Capítulo 30.

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—¿Dónde está todo el mundo? —pregunté, metiendo la cabeza en la puerta en la tarde del martes.

—No habrá tutoría hoy. Tengo una cita con el médico —respondió el Sr. Grey

—. ¿Se te olvidó?

—Ohhh, eso es cierto —dije.

Mi corazón se llenó con emoción instantánea.

¡Dos horas! ¡Todas para mí! Papá no necesitaba saber que la sesión fue cancelada. Prácticamente babee a la idea de tiempo no supervisado para mí misma. ¿Dónde puedo ir? ¿Al centro comercial? ¿Una película, quizás? Tal vez sólo conduzca por
allí, dirigiéndome a ninguna parte en particular, solo feliz de ser libre, aunque fuera por un corto período de tiempo.

— ¿En qué estas pensando,Anastasia? —preguntó el Sr. Grey.

Negué con la cabeza.

—Buen intento —dijo.

Mi rostro estalló en la sonrisa más amplia.

—Tengo dos horas. —Respiré, ojos
grandes y vidriosos. Como si estuviera en un sueño-un demasiado-bueno-para-ser-cierto maravilloso, delirante sueño.

— ¿Para qué? —preguntó el Sr. Grey.
Negué con la cabeza.

—Eso no es importante. No me importa lo que haga con
tal que haga algo. ¡Dos horas!

—Anastasia, creo que lo más inteligente sería ir a casa. —Dijo el Sr. Grey.

Lo miré como si me defraudara.

—No.

—Si tu padre se entera de que no había sesión de tutoría hoy y que no estás en casa, las cosas podrían ponerse feas muy rápido —dijo el Sr.Grey.

Estaba instantáneamente cabreada.

— ¿Entiende que no tengo libertad? Mis padres me vigilan como un halcón, temen que vaya a caer con algún otro mal grupo y robar a otra tienda de alimentación. Esta es probablemente la única vez durante
todo el año que voy a ser capaz de ir a alguna parte o hacer alguna cosa de la que ellos no sabrán nada. Y no dejaré pasar esa oportunidad. —Era una completa mentira, pero ciertamente no necesitaba saber mi arreglo con Avery. Y de todos modos, no necesitaba que fuera mi maestro en estos momentos.

Necesitaba que él fuera un simpatizante.

El Sr. Grey sonrió con cansancio.

—Solo odiaría que perdieras tu
privilegio de conducir. —Y luego añadió en voz más baja—. Odiaría no verte después de la escuela los jueves.

Estaba sorprendida.

No podía creer que dijera eso.

¿Por qué odiaría no verme
los jueves? Se dio la vuelta y siguió empacando su morral. Tiró de la correa a través de su cuerpo, luego cerró y bloqueo los cajones de su escritorio. Rondé en la puerta
esperando a que él me mirara. Se tomó su tiempo ajustando el morral, mirando a todas partes excepto a mi dirección.

Me impacienté.

— ¿Por qué? —le pregunté.

— ¿Por qué qué?

— ¿Por qué odiaría no verme en la tutoría los jueves? —No podía creer mi propio valor.

El Sr. Grey me miró la cara.

Y entonces sus ojos viajaron a un lugar justo por encima de mi cabeza.

—Matemáticas. Porque estás fallando. Y me gustaría verte mejorar.

Exhalé.

Me sentí como un neumático que había sido perforado, implacables
uñas, desinflando rápido y duro hasta nada.

Pero sus ojos se movieron, mi cerebro me decía. No te desanimes. Sus ojos se movieron.

—¿A dónde piensas ir? —preguntó el Sr. Grey, caminando hacia mí.

—No sé —contesté, tratando de ocultar mi decepción.

Sin importar lo que me dijera mi cerebro. Sin importar que el Sr. Grey no me pudiera mirar a la cara
cuando él obviamente me mentía.

Quería escuchar la verdad.

—. Tal vez una película.

El Sr. Grey miró su reloj de pulsera.

—No hay suficiente tiempo.

Asentí.

—Tal vez el centro comercial entonces.

Hizo una mueca.

—¿Por qué todos quieren ir allí?

—No lo entenderías —le dije—. Es cosa de adolescentes.

Él se rió entre dientes.

—Fui un adolescente, también, una vez.

Me encogí de hombros.

—¿Te gusta ese CD que te presté?

—Sí. Probablemente debería devolvérselo, ¿eh? —Me reí con nerviosismo.

Había tenido su CD por semanas con planes de regresárselo.

No quería.

—Que sea por el tiempo que desees.

—¿En serio?.

—Sí. Y si te gusta eso, hay una tienda de música independiente en Roswell
Road que vende un montón de ellos. No está a más de cinco minutos de aquí. Puedes ir a escuchar algunos discos. Completamente diferente experiencia. Puede gustarte. Y sería mucho mejor que perder tu tiempo en el centro comercial —sugirió.

—¿Qué es un disco? —pregunté en broma.

El Sr. Grey rodó los ojos.

—No soy mucho mayor que tú. ¿Y qué rayos sucede con los jóvenes, nunca han oído hablar de la música en vinilo?

Me reí.

—En serio, nunca lo he hecho.

—Entonces tienes que ir. Escucha cualquier cosa. Ni siquiera me importa, siempre y cuando se trate de un LP....

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Hola ... que historias an leido de Grey de las que e subido en mi perfil...?

Grey El Profesor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora