Todos estamos en camino a la casa de Anton, son casi las ocho de la noche y tras hablar y rogarle a este hombre el permitirle ver a mi hija nos hemos encaminado para ir junto a ella.
Los padres de Amelia también quieren verla, y lo más seguro es que como es costumbre no nos dejen pasar a ver a Amelia, así que dejando la mitad de mi corazón en la clínica, me dirijo donde ahora se encuentra mi otra mitad: donde mi hija.
Mi camioneta lleva a Lucas y a Kara en ella, mientras que Willian viaja con sus padres y Anton con uno de sus choferes. Marcel ha tenido que salir de la clínica así que por esta vez no nos acompaña, pero ha prometido verla después.
El camino a pesar de que no dura más de treinta minutos, se torna largo y misterioso. ¿Cómo será ella?, esa pregunta me la hice desde que supe que será una niña, pero por mis malas decisiones al querer negarla me ja hecho pensar en que ella, sea como sea, será perfecta para mí. Mi niña, Mi princesa....
Un portón grande nos hace aviso de que hemos llegado, y con la seguridad de la casa me doy cuenta que mi hija no puede vivir en un mejor lugar...por ahora.
Tras una explicación de Anton a la seguridad podemos pasar y estacionar cada uno de los vehículos. Lucas se baja inmediatamente y yo junto a él. ¿Cómo es posible que toda esta gente conozca a mi propia hija antes de que su mismo padre?....tal vez por mi error. Corrección, fue por mi error.
Willian se baja junto a sus padres y caminando a la casa, el silencio es lo único que nos acompaña....solo eso.
A pesar de que Anton tiene dinero, el lugar parece ser muy tranquilo y con un estilo no muy exagerado. Inmediatamente a lo que entramos una pequeña risa suena en todo el lugar y mi corazón se detiene ante el hermoso sonido. <<Es ella, mi hija. Mi Alexia>>
-Señor -exclama una señora de unos cuarenta años.
-¿Cómo está?
-La niña Camila ha logrado hacerla reír un poco, pero no ha querido tomar su mamila y no ha dormido en todo el día.
-Voy a verla.-No se preocupe, ya voy por ella.
La señora sale de ahí para dirigirse al lugar donde las pequeñas risas resuenan, e inmediatamente se calla haciendo ahora oídos a un agudo y desgarrador llanto.
Anton se agarra la cara y puedo ver como limpia una lágrima de su ojo, mientras que Willian se traga las gotas saladas que caen de su rostro. Yo simplemente espero poder verla y amarla como lo hago aun sin conocerla.
-¡Papi! -corre una niña pequeña de no más de siete años. Se lanza hacia Anton y pregunta por Amelia haciendo que todos en la sala nos decaigamos.
>>Alexia quiere a Amelia y ella no está. ¿Por qué no viene a verla papi?¡Joder!, esta niña quiere hacer que acabe con mi vida ahora mismo.
-Amelia está un poco enfermita princesa, ya verás cómo se recupera y viene.
-Yo iré a verla papi, seguramente con los dibujos que hicimos se animé.
-Si princesa, debes ir a verla y llevarle todos los dibujos que hiciste y los de Alexia también.
-Si papi. -Exclama feliz pero un llanto me alarma y mi vista se centra en la señora que carga en brazos a mi hija.
Mi hija, la niña más hermosa que mis ojos han visto. Si cara es redonda y con mejillas regordetas y rosadas, su cabello es rizado y casi naranja, pero lo que me alarma mucho más son sus ojos....sus ojos tan grises como los míos,.
-¡Oh por Dios! -el padre de Amelia derrama una lágrima al ver a mi hija, mi niña. Y ahí caigo en cuenta de algo, ella es casi igual a la niña de mis sueños, ella es mi Alexia, la niña de mis ojos.
Su llanto no cesa y con su manito en la boca llora derramando pequeñas lágrimas que hacen que sus ojos se tornen rojos.
-¡Mamá! -grita llorando y me quedo en estado de shock.
-Tiene tus ojos. -menciona Kara, quien limpia sus lágrimas.
-No llores Alexia, te presto mi pony si quieres. -dice la hija de Anton.Me quedo quieto sin reaccionar, y en un jodido impulso me acerco donde ella para cargarla, pero solo recibo un rechazo, cuando mi hija vira su cuerpo eligiendo a la señora en vez de a mí.
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Un knockout al corazón ®( EDICIÓN)
RomanceOBRA REGISTRADA: 1805267192111 -Fíjate por donde andas niña - dijo una voz fría cuando uno de mis hombros choco con su pecho de acero. -Lo siento - tartamudee al ver sus enormes ojos grises clavados en los míos. -Sí, como sea - susurro antes de dej...