Capítulo 30. Sorpresa, sorpresa

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Me remuevo incomoda en la cama, ya mi vientre no es para nada plano y el no tener a Damon aquí es más que malo. Hace unas horas se despidió de mí ya que junto a los chicos fueron a comprar algunas cosas para fin de año, que de la casualidad y es en tres días.

Decido ponerme algo abrigado, ya que el frio es más que tremendo en este tiempo. Bajo las escaleras y como algo liviano ya que no tengo mucha hambre, paso la gran parte del tiempo entre películas y llantos (por las películas), si lo sé, soy una llorona. De hecho siempre fui medio sensible, pero con el embarazo soy mucho más. Entonces mi celular suena.

-Hola.

-Hola Amelia.

-¡Anton! ¿Cómo estás?

-Bien, llamaba para desearte un feliz año.

-Anton, pero ni siquiera es primero de enero.

-Lo sé, solo necesitaba hablar contigo.

-Anton....yo

-No, no me malinterpretes por favor, es solo que.....bueno ya sabes quería saber del bebé.

-¿Del bebé?

-Sí ya sabes ¿Cómo va todo?

-Va muy bien Anton ¿Cómo está Camila?

-Feliz, siempre me pregunta por ti.

-Es una hermosa.

-Sí, lo sé. Espero y estés bien Amelia.

-Yo igual Anton, hablamos pronto. Cuídate.

-Igual tú.

Cuelgo el celular y me acomodo en el mueble, me percato de que ya son casi las 12:30 así que inconscientemente recargo mi cuerpo en la almohada y me hundo en un sueño profundo.

Unos ruidos me alarman y entreabro un poco mis ojos, pero unas caricias vuelven hacer que me duerma de nuevo.

-Bella.

-Mnnn -me remuevo incómoda.

-Bella, despierta.

-Un ratito más.

-Bella, despierta, debes de comer.

-No tengo hambre.

-Vamos Amelia, levántate.

-Sólo si me cargas.

-Amelia -gruñe.

-Ya dije -abro los ojos y lo veo.

-Bien, si eso es lo que quieres -suelto un agudo grito cuando mi cuerpo es elevado entre sus brazos y sonrió feliz cuando los chicos nos ven desde el umbral de la cocina.

-Will -estrecho mis manos como niña y él sonríe y me carga también.

-Eres una pequeña traviesa -besa mi frente y me deposita en el suelo.

-Era mejor en el aire.

-Vamos a que comas pequeña.

-¿Qué compraron?

-Comida Mexicana -miro a Lucas y este alza las manos y sonríe.

-Bien, comeré unas quesadillas.

-¿Qué hora es?

-Casi las cuatro rojita.

-Vaya, sí que he dormido.

-Sí, pareces un oso dormilón rojita, por cierto, tienes corrido el delineador.

Hago un gesto de sorpresa con mi cara y corro al espejo de la sala, pero me doy cuenta de que mi cara a pesar de que he llorado, no está llena de pintura de cara <<Gracias delineadores y rímel anti agua>>

Un knockout al corazón ®( EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora