CAPÍTULO 28

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- No puedo creer que Pablo lo haya invitado y no te haya dicho nada, cada día más idiota este pibe - dijo Jenny con bronca y me encogí de hombros.

- Es un problema mío, no tenía por que saber que me iba a poner así solo por verlo.

- Y? Qué onda Juli? - preguntó entusiasmada y la miré de la peor forma.

- No sabes lo lindo que está - dije a los pocos segundos, aplastando la almohada contra mi cara.

Ella solo pegó un gritito de emoción.

- Más que la última vez? - preguntó riendo y asentí.

- Tiene el pelito más corto y parece mucho más grande, te juro que casi me viene un infarto cuando lo vi - volví a hundir mi cara en la almohada - Si no fuera por todo lo que pasó entre nosotros y porque estaba con Nico, te juro que no se, no me controlaba.

- O sea que nada? Ni siquiera te lo chapaste? - preguntó incrédula.

- No, tarada, no me escuchas cuando te hablo? - reí - Encima le dije que Nicolás me hace feliz, y cosas así, podes creer lo boluda que soy?

- Ay pobre, sos una forra Oriana - dijo entre risas y bufé.

Me pasé toda la tarde acostada intentando sobrellevar la resaca, mientras mi amiga me taladraba con preguntas cuando en el fondo lo único que quería saber era si Pablo había estado con alguien o si lloraba por los rincones como ella.

- Gorda, preparate porque a la noche tu padre organizó un asado, dice que tiene una sorpresa - comentó mamá emocionada desde la puerta de mi cuarto.

- Qué sorpresa? - pregunté de mala gana y se encogió de hombros.

- Si lo supiera no sería sorpresa.

Se fue sin decir más nada y con toda la pereza del mundo me entré a bañar, mientras Jenny escuchaba música desde mi cama. Mi cabeza daba vueltas y la verdad que no estaba para ninguna cena familiar y mucho menos si había alguna sorpresa, seguro era algún socio de papá o un viaje de último momento que le salió y yo no estaba para viajes ni para nada. Finalmente me arreglé un poco e intenté disimular mis ojeras para luego bajar al jardín junto con mi amiga.

Papá estaba más contento que nunca, le encantaban estas cosas así que intenté simular intriga y emoción, cuando lo único que quería era volver a mi cama y dormir por un año seguido. Con Jenny nos aseguramos un lugar en la mesa y nos sentamos a charlar allí, junto con mamá y Titi que se sumaron al poco rato.

- Bueno, llegó el momento que estábamos esperando - intervino papá con una sonrisa de oreja a oreja mientras todas lo mirábamos intrigadas.

- Basta de tanto misterio por favor, hacela corta - dije de mala gana y rió para luego desaparecer por la puerta que da al interior de la casa.

Creo que estaban todas ansiosas menos yo, que jugaba con el vaso de coca como si eso fuera más importante que lo que nos quería mostrar mi padre.

- Buenas - escuché de pronto y tuve que agarrarle el brazo a mi amiga, disimuladamente, para no caerme.

Qué hacía acá? Por qué sonreía como si nada hubiese pasado y como si todo estuviera bien? Obviamente mamá y Titi corrieron a abrazarlo, no se que tanto lo habían extrañado en dos años. Creo que todos me miraron esperando que me levante a saludarlo, pero yo ni siquiera podía mover las piernas. Finalmente Jenny se levantó sonriendo y me arrastró a mí del brazo. Lo abrazó tiernamente y me dejó parada delante de él, mientras todos miraban expectantes. Se suponía que tenía que abrazarlo? Sonreír? Decirle lo mucho que lo había extrañado?

- Ori - dijo algo tímido y rodeó mis hombros con su brazo derecho para luego dejar un sentido beso en mi mejilla.

Yo aún estaba inmóvil.

- Que lindo volver a verte - dijo haciéndose el boludo y le dediqué una sonrisa bastante falsa.

- Lo mismo digo - me devolvió la sonrisa y supe que lo estaba disfrutando. Idiota.

Se produjo un silencio algo incómodo pero por suerte siempre estaba mi madre para romper el hielo, si había algo que le gustaba hacer era hablar, definitivamente. Nos sentamos todos en la mesa e inconscientemente quedamos enfrentados, por desgracia. No podía parar de mirarlo, aunque quisiera, me era imposible. Estaba muy entusiasmado contándole a mi familia sobre sus primeros días en Buenos Aires y cómo le estaba yendo en la facultad. Yo creo que solo me enfocaba en su sonrisa, la cual seguía intacta, con lo que la había extrañado.

Maldito Destino-Orian- Donde viven las historias. Descúbrelo ahora