CAPÍTULO 10

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- Feliz cumpleaños - repitió en un susurro y reí - Quiero que seas muy feliz.Le costaba un montón unir las palabras pero aún así me generaba una ternura inmensa.- Dónde estabas? - pregunté en el mismo tono de voz.- No importa - respondió y suspiré - Sabes que te quiero, no?Negué con la cabeza, esto ya era demasiado. En cualquier momento se me saldría el corazón del pecho.- Te quiero - susurró con una sonrisa y dejó ahora un beso en mi nariz, para luego volver a la posición en la que estaba.- Yo... también - solté en un hilo de voz y él sonrió.- Sabías qué? - preguntó aún con una sonrisa en sus labios y negué apenas con la cabeza - Tengo muchas ganas de darte un beso - susurró, poniéndose serio.Yo también, pensé. No era la forma, no era el lugar, no era su estado normal, y no me iba a aprovechar de eso.- Sí? - pregunté nerviosa y asintió, aún con su frente sobre la mía.Sus manos subieron por mi espalda y me tensé. Se acercó y dejó un sentido beso en la comisura de mis labios. Duró una eternidad y la verdad es que no quería apartarlo de mí. Cerré los ojos y le acaricié la nuca con ternura. Era increíble lo que me generaba el contacto de su piel con la mía. Apenas separándose se dirigió a mi oído, mientras yo era incapaz de abrir los ojos, estaba ida. - No te lo voy a dar, pero solo porque me odiaría de por vida si no pudiera recordarlo mañana - susurró y el cosquilleo de mi panza se intensificó.Acto seguido, besó mi cuello con detenimiento, ternura e intensidad. Lo recorrió en su totalidad, dejando un camino de besos a su paso, para finalizar bajo mi otra oreja. Me estaba matando, jamás en mi vida había sentido algo así y recién en ese momento supe que toda esta ansiedad terminaba ahí, en él. Él me generaba esos cambios de humor, esas ganas de llorar sin saber por qué, esa ansiedad incontrolable. Abrí los ojos cuando se apartó y noté cómo me observaba. Atentamente, analizando cada detalle de mi rostro, con una mirada distinta, definitivamente sus ojos estaban prendidos fuego. - Anda a bañarte, Julian, dale - dije con la voz temblorosa y rió.- No quiero.- Largas un olor a alcohol que se siente desde arriba, no seas caprichoso.- Me ayudas? - A subir, si, a bañarte, no - dije y volvió a reír, para luego asentir.Me costó una eternidad apartarlo de mí, y cuando lo hice, simplemente rodeé su cintura con mi brazo y subimos juntos las escaleras, intentando hacer el menor ruido posible. Lo metí a la fuerza en el baño y cerré la puerta detrás de mí. Me dirigí a su cuarto en busca de ropa limpia y agarré lo primero que vi, un bóxer, un short cómodo y una remera blanca. No se qué era lo que usaba para dormir pero eso supongo que servirá. - Te dejo la ropa acá - grité para que me escuche sobre el ruido del agua - Te espero afuera.Cerré la puerta y me senté en el piso, del lado de afuera. Esperé hasta que salió. Se había secado pésimamente y chorreaba agua por todo su torso desnudo, menos mal que le había dejado ropa. Simplemente se había puesto el bóxer. Agarré del piso la ropa sucia y la puse junto a la que estaba para lavar, deseando que a nadie se le ocurriera oler esa camisa. Él me esperaba recostado sobre la pared y sonrió cuando me vio salir del baño. Lo agarré fuerte del brazo y caminamos hasta su cuarto, donde destendí rápidamente la cama para que se acostara. Eso hizo y lo tapé para luego sentarme a su lado, a la altura de su cintura. - Qué loco que estás - susurré y sonrió, cerrando los ojos para disfrutar de mis caricias sobre su pelo mojado.- Qué linda que sos - respondió con los ojos aún cerrados.Esperé a que se durmiera para volver a mi cuarto, no sin antes dejar un sentido beso sobre su frente. Se veía tan relajado e inocente que no podía despegarme de él.

Maldito Destino-Orian- Donde viven las historias. Descúbrelo ahora