Capítulo 40. Primer Beso

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Papá me creyó cuando le dije que me iba a encontrar con Avery después de la escuela en Starbucks para trabajar en el próximo proyecto del grupo de jóvenes del servicio comunitario.

Era miércoles por la tarde, y le dije que no me esperara en casa hasta las siete. El grupo de jóvenes fue cancelado ya que el Pastor Allan estaba enfermo.

Estaba segura de que papá no me dejaría volver a casa tan tarde ya que teníamos la cena cada noche a las 6.30, pero dijo que estaba bien, e incluso me dijo que saludara a Avery de su parte.

Por supuesto puse al día a Avery sobre esto, así ella hizo planes con Gavin.
Teníamos una regla: nos contábamos la una a la otra lo menos posible sobre nuestros encuentros clandestinos y con quién eran, pero siempre nos
asegurábamos de tener nuestras historias sobre las cosas que hacíamos cuando estábamos “pretendiendo” estar juntas.

—Bueno, tuviste tu habitual “mocha latté” y yo tuve un café negro, —dijo
Avery por teléfono mientras yo conducía a la casa del Sr. Grey.

Quiero decir de Christian.

—Asqueroso. ¿Tomas café negro?

—Sí —respondió.

—¿No pone eso pelo en tu pecho?

—Eres tan linda, Anastasia. Me encanta todo sobre ti —contestó Avery.

Me reí.

—Ahora, el proyecto más reciente es un banquete que estamos montando
para el centro de ancianos en Chastain Road.

—¿Es un proyecto real o uno falso?

—Uno real, sólo no he comenzado a organizar nada todavía —respondió
Avery. —Pasamos sobre posibles fechas y horas, y te pongo a cargo del entretenimiento.

—¿Qué? No sé cómo entretener a la gente mayor —argumenté.

—Entonces pregúntale a tus padres. Estoy segura de que pueden ayudarte con algunas ideas —dijo Avery.

Solté un gruñido.

—Te enviaré un mensaje con fechas falsas que consideramos antes de las
siete de hoy. ¿Es cuando dijiste que tenías que estar en casa?

—Sí.

—Está bien —respondió Avery. —¿Y Anastasia?

—¿Sí?

—La próxima vez, dame una advertencia, ¿de acuerdo? Hubiera sido agradable conseguir cera — dijo Avery.

—¿Eh?

— Cera, Anastasia. Buen Dios. ¿Sabes? ¿Esa cosa pegajosa caliente que te
arranca el vello?.

—¿Usas ceras? ¿Cómo en tus cejas?—Pregunté, entrando en una plaza de
aparcamiento en frente del edificio de Christian.

—Sí, como mis cejas. Y en mi coño, también —respondió Avery.

Estuve a punto de dejar caer el teléfono.

— ¿En serio?

—Sí —dijo— ¿Por qué estás actuando tan sorprendida por esto? ¿Quién
diablos no lo haría?

—No lo sé —murmuré, mirando entre mis piernas.

Avery se rió entre dientes.

— ¿Ha estado el Hombre Misterioso ahí abajo ya?

¡Ella sabía que me estaba mirando a mí misma!

—¡No!—Grité. — ¡Y no hay hombre misterioso!

—Lo que sea. Te voy a dar un consejo.

Grey El Profesor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora