Capítulo 29. Escuchas

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Tenía que admitirlo.

Avery era buena. Y completamente correcta en cuanto a nuestros padres.

Después de pasar la noche juntas un par de veces, nuestros padres dejaron de llamarnos. El plan funcionó. Yo estaba nerviosa como el infierno,
sin embargo, en la noche de nuestra primera fiesta de pijamas falsa. Avery tenía previsto pasar la noche conmigo (traducción: Gavin), y era una bola de nervios.

—Enderézate —gritó ella en el otro extremo de la línea.

—Estoy tratando —le contesté, paseando por mi habitación.

—Mis padres no van a llamar, Anastasia. No hay ningún problema.
Tomé una respiración profunda.

—No soy buena con los engaños, Avery.

—Entonces comienza a ser buena —espetó. Y entonces oí su rabieta en el
teléfono—. De todas las malditas chicas escogí para ayudarme con mi plan de libertad a. . .

—¡Oye! ¡Espera un minuto! Puedo hacer esto. —No creía una palabra de eso.

—No tienes que hacer nada. Simplemente relájate. Eso es todo —respondió Avery—. Me tengo que ir. Estoy donde Gavin.

—Dile que dije hola.

—No. —Y luego la línea se cortó.

Colgué el teléfono y me encerré en mi habitación. Me quedé allí toda la noche, excepto para ir al baño. Era ridículo e infantil, pero tenía miedo. Y seguí sintiendo miedo todo el fin de semana hasta que Avery me envió un mensaje para decirme que estaba en casa. Era sábado por la noche, y me explicó todas las cosas que hicimos juntas cuando falsamente pasamos la noche juntas. En lugar de responder
a través de texto, sólo la llamé.

—¿Cómo se supone que voy a recordar toda esta mierda? —espeté.

—Ni siquiera es mucho. Y de todos modos, no importa. No es como si mamá te preguntara mañana en la iglesia. Ni siquiera nos sentamos cerca de ustedes.

—Bueno, lo que sea. Creo que dado que pasaste la noche conmigo, debo ser la que invente lo que hicimos así en realidad puedo recordarlo.

Avery se rió.

—Sabes, Anastasia, eres como una muñeca American Girl.

—Avery, cállate.

—No, en serio. ¿Quién tiene el pelo rubio? ¿Es Kristen? ¿Kirsten? ¿Cuál diablos es su nombre?

—¡No soy una muñeca American Girl! —grité en el teléfono.

—Eres una muñeca American Girl, y es por eso que me agradas tanto.

—Bésame el culo, Avery. No soy una muñeca American Girl, y no sé si puedo seguir con esto…

—¿De qué estás hablando? Tú tendrás la siguiente fiesta de pijamas falsa.
Debes estar totalmente emocionada.

—¡No lo estoy, porque no tengo a donde ir y nada que hacer!

—¿Qué pasa con tu cono de helado? Me decías sobre querer ir a tomar un helado.

—Eres una perra.

Avery se echó a reír. No pude evitarlo, reí también.

—¿Quieres que sea una fiesta de pijamas real? ¿Y podemos tomar un helado juntas? —preguntó Avery.

Ella debe haber pensado que era totalmente lamentable. No tenía novio con quien reunirme, ninguna retorcida agenda, sin amigos con quienes salir, como una fiesta. Oh, Dios mío. Me di cuenta de que ¡era una muñeca American Girl!

Y lo odiaba. Jodidamente lo odiaba.

—Puedes tener la siguiente —le dije—. No tengo nada que hacer. Sólo tienes
que ir a ver Gavin otra vez.

— ¿Anastasia? Deja de sentir lástima por ti misma. Vamos a tener una fiesta de pijamas real para que puedas salir de tu casa. No es gran cosa. ¿De acuerdo?

—Está bien.—Y solo pienso que eres en parte una muñeca American Girl —continuó Avery.

—Lo que sea. Ya lo dijiste —murmuré

—. Y es verdad de todos modos.

Avery pasó los siguientes diez minutos tratando de explicar cómo el ser parcialmente una muñeca American Girl era realmente una buena cosa. Escuché educadamente.

Cuando colgamos, mis pensamientos se desviaron de inmediato hacia el Sr.Grey si él pensaba que yo era como una muñeca American Girl. Y
entonces me pregunté por qué iba siquiera a saber qué era eso.

Recordé el CD que me prestó.

Se convirtió en un ritual nocturno para reproducir “Medianoche en un Mundo Perfecto” justo antes de que me quedara dormida. Miré la hora.

Todavía temprano, pero no había nada más que hacer, así que pulsé PLAY en el equipo de música y me metí debajo de las sábanas. Sabía que estaba mal, pero me imaginé al Sr.Grey en la cama conmigo, sosteniéndome, mientras tratábamos de entender todas las diferentes partes de la canción. Y entonces él me susurraba al oído que era una canción perfecta para escuchar en una noche perfecta al lado de una persona perfecta. Yo sólo le creí a medias. Era
una canción perfecta. Y podría ser una noche perfecta. Pero estaba lejos de ser una persona perfecta....

Grey El Profesor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora