Capítulo 12.

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El Sr. Grey asintió.

—No me importa que llores en mi pañuelo, Anastasia .

Quería que él dejara de decir mi nombre tanto, que dejara de ser tan amable. Es inadecuado, y me di cuenta que me gustaba demasiado. No quería acostumbrarme a la bondad de un hombre que se suponía iba a estar mínimo en mi vida.

—¿Anastasia? ¿Estás lista? —Preguntó papá.

—Sí —le respondí. —¿Um, papá?

—¿Sí?

Pensé en presentar al Sr. Grey a mi padre, pero pronto cambié de opinión. Ellos se dieron la mano y habló. Tal vez papá sabía que era mi profesor de matemáticas.

— Uh, ¿podemos ir a buscar comida mexicana? —Le pregunté en su lugar.

— No.

Por supuesto, yo ya sabía que papá diría que no. Me encanta la comida
mexicana, y él la odiaba, así que nunca la comemos. Nunca.

Me di la vuelta para decirle adiós al Sr. Grey. Estoy segura de que tenía
decepción escrita por todo mi rostro.

Estaba cansada de escuchar la palabra “no”.

La escuchaba todos los días, sobre las cosas más insignificantes.

¿Puedo ver (1)Crónicas Vampíricas?

No.

¿Puedo saltarme la cena?

No.

¿Puedo tomar un paseo por el barrio?

No.

No podía respirar por los “no” apilados encima de mí, presionando en mi corazón, sofocando mi cerebro, por lo que era imposible tener pensamientos positivos.

[(1) Nombre de la serie basada en los libros The Vampire Diaries de L.J. Smith en España.]

Miré de nuevo al Sr. Grey, dándole una expresión de “bueno, ahí lo
tienes”.

Él negó con la cabeza ligeramente y se encogió de hombros, en silencio
diciendo; “Oye, qué vas a hacer, ¿verdad?”

—Adiós, Anastasia —dijo el Sr. Grey.

Le ondee la mano y seguí detrás de mis padres y mi hermano fuera del
santuario.

____* * *___


Me quedé muy sorprendida cuando el Sr. Grey colocaba una bolsa grande
en la mesa delante de mí en la cafetería. Todo lo que podía hacer era mirar el nombre del restaurante impreso en el frente; Moe Southwest Grill.

—Tu padre dejó esto para ti en la oficina. Yo estaba allí, así que le dije que te lo llevaría—explicó el Sr. Grey.

Era un gran, gorda mentira. Papá nunca en un millón de años me llevaría el almuerzo.

—¿Vas a comer? —preguntó, tomando el asiento a mi lado.

Lo único que pude hacer fue asentir y mirarlo. El Sr. Grey se rió entre
dientes y metió la mano en la bolsa, sacando papas fritas, salsa y un gran burrito.

—Tu padre te consiguió uno de pollo —dijo. — Con guacamole. —Sonó más como una pregunta.

—Me gusta el pollo —le contesté. —Y me encanta el guacamole.

—Bien. —Parecía aliviado, como si consiguiera mi orden correcta.

Miré a Nicole y a Riley que empapaban sus platos con piezas de lasaña poco apetitosas de la cafetería. Volví a mirar a mi comida sabiendo que nunca podría comerlo todo. Sentí un ligero murmullo en mi estómago algo que no había sentido en mucho tiempo pero no era el tipo de hambre que podría atiborrarme toda esta comida.

—¿Les gustaría un poco chicos? —Pregunté.

Me miraron y fruncieron el ceño.

—No voy a ser capaz de comerlo todo —le dije. —Nicole, dame tu cuchillo.

Ella me lo entregó, y corté mi burrito en tres piezas antes de recordar al Sr. Grey

.—No quiero nada —dijo el Sr. Grey, cuando me disculpé con él. —Pero
gracias, Anastasia.

No sabía por qué no quería nada de los alimentos que él pagó. Y no sabía por qué la trajo para mí en primer lugar. ¿Me vi tan desesperada y decepcionada en la iglesia ayer cuando papá rechazó mi sugerencia de almuerzo?.

Traté de ignorar lo extraño que era la situación y le pasé a Riley y a Nicole un pedazo de mi burrito. También empujé las patatas fritas y la salsa en el centro de la mesa. Todos nos
acercamos más juntos para llegar a las patatas y la salsa y en el proceso,
accidentalmente le di un codazo al Sr. Grey.

Murmuré una disculpa, y luego
mordí la mejor comida que he comido en la escuela.

____* * *___

Decidí que lo más cortés era darle las gracias al Sr. Grey por comprarme
el almuerzo, pero estaba demasiada avergonzada para hacerlo cara a cara. En cambio, ignoré la conferencia de historia en el sexto período y le escribí una nota de agradecimiento.

Hubiera sido mucho mejor en un papel de papelería y no en uno de mí cuaderno, pero no podía ser exigente si quería dárselo a él al final del
día. Lo vi salir de su salón de clases al comienzo del séptimo período, y me deslicé dentro de forma rápida para colocar la nota doblada en su escritorio. Me apresuré a salir del salón antes que regresara; no quería ser sorprendida en el acto. Traté de
ignorar el aleteo de mi corazón cuando me lo imaginé leyendo la nota antes de la clase;

Estimado Sr. Grey,
Gracias por traerme el almuerzo hoy. Sé que no era de mi papá. Él nunca haría algo agradable para mí tan pronto después de mi “gran error”. Además, odia cualquier alimento que se asemeja a la comida mexicana. Ahora que lo pienso, no creo que mi padre nunca haya puesto un pie en el interior de Moe. Creo que mi pregunta es, ¿cómo tiene tiempo para ir recogerlo cuando enseña una clase antes del almuerzo? ¿Tal vez usted tiene poderes secretos que yo no sepa? En cualquier caso, me pareció un gesto muy amable. Supongo que ayer en la iglesia le parecí muy
decepcionada por no conseguir mi comida mexicana. Será mejor que tenga cuidado. Puede encontrar otras razones para verme “decepcionada” eso podrían incitar a su generosidad. ¿Llorar por la calificación de un mal examen sirve de algo?

Atentamente, Anastasia...

Grey El Profesor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora