Capítulo 88. kate lo sabe...

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—¿Segura que debo decirle? —le pregunté a Avery a través del teléfono.

La ansiedad me consumía.

Solo era valiente en los momentos en que me convertía en mi estrafalario alter ego.

Ahora volvía a ser la Anastasia que temía que kate hablara

—¿Qué clase de pregunta es esa? —preguntó Avery. —Claro que debes
decirle. Tiene derecho a saber.

—Pero no sé si ella dirá algo. —discutí.

—Mierda. ¿Por cuanto tiempo has conocido a esa chica?

—Pero creo que ella está más que nada molesta porque ya no somos
amigas—seguí.

—Maldita sea, crece Anastasia, —esperó Avery. —Esa chica tiene algo contigo, y esta cabreada.

—Eres una idiota si piensas que no le dirá a tus padres. Por otra parte.

—¿Por otra parte? —le pregunte.

—Sí, “por otra parte”, tu pequeña perra. Mira, no es mi culpa que vosotros dos no podáis conteneros en público.

—¡Nosotros no estábamos haciendo nada! —lloré.

—Peleaste. ¡Y dejaste que besara tu mejilla, Anastasia!

No dije nada.

—¡Él tomo tu mano fuera del cine!

—Está bien, —ladré. —Cometí un error.

Hubo una breve pausa antes de que Avery hablara.

—¿kate dijo algo sobre
mí?

Mi corazón se detuvo inmediatamente.

—No.—Fue el peor intento de sonar
indiferente.

—¿Qué fue lo que ella dijo? —Avery preguntó.

—Nada.

—¿Qué fue lo que dijo, Anastasia? —demandó Avery.

Tome un profundo respiro.

—Ella piensa que eres una mala influencia. Sabe que nos escapamos y hacemos cosas, y que nos cubrimos la una a la otra. — solté.

Otra pequeña pausa.

—¿Se lo dijiste?

—Lo juro por Dios, ¡que no dije nada Avery!

—Debo irme. —eso fue repentino. Avery sonaba asustada.

—No, Avery, por favor.

—Anastasia, te lo juro por Dios...

—¡Por favor escúchame! ¡No sé cómo ella lo descubrió! Yo no he dicho nada.—empezaba a llorar. Se sentía como la cosa más natural.

—Estoy tan muerta —susurró Avery.

Apenas la escuche, pero lo escuche, y mis suaves gritos se convirtieron en
completos sollozos. El ruido llenaba el silencio en mi habitación, y sabía que estaba experimentando la antesala.

La apertura de la sinfonía de Beethoven, golpeando fuertemente, donde el público contiene la respiración a lo largo de toda la canción, rezando por la esperanza de una conclusión rápida y contundente.

A ellos no les importa cómo termine.

Ellos solo necesitan parar la carrera de sus corazones.

Necesitan tomar un nuevo respiro.

Para sentirse normales otra vez.

Pero no seríanada fácil y no sería bonito, y ellos lo sabían.

Grey El Profesor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora