Capítulo 92. Matare a Kate

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—Te amo, y voy a cuidar de ti —dijo Christian.

—¿Lo harás?

—Oh sí. Planeo cuidar de ti para siempre.

—Ellos vendrán para llevarme, —solté.

Tenía que decirlo de nuevo para hacer que entendiera.

Ellos tratarían de llevarme lejos de él, y el pensamiento me hizo estremecer.

No podía parar, y Christian aumento la presión sobre mí.

—Bueno, ellos no pueden tenerte, —dijo.

—Vas a tener problemas Christian. Perderás tu empleo. Papá dijo que presentaría cargos. —Mis dientes castañeaban.

—No me importa perder mi trabajo, Anastasia.

—Pero estas ahorrando para la escuela —dije.

—He ahorrado para la escuela. Estoy bien.

—¿Qué pasa con la acusación de violación? —le pregunté.

Odiaba decir la palabra “violación” en voz alta.

—No fue violación, así que no tienes nada de qué preocuparte, —replicó Christian.

—Entonces, ¿Qué quiere decir con que presentara cargos?

—Estoy en una relación con mi estudiante, Anastasia. Eso es lo que quiere decir tu padre.

—Pero fue consensual. Tenía dieciocho—afirmé.

—Eso no importa, —dijo Christian. —Y ¿sabes por qué? nada de eso importa. Lo que importa es que te amo.

Eso no fue suficiente para tranquilizarme, pero pretendería que lo fue.

—Nada va a pasar Anastasia. Estaremos bien—dijo.

—¡Tres semanas! —lloré. — ¡Tres semanas y todo habría estado bien!

Christian me apretó y suspiro.

— Bueno, algunas veces no funciona de esa manera.

—¿Deseas que nunca hubiera pisado tu aula? —le pregunté.

—No puedo imaginar mi vida si no hubieras puesto un pie dentro de mi salón de clases. Bueno, si puedo. Seria aburrida. Poco interesante. Solitaria. Y sin amor.—besó la parte superior de mi cabeza.

—Voy a matar a kate,—dije después de un rato.

—No lo harás.

—La odio.

—Pensó que estaba haciendo lo correcto.

—No es cierto. Ella quería herirme, —contrarresté.

—¿Lo hizo?

—Lo vi escrito en todo su rostro, —explique.

—Supongo entonces que quieres matarla.

Lo mire mal y observe su rostro.

Un lado de su boca se curvo.

—La gente dice cosas como esas, —expliqué tratando de volver atrás.

—Lo sé —contestó.

Ahora lucía una sonrisa completa.

Como si fuera un reto.

—¡Lo haría! — lloré. — Si tuviera las agallas.

Él asintió.

—Si no pensara que me quemaría por toda la eternidad, —murmuré.

—Bueno, todavía planeo matar a tu padre Anastasia. Y no me importar si ardo en el infierno por la eternidad.

Mis ojos se ensancharon.

—Dios puede castigarme, sin embargo, a él le gustaría. No me importa. Llámame loco. Llámame posesivo o inestable o lo que sea. No me importa. Matare a cualquiera que te haga daño.

Lo mire fijamente con la boca abierta.

—Pero te amo y te respeto Anastasia. Y si me dices que no lo haga. No lo hare.

—¡No lo hagas! —espete. —Quiero decir, por favor no mates a mi padre. —instintivamente toque mi ojo. —Es mi padre.

—Es uno malo ahora mismo —dijo Christian.

Quité mi mano y tocó suavemente la piel amoratada alrededor de mi ojo.

—Lo sé Christian. Pero no quiero que vayas a matarlo. Por favor no lo hagas.

—No lo hare. Pero si te toca de nuevo, voy a lastimarlo gravemente. Y tienes que dejarme hacer eso Anastasia. Tienes que hacerlo.

Asentí.

Christian tomo mis mejillas y me atrajo hacia su rostro.

Me beso.

Lento.
Profund

amente.

—¿Qué vamos a hacer? — pregunté luego de romper nuestro beso.

—Ahora solo tendremos que sentarnos aquí. Es todo lo que necesitamos hacer.

Así que me senté en el regazo de Christian hasta bien entrada la mañana.

Hablamos sobre nuestro futuro, y no me asustaba en absoluto estar separada de mis padres.

Sin saber realmente como cuidar de mi misma.

Como me gustaría comer.

Donde quería dormir.

Como haría para pagar la escuela.

Y todas las cosas en las que los adolescentes no piensan: seguro, impuestos, dinero.

No había pensado sobre todas esas cosas.

Pensaba en Christian diciendo una y otra vez “Cuidare de ti.”

Así que deje de escuchar los inevitables golpes en la puerta repitiendo justamente las mismas palabras en mi mente, hasta que se fundieron en mí, convirtiéndose en
una parte de mi masa cerebral hasta que no tuve más remedio que creer en ellas.

Una vez que lo hice, cerré mis ojos.

Y me dormí.


Fin De primera parte...

Grey El Profesor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora