Capítulo 41. No es hora

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¿Qué hago?

-Hola -hablo contestando a Kara, pero entonces suena un poco de ruido y música de fondo.

-¿Kara?

Pero nada todo de fondo suena de una manera extraña, como si alguien estaría entrenando o algo así.

-¿Kara estás ahí?

-Amelia, abre -suena la voz de Anton.

Me doy cuenta que tal vez y a Kara se le marco mi número por error y no insisto más, pero una voz resuena y me dice:

-Están mejor son ti, deja de molestar.

Ni siquiera logro identificar la distorsionada voz, cuando la llamada se corta.

-Amelia, abre por favor.

-Mnn, no estoy en casa.

-Aja, y ¿Cómo puedo oírte?

-Mnnn, tal vez porque eres psíquico.

-Amelia...

-Vale, vale -hablo desesperada y con temor al ir a la puerta.

Con mucho cuidado abro el pestillo y un hombre con terno, simpático, me espera ahí.

-Hola -saludo tímida.

-¿Hola? ¿Eso es todo lo que dirás?

-Mnn. ¿buenas tardes?

-¿Ya?

-Bueno es la seis, será de noche en poco tiempo.

-Amelia... - me reprende.

-¿Qué?

-¿Por qué no fuiste a la oficina?

-No....no me sentía bien -aclaro la voz.

-¿Y qué tenías? -dice viéndome desconfiado.

-Mnn, ya sabes: dolor ...de cabeza.

-¿Y porqué estas bien ahora?

-Porque tome una pastilla -es lo primero que digo dándome cuenta de mi error.

-¡Ajá! -me acusa. -las mujeres embarazadas no pueden tomar pastillas sin antes consultar con su médico, y como yo soy tu medico nunca recuerdo haberte medicado algo.

-De acuerdo...¿Qué quieres? -hablo cabizbaja.

-Hablar contigo.

-Bueno.. Dime

-¿En el pasillo?

-No, no. Pasa.

Entra a mi departamento y cierro la puerta enseguida. Cuando regreso a ver Anton está sentado en los muebles de mi sala como si fueran de él.

-Entonces...... - digo mientras me siento a metros de él en el mismo mueble.

-Entonces, solo actuarás rara porque te confesé mis sentimientos.

-¿Qué? No estoy rara -de defiendo y ya puedo escuchar a mi mente llamándome mentirosa.

-Amelia -dice agarrando mi mano. -Yo de verdad no quise ser imprudente, es solo que creo y necesitabas saber que.....que me estoy enamorando de ti, si es que no lo estoy ya. Tu eres todo lo que quiero en una mujer, eres independiente, te llevas bien con mi hija, no eres interesada y mi hija te ama ¿Qué más puedo pedir?.

-Anton....

-Sé que tu no sientes lo mismo que yo que, de cierto modo sigues pensando en él, pero yo te puedo y quiero hacerte feliz -agarra mi vientre -a las dos.

-No..

-¿Qué? ¿Acaso no quieres que me haga cargo de Alexia?, de verdad sigues pensado que el padre es el que engendra y no el que cría.

-No, es decir....yo, yo tengo miedo -puedo hablar con el corazón roto y unos sollozos en mis ojos.

Sus brazos me acogen y me consuela como si lo estuviera haciéndolo con Camila. -Eres fuerte Amelia, no tienes idea de lo valiente que eres. Eres la mujer que salió adelante después de todo, eres una guerrera, bonita. Lo eres.

-No me lastimes Anton, por favor. -lloro.

Un knockout al corazón ®( EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora