoy hecho un tomate, como puedo responder, ante semejante cumplido de mi jefe.

-Supongo, que gracias - respondo apenada.

-No supongas, es la verdad, Amelia - sonrió, no sé de qué manera, pues estoy muy nerviosa

-¿Cuándo es el evento? - cambio de tema

-Bueno el evento, empieza hoy en la noche, y culmina el sábado. El tema a tratarse es la beneficencia, serán tres días de subastas, rifas y más. Habrá incentivos y premios, es algo muy divertido, y claro está, con un buen objetivo.

-Eso suena increíble, cubriré todo lo necesario, te lo aseguro.

-Amelia, eso no tienes que decirlo, confió en ti y en tu talento -me sonrojo - Gracias - Oh, por cierto, me tome el atrevimiento de comprarte tres vestidos para estos días Amelia, es importante que los lleves puesto, pues ahí habrá gente del medio.

-De acuerdo, no te preocupes.

-Amelia, lamento mi imprudencia, pero segura no nos habíamos visto antes.

-Lo juro - levanto mi mano, sacando una sonrisa por parte de Anton - Lo lamento Anton, pero tu cara no se me hace familiar.

-Sí, es solo que......tu cara se me hace muy familiar, pero lo siento, no te quise incomodar. Te veo en la noche, iremos juntos al evento.

-Entonces, hasta la noche.

Un knockout al corazón ®( EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora