CAPÍTULO 22

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Me desperté con un dolor de cabeza indescriptible, sumado al sol que pegaba directamente en mi cara. Él ya no estaba a mi lado, y me bastó con abrir los ojos bien para verlo, agachado, armando la valija.- Hola - dije algo afónica y él largó una pequeña risa.- Cómo va esa resaca? - preguntó divertido y puse cara de asco - Tomá esa pastilla que te dejé en la mesita de luz, te va a hacer bien.Giré la cabeza y vi la pastilla junto a un vaso con agua. Sonreí, siempre tan atento. No demoré nada en tomarla y volví a mirarlo.- Gracias.Levantó su mirada y asintió.- Qué hora es?- Las once - respondió serio mientras seguía doblando y guardando su ropa.- Y a qué hora te vas? - pregunté con un nudo en la garganta.- Después de comer.Asentí. Silencio algo incómodo, él seguía concentrado en lo suyo mientras yo lo observaba atentamente. De repente sacó una remera de la valija y me la tiró por la cabeza. Rió al ver su mala puntería y yo lo miré desconcertada.- Qué haces, tarado? - pregunté contagiándome de su risa.- Quiero que te la quedes, para que no te olvides de mí - dijo serio y me mordí el labio, no iba a llorar, no otra vez.- Nunca me voy a olvidar de vos.- Igual, para que te acuerdes cada vez que la veas - sonrió de costado, apenado.- Tiene tu olor - dije con una sonrisa - Tiene mucho olor a vos, gracias.Sonrió. Lo observé durante varios minutos hasta que se tiró sobre la valija para poder cerrarla y luego se acercó hacia la cama, sentándose a mi lado. Nos miramos a los ojos y no hizo falta decir nada. Hundí mi rostro en su cuello y rodeé su cintura con fuerza, mientras él me abrazaba por los hombros.- No llores, chiquita - murmuró luego de haber llenado su piel de lágrimas.Eso me hizo llorar más, obviamente. Me apartó un poco para poder verme bien y secó con sus dedos las lágrimas que rodaban por mis mejillas.- Te voy a extrañar un montón - dije tartamudeando y él sonrió.- Yo también - respondió mientras acomodaba mi pelo detrás de la oreja - Igual me podes ir a visitar, yo puedo venir, vamos a hablar todos los días...- Más te vale - reí entre lágrimas.- Vas a ver que va a pasar volando el tiempo, cuando quieras acordar vamos a estar juntos de nuevo.Asentí y él sonrió, para luego dejar un sentido beso en mi frente. - Anda a bañarte y cambiarte que tenés un olor a alcohol tremendo - dijo entre risas y le pegué en el hombro.Le hice caso y me fui a bañar, saliendo de su cuarto con la precaución de que nadie me viera, y suspiré aliviada una vez que estuve dentro del baño. Salí a los pocos minutos envuelta en una toalla y me puse lo primero que encontré, justo hoy lo que menos me importaba era la ropa. Guardé su remera bajo mi almohada y me sequé un poco el pelo. Bajé un poco antes del almuerzo y aproveché a ayudar a mamá a poner la mesa, cosa que odiaba hacer. Papá había hecho un asado para despedirlo y ya estaba todo servido. Solo faltaba él. Bajó con el pelo más revuelto que nunca y sonreí, lo que iba a extrañar verlo así, tan natural al despertarse, y siendo como uno más en la familia. Comimos entre risas y anécdotas aunque todos estuviéramos tristes por su partida, digamos que hicimos de cuenta que era un día normal. A eso de las dos de la tarde comenzó a bajar sus cosas y con la ayuda de papá guardaron todo en su auto. Había llegado la hora, y no quería asimilarlo. Salimos todos afuera, incluído Draco, que estaba en los brazos de mi hermana. Nadie decía nada, nadie quería despedirse. La que rompió el hielo fue mamá, quien lo abrazó con fuerza mientras lloraba sin parar. Rodeé los hombros de Titi por detrás, ella también largaba un par de lágrimas. Papá sonreía, aunque sabía que él también estaba triste, le había agarrado un cariño especial. Luego fue su turno, le dio un par de palmadas en la espalda y le despeinó el pelo. Julian se acercó a nosotras a los pocos segundos para agarrar a Draco en brazos y llenarlo de besos.- Cuidame a la fiera - dijo mirándome y asentí, conteniendo el llanto.Lo dejó en el piso para poder abrazarla a Titi, con fuerza. Se querían un montón y de eso no habían dudas, era como una relación de hermanos, y me encantaba. Cuando por fin la soltó, se detuvo delante mío y forzó una sonrisa. Hice una especie de pucherito y lo abracé por los hombros, con fuerza, sin quererlo soltar. Fue lo que faltaba para que mis lágrimas comenzaran a caer como cascada. Él se aferró a mi espalda y la acarició con sus manos intentando calmarme. - No llores, tonta - susurró y me aparté, peinando un poco su pelo hacia atrás. - Cuidate - le dije y asintió con un sonrisa.- Bueno, parece que no me odia tanto - comentó divertido y todos rieron, incluyéndome a mí. Tenía los ojos vidriosos, y se hacía el gracioso para no llorar, lo conocía tanto ya. Finalizó con un saludo en general y se metió adentro del auto. Mamá me abrazaba para que dejara de llorar pero simplemente no podía. Saludó con la mano y arrancó el auto hasta desaparecer de mi vista. Finalmente todos entraron a casa y me quedé sentada sola, sobre el escalón, con Draco que solo quería jugar. Limpié mis lágrimas con la manga del buzo y me crucé de brazos a causa del frío que hacía. A los pocos minutos divisé el auto, su auto, entrando nuevamente por donde había salido hace un instante. Me paré enseguida sin entender nada y él bajó algo acelerado, dando un portazo.- Qué haces? Te olvidaste alg... Agarró mi cara con ambas manos y me besó sin dejarme terminar la frase. No demoré nada en seguirle el ritmo a sus labios. Estaba algo desesperado y yo también, no nos queríamos soltar, no nos queríamos dejar ir. Sabíamos que era la despedida. La última, la definitiva. Mis manos paseaban por su espalda mientras profundizaba el beso. Sentía el gusto salado de mis lagrimas y cómo él con sus dedos intentaba limpiarlas. Nos separamos por falta de aire y me colgué de su cuello, abrazándolo. - No quería irme así, sin despedirme como debía - dijo en mi oído.- Ya está, no la hagamos más difícil - supliqué y se alejó, volviendo a sostener mi cara entre sus manos.Me observó atentamente y terminó dándome un beso bastante más tranquilo y delicado que el anterior.- Basta, por favor, anda - insistí entre sus labios y asintió. Me dio la espalda y volvió a desaparecer en cuestión de segundos. Entré intentando disimular mis lágrimas y enseguida apareció mamá por la puerta de la cocina.- Me explicás lo que acabo de ver por la ventana? - preguntó asombrada y no hice más que correr a sus brazos.La abracé lo más fuerte que pude, lloraba desconsolada y ella simplemente me acariciaba el pelo.- No preguntes, por favor - supliqué.

Maldito Destino-Orian- Donde viven las historias. Descúbrelo ahora