Capítulo 60. las otras mujeras no importan

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Garabateé en mi cuaderno mientras el Sr. Grey explicaba algo sobre los
límites.

No lo miré ni una sola vez, y mientras temía que la clase sería complicada e incómoda, descubri sorprendentemente que estaba aburrida.

No esperaba que él pidiera perdón en frente de toda la clase, y él no esperaba que hiciera una escena.

Ambos éramos sabios.

Me sentí muy madura en ese momento, después de haber ganado una gran cantidad de perspectiva la noche anterior.

Había llamado a Avery para hacerle unas cuantas preguntas.

— ¿Gavin mira a otras chicas? —pregunté.

—Todo el tiempo, ¿por qué? —respondió Avery.

— ¿No te pones celosa? —pregunté.

—No.

—Eso es imposible, Avery. ¿Ni siquiera un poco? —pregunté.

—Anastasia, los hombres miran a otras mujeres. Sus cerebros están diseñados de esa manera. Así fue como Dios los hizo. Y no hay nada malo, siempre y cuando sean fieles —dijo.

—Bueno, ¿cómo sabes que Gavin te es fiel? —pregunté.

—Porque es un mentiroso terrible. Lo sabría en un segundo si no lo fuera —respondió Avery. Se detuvo por un momento—. ¿Está el hombre misterioso echándole un vistazo al menú?

Solté un gruñido.

—A sólo una parte.

— ¿Entonces por qué te preocupas? ¿Quiere estar con esa parte o contigo?

—Creo que conmigo —repliqué.

—Está bien entonces. Deja de ser insegura. Él sólo está haciendo lo que es natural.

Me encogí de hombros.

—Creo que es una pésima excusa.

Avery resopló.

—No. Lo que es pésimo es estar reprendiendo a los hombres
todo el tiempo por mirar a otras mujeres. ¿A quién carajo le importa? Si él te ama, te ama. Caso cerrado.

Solté un gruñido.

Todavía tenemos que intercambiar los “te amo”

— ¿Ese hombre misterioso te hace sentir especial?

—Sí.

— ¿Te hace sentir hermosa y querida?

—Sí.

—Entonces sobreponte. Él probablemente esté enamorado de ti, y tú estás preocupada por otras mujeres que ni siquiera importan.

— ¿Cómo es que eres tan sabia a los dieciocho? —pregunté.

Quise ser un poco burlona, pero ella contestó con seriedad.

—He leído un montón de revista Cosmo y eróticas —respondió Avery

—. Y la biblia, leo eso también.

—No seas irrespetuosa —dije.

—No lo soy —resopló—. Leo la biblia, putita. Acabo de terminar Gálatas.

Sonreí, pensando en Avery usando las palabras “biblia” y “putita” en la misma frase cuando fui traída de vuelta al presente por la voz del Sr. Grey.

— ¿Hmm? —pregunté.

—Dije que me gustaría que fueras al tablero e hicieras ese problema — replicó el Sr. Grey.

Grey El Profesor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora