Capítulo 23. Haciendo buenas hobras 3

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—Está bien. Ya repartí las listas de “cosas por hacer” para todos los adultos. Es súper importante que ustedes obtengan todos los elementos de la lista marcadas antes de que el sol se ponga. Tenemos seis casas, gente. Podemos hacer totalmente esto—dijo Avery.—Ahora escuchen sus equipos. Equipo 1: Sr. Sunder,
Dean, y kate. Equipo 2: Sr. Wallace, Adrian, y Lizzie. Equipo 3: Sr. y Sra. Rollings, Seth, y Abbey. Equipo 4: Sr. y Sra. Clemish Grayson, Toby, y Amber...

Escuché pacientemente por mi nombre, feliz de haber evitado ser
emparejado con kate y su mamá, pero mis nervios crecían cada vez más por los nombres que aún no han sido llamados.

—... Equipo 7: Sr. Grey, Tate y Anastasia...

No sabía si desmayarme o chillar. Tampoco sabía que no debería hacer y giré la cabeza cuando un coche pasó. Buena distracción. Exactamente lo que necesitaba para mantener mis emociones bajo control. Por desgracia, no había nada que yo
pudiera hacer con mi rostro sonrojado.

Tate se me acercó y dejó caer su brazo sobre mi hombro.

—Anastasia Steel. La más linda ex convicta en toda Atlanta—dijo.

—Asqueroso. Suéltame — le contesté, empujando su brazo.

Tate era un canalla, pero él pensaba que era un buen operador. Él nunca se burló de mí por mi reformatorio juvenil, pero le gustaba constantemente recordarme lo atractiva que era, y más aún por el tiempo que pasé en la cárcel. Al
parecer, le gustaban las chicas malas.

Me hizo preguntas de vez en cuando acerca de mi tiempo en la cárcel, pero yo no lo haría participar en la conversación. No quería decirle nada, por temor que la información no le cambiaría en nada, sino que lo encendería y lo harían aún más desagradable.

—Así que, ¿Cómo era la comida en el reformatorio? — preguntó.

No le hice caso.

— ¿Tenías como un receso u hora de recreo? O ¿cómo se llame? ¿Actividad Física?

Aun ignorándolo.

— ¿Las chicas se duchan juntas? ¿Se ayudan a lavarse entre ustedes?

—Tate, cállate.

—Hola chicos—dijo el Sr. Grey, acercándose a nosotros.

—Hey—dijimos al unísono, y yo rodé los ojos.

—Tate, no creo que jamás te haya visto en Crestview —dijo el Sr. Grey.

—Yo no voy allí. Voy a South Hampton—respondió Tate.

— ¿La escuela preparatoria de la que siempre se habla en los periódicos? —Preguntó el Sr. Grey.

—La misma —Tate respondió, mirando con aire de satisfacción.

Me olvidé de mencionar que Tate iba a una de las escuelas secundarias
privadas más caras y prestigiosas de Atlanta. Su familia se encargaba de la misma, supongo, que le daba licencia para actuar como un idiota. En su mayor parte él era inofensivo, pero temía que un día él pusiera su boca sobre la mía sin permiso, simplemente porque no se le ocurriría preguntar primero.

—Bueno, me imagino que trabajas muy duro—dijo el Sr.Grey.

—En realidad no—respondió Tate.

El Sr. Grey me miró y me sonrió.

Él sonrió como si supiera lo que estaba pensando. Nos mostró a Tate y mí nuestra lista de “cosas por hacer”. Nosotros, junto con el Equipo 2, nos encargaríamos de la casa de Fanny Burken.

—¿Listos? —Preguntó el Sr. Grey.

Asentí con la cabeza y lo seguí por la calle a la casa número 536.

—Tate, mi Volkswagen negro está justo bajando la calle. ¿Te importaría conseguir mi bolsa de herramientas? — Preguntó el Sr.Grey, tendiéndole las llaves del coche.

Tate asintió y salió, moviéndose sin sentido de la urgencia o la atención.

—Mandó a un tonto ir a buscar algunas herramientas—le dije.

—Claro.

El Sr. Grey se rió entre dientes.

—Ese era el plan—Él me guiñó un ojo.

Parecía estar siempre guiñándome un ojo. Oh, ¿qué diablos? Le regresé el guiñó, y él me miró sorprendido. ¿No esperabas eso, Sr.Grey?

—Sr. Grey, ¿por qué se ofreció como voluntario en este proyecto del
grupo de jóvenes? —Le pregunté, mirando a Tate pasear con seguridad en la carretera.

—Sólo estoy tratando de involucrarme—respondió el Sr. Grey.

—Sí, pero hay un millón de organizaciones de servicios en la que usted podría participar ¿Por qué nuestra iglesia? Quiero decir, ni siquiera es miembro, ¿no es así?

—Estoy sintiendo como que no me quieres aquí—dijo el Sr. Grey.

—¡No! —¡Agh! Esa reacción fue demasiada obvia. —No, no es eso. Sólo por curiosidad, eso es todo.

—Bueno, si quieres saberlo, sólo estoy intentando algunas cosas. Para ver lo que me gusta. Para ver si hay un lugar para mí en tu iglesia.

Tenía que darle crédito. Él era bueno. Pero no le creí ni por un segundo que quisiera encontrar un lugar en mi iglesia. Algo más estaba pasando, y porque me sentía una innegable atracción hacia él, supuse automáticamente había una
atracción en su extremo.

Él se había ofrecido hoy por causa mía. Eso es lo que decidí creer. Para alguien que no era generalmente llena de sí misma, hoy me estaba reventando.

****

Fanny Burken era una dulce anciana que vivía en una pequeña casa con dos luces trabajando. A pesar de que mantenía la casa limpia, estaba cayendo en el abandono. Nos enteramos de que su hijo murió recientemente en un accidente de
moto, y él era su única familia. Ella no podía llegar a las luces del techo para cambiar las bombillas y no tenía nadie que la ayudara a mantener la casa.

De inmediato: Entré en modo de Operación Reparar y le pedí a Tate que cambiara todas las luces de la casa. Luego me fui al baño y fregué desde el suelo al techo. No sé por qué. El baño estaba limpio, pero creo que mi tiempo en el reformatorio me acondicionó en limpiar baños cuando necesitaba trabajo que hacer. Me tomó una hora y media, y no me importó.

Reuní toda la ropa con la ayuda de Fanny y comencé el lavado, y luego ayudé al Sr. Grey arreglar algunas tuberías con fugas.

—Anastasia, mi llave está en el bolsillo lateral de mi bolsa—dijo, acostado sobre su espalda con la cabeza baja el fregadero de la cocina.
Jugué a la asistente mientras Tate calafateaba la bañera de Fanny y
cementaba algunos azulejos.

El Sr. Grey tuvo que mostrarle cómo ya que Tate nunca había hecho un poco de trabajo manual en su vida.

—¿Es esta? —Pregunté, levantando una herramienta con un accesorio
circular en el extremo....

Grey El Profesor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora