Capítulo 36. Seguir

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—Alexia cariño, no lastimes a mami —le hablo a mi vientre de cinco meses.

—¿Alexia se mueve mucho? —pregunta Camila.

—Solo un poco hermosa. ¿Cómo vas con tu dibujo?

—Bien. ¿Por qué no vives aquí Amelia? —pregunta la niña inocente.

—Camila —dice Anton desde a puerta.

—¡Papi! —salta ella a sus brazos.

—¿Cómo se portó está princesa?

—Como siempre. Bien. Creo que no hay ninguna queja.

—Quiero que Amelia sea la que me cuide papi, con ella me divierto y veo películas. Le gustan las princesas como a mí.

—Cariño...

—Y quiero que viva en la casa, así cuando nazca la bebe podré jugar con ella.

Miro a Anton y él a mí;  sonreímos.

—Iré por mis cosas, niña linda —beso se frente cuando me mira desde el piso.

—¿Podemos ir por un helado?

—Irás con tu papi, hermosa, yo ya debo de irme.

—Por fis, solo un helado.

—Cariño....

—Por fis Amelia, tú me dijiste que no tenías nada que hacer. Por fis.

—¿Quieres ir? —me pregunta Anton.

—Está bien. Iré por mis cosas.

Coloco mis manos en mi vientre cuando una patada de Alexia me duele.

—¿Cómo está ella?

—Bien, es una niña un poco inquieta.

—Como su madre.

—¡Oye!

—Gracias por cuidar de Alexia este día. No sabes las cosas enormes que debo hacer.

—Para mí es un honor. Además así no me siento tan sola —hablo recordando este último mes, donde varias cosas han cambiado para mí. Para empezar el vivir sola, me tiene con los pelos de punta, si ganó un buen mensual, pero aun así debo ahorrar para las cosas de Alexia y su clínica. Sé que tengo un fideicomiso de la abuela, pero prefiero reservar ese dinero para emergencias. Mientras tanto me he tenido que limitar en mis cosas, para salir adelante.
 
......

—Amelia dijo que Alexia le pateo muy fuerte hoy día papi. Dile que no lo haga.

Anton me mira y yo me sonrojo.

—Díselo papi. Tu eres más grande a ti de seguro te hace caso.

—Cami, no creo....

—Díselo papi por fis, así ha Amelia no le duele cada vez que lo hace. Un semáforo nos detiene y Anton me mira y se acerca a mi vientre.

—Alexia no deberías patear a tu mami tan fuerte, cada vez que lo haces le duele, princesa.

Se retira de mi vientre y me mira sonriendo.

—Listo Amelia, seguro que con la reprimenda de mi papi, Alexia no volverá a lastimarte.  —  La inocencia de esta niña es tan grande que de verdad sonrió ante sus hermosos actos de paz y sin maldad.

—Gracias Cami, seguro y Alexia dejará de hacerlo.

—Sí. Mi papi es el mejor.

......

—¡Mira un payaso! —sonríe Camia al ver su helado de esa forma.

—Un rico payaso —digo y ella ríe.

Un knockout al corazón ®( EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora