Capítulo 55. Reacción

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POV AMELIA

Hay algo que a lo largo de la vida, la gente aprende, vive, escucha, mira y piensa. Luego del sufrimiento, de las malas noches, de las lágrimas, viene la paz y felicidad...solo que en mi caso, eso se convirtió en nada...

......

El sonido de la máquina que se mantiene a mi lado, es muy fuerte y molestoso. La ventana de mi habitación, refleja una mañana tranquila. Los señores de bata de mi alrededor revisan varias cosas de mi lado y yo solo puedo preguntarme. ¿Qué pasa?

—Amelia.

Intento que mi cuerpo reaccione, pero nada pasa. Admito que tengo gran parte de mi amortiguada, pero lo menos que espero que racionen a algo.

—Señorita Hamilton.

Me duele un poco la cabeza, pero sé que talvez y ahora mismo la gente que me atiende este haciendo algo por ello. No los conozco y eso me asusta mucho.

—Amelia... — dice una voz cálida a mi lado. Miro a la mujer de azul y sus ojos me miran triste. ¿Quién es Amelia? — ¿Cómo te sientes?.

Algo a mí se traba en mí, intento mover mis labios, pero me es imposible. Mi garganta no emite sonido alguno y me desespero haciendo que las lágrimas salgan de mis ojos. La mujer me mira y acaricia mi cabeza como si entendiera.

—Todo estará bien. Solo debes descansar.

Muevo un poco mi cabeza y miro a los hombres de bata viéndome asustados y muy serios. Uno de ellos susurra algo en el oído del otro y este solo me mira.

—Señorita Hamilton. ¿Sabe que día es hoy?

Nada....todo está en blanco

Me quedo estática, ya que no puedo mover la cabeza.

—De acuerdo, si sabe pestañee dos veces y si no hágalo dos veces.

Pestañeo dos veces y el me mira. — ¿Sabe cuál es su nombre? . —Miro a la mujer y recuerdo que Amelia me ha llamado.

Y lo hago una vez.

El hombre empieza con una serie de pregunta y yo niego todas ella. No sé qué pasa, ni quien soy. La mujer de mi lado, me dice que me tranquilice y tras empezar a sobar mi cabeza, termino cerrado los ojos.

..........

—¿Por qué no podemos verla?

—¡Es mi mujer!. ¡Exijo verla!

—Señor, le hemos dicho no una ni dos veces que eso por ahora es imposible.

—¡¿Por qué?!

—Porque no sabemos su pronóstico todavía y como se sabe, ella no los recuerda. Si entran ahí harán que su cerebro se confunda. Y no queremos una crisis más.

—¡¿Si está dormida. Puedo verla?!. —hablo esa voz calmada.

—Señor...

—He esperado meses para verla, y ahora que despertó no me puede hacer eso.

—De acuerdo, pero solo si está dormida. —habla el hombre rindiéndose.

Cierro mis ojos al sentir como la puerta se abre y escucho como unos pasos se acercan. Regulo mi respiración y trato de saber que paso, que talvez ese hombre pueda llenar los espacios en blanco de mi mente.

—Diez minutos. Ninguno más

—Si, si. ahora vete.

Un suspiro sale de un hombre y después escucho la puerta cerrase.

Mi cuerpo está un poco tenso. No quiero llorar, pero impotencia es lo único que siento. Unas manos grandes tocan la mía y con cuidado la suben a su mentón. Una barba de algunos días me recibe ahí y yo no dudo en mover un poco mi mano.

—¿Estas ahí?

No respondo...bueno, tampoco puedo. Pero me da miedo abrir los ojos.

—Bella. ¿Estás despierta?

Me da pánico abrir los ojos, no quiero verlo. No quiero más sorpresas.

Un knockout al corazón ®( EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora