Capítulo 54. luz en el camino parte 1

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Maratón parte 2/3

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—Pollo. —todos sonreímos mientras vemos como Alexia aún sentada desde el suelo juega con uno de los tantos peluches que le hemos comprado.

Dos meses ya desde que Amelia está en la clínica, dos meses de iba y vuelta sin ninguna clase de vida para ninguno de nosotros.

Dos meses, desde que no he visto sus ojos ni una sola vez. ¿Ha sido difícil?, sí, más que difícil...ha sido muy complicado. En el mes y medio Anton me permitió traer a Alexia a casa, ahora mi pequeña está a mi lado...está en el lugar donde nunca jamás debe irse.

Kara y Macel viven enamoraos de ella..y quien no. Alexia puede parecer una niña mimada al principio, pero ya conocindola cambias de expectativa. Ella tiene ese don, el don de lograr amarla con tan solo verla. Siempre tan feliz y picarona...aunque debo admitir que enojada no es la mejor niña.

Mi hijo por su parte ha vuelto a la academia, pero ahora viene casi todos los fines de semana a casa....Mi tiempo pasa del hospital a la casa y viceversa, He querido contratar a alguien quien me ayude con Alexia pero Kara me ha estado ayudando mucho. Desde su pelea con loba ha resultado lesionada en su hombro y por ello ha dejado de entrenar. Willian por su parte ha vuelto a entrenar suave luego de su lesión y Marcel ha cambiado bastante, siempre está al pendiente de mi pequeña y aunque me resulto muy raro al principio hoy sé que Alexia es tan importante en su vida como todos nosotros.

Kampmann ha sido un apoyo fundamental con mi hija y aunque ha resultado más que complicado el desprenderse de ella, ha entendido que lo mejor para ella es estar con su familia. La psicóloga nos ha recomendado estar muy al pendiente de ella y estoy feliz de que así sea. Alexia crece cada día mas y aunque sigue preguntado por su madre se ha acostumbrado un poco a su ausencia.

Amelia, he sido intervenida ocho veces, tres de su pierna, tres de su brazo y dos de su cabeza. En las próxima semana se viene la tercera intervención y sabemos que con ella mi Bella será despertada...!Al fin!, pero no nos quejamos, he sido la mejor respuesta que ha tenido en este tiempo. Por otra parte en solo tres semanas mi hija ya cumple nueve meses y el pensar que ahora es mi Bella la que se pierde de sus momentos, me tiene roto.

Piensa positivo, solo esas palabras han sido las únicas que me han ayudado a salir adelante.....la esperanza definitivamente es lo último que se pierde.

—Debo ir a ver a Amelia. —Me levanto y de inmediato mi pequeña me mira. Hace un pequeño puchero y su labio empieza a temblar haciéndose entender que no me quiere lejos de ella. Debo admitir que el rechazo de Alexia me hizo sufrir demasiado, pero en este tiempo ella se ha apegado mucho a mí.

Sus manitas se extienden y con lágrimas en los ojos me pide que le cargue.

—Eres una consentida. —hablo levantándola de su alfombra con juguetes. —Vamos te cambio ese pañal.

Camino escaleras arriba y no puedo evitar pensar en cómo mi vida ha cambiado. Yo, una persona fría y directa, cambiando pañales. Quién lo diría, la vida misma se encarga de con el tiempo revelar tus personalidades y despertar el lado paterno que todos tenemos.

La habitación de Alexia la han amueblado de una manera que me encanta, no es el típico rosado, es más bien una mescla de entre morado y turquesa, <<como que me agrada demasiado>>. Tiene su cuna blanca, su armario, su cambiadora, sus juguetes, su gran oso de peluche de dos metros que su tío le dio y varios adornos en la pared. Hace solo unas semanas cuando mudamos todo a mi casa, descubrí que las pinturas de Amelia son asombrosas, cada una de ellas dedicada a su hija. Su habitación entonces está llena de ellas y de las fotos que tomaba mi Bella....todo es perfecto, como ella.

—¿Mamá?

Mi hija clava la mirada en mí, cuando una de las tantas fotos de su recámara que muestra a mi chica con mi hija. La foto es más que hermosa, las dos viéndose a la cara y Alexia de tan solo unos meses. Esa foto fue una de las pocas que mi Bella había imprimido, sin duda alguna su talento se nota en cada pieza.

—Si princesa.

Ella solo me mira y sonriéndome abraza mi pecho. ¡Joder que afortunada soy!, mi pequeña tiene el cariño de ella, es la única persona que me ha dado la paz en estos momentos.

Luuu

—Tu ñaño está estudiando. —hablo mientras acomodo su cuerpo para cambiar su pañal. Durante los minutos restantes me encargo de limpiarla como mi hijo me ha enseñado y ya una vez cambiada, bajo con ella para calentar su leche.

—¿Tette?

—Sí, vamos hacer tu leche.

—¡Pollo!

Ese nombre me causa risa, ya que llama así a la pequeña vaca que Kara le he reglado. Caliento su leche mientras la siento en su silla y ella feliz me mira coqueta.

—Deja de hacerme esos ojos. Cuando seas grandes no miraras así a ningún hombre.

—Ya comenzamos. —me regaña Kara entrando a la cocina.

—Es mi hija.

—Tu hija, no...

—Yo sé cómo educarla.

—¿Prohibiéndole que mire a los demás?

—Solo me mirara así a mí.

—Aja, sigue soñando.... —me mira y toca mi hombro. —Te noto decaído, sabes que siempre te apoyaremos. Todos los días rezo por Amelia, no soy religiosa, pero en estos momentos pido a Dios que se recupere.

La veo y agarrando el biberón de Alexia me siento cansado en la silla.

—La extraño. Ha pasado quizá y solo meses desde que me enteré de la verdad y creo que eso me está matando.....No puedo seguir así. —coloco mi mano en la frente. —No puedo, siento que mi vida está atascada. He sido fuerte, por ella, por mí . —Miro a mi pequeña quien tiene un juguete en la boca. —Por mi hija, pero ya no doy más. Dos meses sin ella, han sido los peores.

—Ella está luchando.

—Me aterra que despierte, es decir quiero que lo haga, pero ....!Joder Kara!, has oído a los médicos, ella. —suavizo mi voz. —No volverá a pintar, quedará con algunas secuelas en su pierna.... Y todavía no sabemos los daños que ocasionaron los golpes en su cabeza.

—La apoyaremos...

—Eso lo haremos, Yo nunca me alejaría de ella...pero me preocupa la reacción de Amelia, la conozco y sé que pensara que solo es una carga para nosotros.

—No lo será Damon, somos una familia. Tal vez la sangre no nos une, pero somos leales. —se calla. —Al menos esta vez lo intentaremos, apoyaremos a Amelia, tal y como ella lo hizo con nosotros.

.......

—Te quiero Bella....— beso su frente. —Es hora de que despiertes. Nunca olvides que lo primero que verán tus ojos será a mí. —agarro su mano. —Todo saldrá bien...te lo prometo.

—Señor, ya es hora. —me dice Ava.

—Cuídela. —hablo tapando se frente con el gorro.

Salimos por el pasillo empujando la camilla y en el fondo su padre y hermano están ahí. Arturo se acerca a su hija y besa se frente bendiciéndola. Willian le susurra algo al oído y la besa también. Los enfermeros se despiden de nosotros y veo como en ña camilla llevan a mi chica con ellos.

<<Solo quiero que la salven>>

Hace ya tres meses que atacaron a mi Bella y las investigaciones del caso siguen abiertas. Nadie ha encontrado nada, y lo peor de todo es que no hay testigos ni nada por el estilo.

Caminamos a la sala de espera y nos sentamos los tres ahí. Anton vendrá en unas horas, según se le abandonar la empresa por tanto tiempo le está pasando factura, y por esa razón ha estado ausente. Lo he visto muy poco y con las ojeras que trae he decidió no preguntas, lo que me parece ser chistoso es que lo que comenzó con un auspicio y luego rivalidad, termino ahora con un compañerismo.

El café es mi único aliado, el dormir para mi es imposible, además de que tener a Alexia en casa me tiene contento, pero a la vez muy ajetreado, los bebes sin duda son una responsabilidad enorme.

En el transcurso de algunas horas, llamo a Kara y Marcel para saber de mi hija y me alegra saber que está bien. Hace solo una semana que ya aprendió a gatear y su adrenalina nos sorprende, parce que nunca se cansa, siempre con más energía que todos nosotros.

—¿Cómo estás?. —pregunta Willian a su padre.

—Sobreviviendo.

—Me enteré que mandaste a Alished de casa. ¿Es verdad?

—No soy nada de esa señora. —habla frio Arturo.

—Ni tú, ni nadie.

No hablo, no comentó, lo menos que quiero es más momentos de frustración en este momento.

—. Me ha dicho el medico que luego de la operación despertara en unas 72 horas. Al fin la podremos ver....al fin podremos pedirle perdón.

—Sí, ya quiero que despierte mi niña mimada. —habla Arturo. —Quiero que sepa que en muy poco tiempo me jubilare y podré pasar con ella como algún día se lo prometí.

—Si papá, ahora todos cumpliremos nuestras promesa y no dejaremos a mi hermana. Solo falta que despierte.

Un knockout al corazón ®( EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora