Capítulo 1 parte 2.

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.-¡Vuelve al trabajo! ¿Qué piensas que es esto? ¿La hora social?.-y luego se
giró hacia el hombre.

.-Lo siento, señor. No se supone que esas chicas molesten a alguien.-dijo
ella. Se dirigió a mí otra vez.-Alguien no debe estar hambrienta para la comida.

Retrocedí con indignación. Ellos no pueden no alimentarme, ¿no?.

.-Es mi culpa.-dijo el hombre.-Yo le hablé primero. Ella dijo que no tenía
permitido hablarme, pero la presioné. Completamente mi culpa.

La oficial Clements presionó sus labios. No creo que le creyera, pero asintió de todas formas.

.-Limpiarás los baños del juzgado esta tarde.-me siseó.

Por supuesto que iba a limpiar los baños del juzgado. Siempre los limpiaba.

«Medianoche en un Mundo Perfecto» giró la cara. Creo que estaba avergonzado de mí. Estaba mortificada y encolerizada, y elegí el momentoequivocado para poner los ojos en blanco.

.-¿Me estás poniendo los ojos en blanco?.-ordenó la oficial Clements.

-¡No, señora!.-dije.

.-¿Entonces por qué pusiste los ojos en blanco?.-presionó.

.-Sólo estaba pensando en algo.-dije.

-¿Estabas pensando en las malas elecciones que te hicieron aterrizar en un reformatorio?.-preguntó la oficial Clements.

Negué con la cabeza y pensé rápido.

-Estaba pensando en un verso de la Biblia.

-¿Estás tratando de ser una listilla?-.preguntó la oficial.

-No, señora.-repliqué, enojándome.-Realmente estaba pensando en un
verso de la Biblia totalmente.

-¿En cuál?

Respiré profundo y pasé página por el índice de los versos que había memorizado. Admito que yo era bastante oxidada. Normalmente, yo podría escupirlas en segundos siempre las mismas palabras de sabiduría o ánimo.

Estaban incrustadas en mí: era un producto del cliché de una chica que creció en laiglesia, que fue de vacaciones a la escuela de verano católica hasta sexto grado, que
asistió al grupo juvenil en el instituto y cantó solos los domingos por las mañanas.

-¿Y bien?.-incitó la oficial Clements.

Entré en pánico.

Mi Dios, mi Dios, ¿por qué me has abandonado? de todos los versos de la Biblia que había almacenado, ¿es ésa la que me viene a la mente?
La oficial Clements sonrió con malicia.

Se inclinó hacia delante, con su gorda y brillante cara a centímetros de la mía. Susurró para que el joven no pudiera oírla.

-Porque estás podrida. Por eso.-Miré a Converse All Stars. Él lo oyó, una expresión indefensa pintó su rostro.

-Supongo que las mujeres de Atlanta son difíciles.-dije, y me dirigí al grupo de chicas congregado alrededor de la puerta del autobús. Era hora de irse a comer.

Yo ni siquiera tenía hambre.

Si la oficial Clements realmente tenía la intención de negarme la comida, no me importaría. Estaba demasiado humillada y machacada Me di cuenta de que el final de mi sentencia de reformatorio no marcó un punto inflexión en mi vida donde las cosas mejorarían. No había “luz al final de
túnel” para mí. La próxima fase era el colegio y, aunque ya no quería estar atrapada en el reformatorio, no me importaría levantar basura a un lado de la carretera por el resto de mi vida para evitar los pisotones dentro del Crestview High.

Pero como estaba ahora, no había lugar al que huir, ni medios de escape, así que subí al autobús con todas las demás chicas...

Grey El Profesor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora