Capítulo 57.

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—¿Cómo?

—No sé. Solamente lo es.

—Vas a tener que hacerlo mejor que eso —dije.

—No quiero ser quien te enseñe a hacer eso —soltó él.

—¿Por qué?

—Porque me hace sentirme culpable.

—¿Por qué?

—¡Jesús, Anastasia! No lo sé.

—No tomes el nombre del Señor en vano —contesté automáticamente.

—Oh, hombre. Bien, ese es el porqué —dijo, y apartó mi mano, cerrando la cremallera y abrochando sus pantalones.

—¿Qué? ¿Por qué soy cristiana? ¿No puedo tocarte o hacerte correr porque soy cristiana? —No estaba alterada cuando lo dije.

Estaba confundida.

Realmente quise entender de donde procedía.

—¿Por qué no regresamos al trabajo? —sugirió Christian, recogiendo su
bolígrafo.

—¡No! —Grité, y azote el bolígrafo directamente de su mano.

Este voló a través del cuarto y golpeó su pantalla plana

—. Lo siento —mascullé.

—Anastasia, eres adorable, y quiero mantenerte así —dijo Christian, mirándome de frente.

Sacudí mi cabeza.

— Aún no sé lo que eso significa.

—Si me tocas, cambiará las cosas —dijo Christian.

—¿Qué? ¿No seré la inocente Anastasia más?

—Bueno, sí.

—¿Comprendes cómo de estúpido suena? me has visto desnuda —dije.

—Sé eso.

Silencio.

—¿No quieres que te toque? —pregunté suavemente.

—Sí —contestó Christian igual de suave.

Agarró la parte de arriba de sus muslos mientras lo dijo, como si las palabras doliesen al salir de sus labios.

—Todavía seré inocente. No es como si me fuera a dar la vuelta para tocar y pajear a un montón de tíos. Sólo serías tú. Siempre.

Christian asintió.

—Mírame —exigí. Él lo hizo—. ¿Cómo esperas tener alguna vez sexo conmigo si no me dejarás tocarte? Tienes que darte a mí como me doy a ti. No es equivocado. Ni sucio. No me cambiará de un modo malo. Me acercará más a ti. Y eso está bien, ¿no lo crees?

Entonces vi la tensión de su cuerpo escaparse. Él en realidad se hundió un poco más profundo en el canapé mientras asentía.

—Eres tan interesante y profunda —dijo él después de un rato.

—¿Y puedes creer que solo tengo diecisiete? —Bromeé.

—Eso es lo que me gusta de ti, Anastasia. Definitivamente tienes diecisiete años en muchos aspectos. Te gustan tus pequeñas revistas de moda, el chismorreo y las compras. Y me encanta oír todo eso. Pero también tienes la sabiduría y la
madurez que pocas muchachas de tu edad tienen. Me gusta esa dicotomía.

—¡Conozco esa palabra! —bromee.

Christian sonrió abiertamente.

—Es por eso que eres irresistible. Es por eso que me enciendes.

Grey El Profesor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora