Capítulo 49.

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y salió de la habitación, dejándome en la cruda blancura de su cuarto de trabajo, con la tarea de quedarme medio desnuda.

Quería llorar.

Quería matar a Avery.

¿Cómo pude dejar que me convenciera de que me dejara hacer esto? Me quite las bragas y me subí a la mesa, colocando mis manos entre mis piernas mientras miraba el techo, esperando a Luana.

Ella abrió la puerta y por una fracción de segundo estaba mortificada.

¿Que si hay alguien en el pasillo que viera?

—Está bien. Abre las piernas— dijo.

Mi corazón latía rápido.

¿De verdad? ¿Abrirlas sería como estar debajo de esas luces médicas? Esto no era como la visita al ginecólogo.

Al menos tenía papel alrededor de mi cintura así que no podía ver al médico mientras hacia lo suyo.

—Estas bien, abre las piernas— dijo, separando mis piernas.

Cerré mis ojos.

Pensé que podía pedir ayuda.

Además, esas luces estaban
empezando a realmente irritarme.

Mi cuerpo saltó al primer contacto de la cera caliente.

Ella la esparció.

No recordaba diciéndole exactamente lo que quería.

Avery dijo que algunas chicas usan la cera con bikinis. Un Brasilero significa que todo se apaga.

¿Le dije a Luana que quería un Brasilero?

—Respira profundo— dijo Luana
¿Respira profundo? Avery no estaba bromeando. Oh por Dios, estoy a punto de morir… un rasgado y uno fuerte —¡MIERDA!

—Lo sé— Luana rió, y abanico mi vagina.

Ella la abanico.

Y se sintió tan bien.

—Dos veces más es lo malo, luego lo bueno— explicó.

Dos veces más es lo malo, luego lo bueno seguí repitiendo en mi cabeza
mientras seguía arrancando los cabellos de los lados y luego la mayor parte del cabello del montículo.

Presionó su mano contra mi vagina y abanicaba rápidamente. Pensé que debería sentirme avergonzada de que su mano estuviera presionando contra mis piernas abiertas, pero eso tranquilizo el dolor, y no quería
que parara.

Yo estaba sudando en la cubierta de papel.

Podía sentir que mi espalda irradiaba calor como un horno.

—Buena chica.— dijo Luana —.Ahora la parte más fácil.

—¿Cuánto tiempo llevas haciendo esto? —di un grito ahogado.

Ella sonrió.

— Llevo treinta y tres. Llevo depilando desde los catorce.

—¿¡Desde los catorce!?

Sonrió otra vez y volvió al trabajo de quitar todos los pelos errantes. Ya ni
siquiera lo sentía. Usó una lupa y unas pinzas para quitar un par de pelos finos. Todo mientras me explicaba las ventajas higiénicas y sexuales de la depilación.

No entendí nada de eso. También me explico que tenía que cuidar mi piel. No entendía las palabras, o bien las cercanas a ‘’Neospirin’’ y ‘’fluffy poof’’.

Después de que termino me frotó polvo para bebe. Admito que había algo extrañamente erótico en eso, y de repente me di cuenta de por qué Avery era una desviada sexual.

Grey El Profesor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora