Capítulo 35. Acaba

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POV Amelia

Ni siquiera sé cómo me siento, nada en mi está bien. Lo sé. Lo noto, no solo yo sino que los demás también, yo soy una persona alegre, pero a la vez las cosas por más pequeñas que sean me afectan mucho. Demasiado diría yo.

Miro por la ventana la nieve espesarse en la calle y sonrió por la hermosa vista que el cielo me está regalando. Son las dos de la mañana y no puedo dormir. Nunca puedo, solo que por está vez pude salir a mirar mi alrededor. Damon ha salido con los chicos a una fiesta de inauguración de su marca, yo no me sentía bien y el pareció compréndelo, así que luego de tanto insistirle, se fue.

Todo ahora parece afectarme más, no sé si fueron las palabras de mi madre, pero sus acciones me dan miedo. Siempre pienso en que si decido hacer algo que no le guste, saldré perjudicada.

—Hola bebita ¿te desperté? —le hablo a mi vientre cuando siento sus movimientos.

>>Vas a ser una niña muy bonita. No sabes cómo espero poder jugar contigo o mirar tu carita. Siempre me pregunto cómo serás, como te verás.

—Pero que patética......— una voz me sobresalta y me levanto de inmediato.

—¿Mamá?

—No pensarás que esa cosa podrá oírte —señala mi vientre.

—¿Qué haces aquí?

—Vine a que hablemos.

—No tenemos nada de qué hablar, por favor vete —casi tiemblo al decir eso.

—No te pregunte hija, solo te dijo que vine a que hablemos. Sabes una cosa Amelia, si hay algo que odio, es que me lleves la contraria..

—Vete por favor, Damon no tardara en venir.....¿Cómo entraste? —pregunto asombrada luego de analizar que  la puerta debe tener alguna clase de seguro.
 
—Ni te emociones que el bastardo ese salió al último y se olvidó de aldabar.

—¡No hables así de él! ¡vete!

—Tranquila que no vine a buscar peleas hija, solo quería saber cómo vive mi hija.

—Ya las viste, ahora vete —escucho un ruido.

—¿Quién esta contigo?

—Nadie.

—Iré a ver.

—No, te quedas aquí y punto —agarra mis brazos.

—Que viniste hacer.

—A liberarte hija. Nada más –sonríe.

—Vete.

—Ya nos vamos. Haremos lo correcto hija. Siempre lo correcto.

—¡Vete!

—Descansa.

—Te odio...cuanto te odio.

—Prefiero que me odies a que me ames. Después de todo el odio es el sentimiento más fuerte que el amor.

La veo salir de la casa y escucho los pasos de más personas con ella, salgo corriendo a mi habitación, ya que estaba en otro de los cuartos de la planta de arriba y cuando entro al cuarto, no hay nada.

......

Me remuevo incomoda en la mesa y mi hermano me abraza.

—¿Qué paso enana?

—Nada, solo me duele un poco el pecho.

—Vamos al médico —se levanta de la silla.

—No, Damon, solo es un poco de dolor ¿Sabes para que mi madre nos llamó?

Un knockout al corazón ®( EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora