CAPÍTULO 19

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Me escondí detrás de su espalda mientras mi corazón amenazaba con salirse del pecho.

- Eh... no es lo que parece - dijo nervioso - Estábamos...

- Chapando con ganas, sí, ya veo - respondió mi hermana, divertida.

- No vas a decir nada, verdad?

- Obvio que no. Pero si quieren que nadie se entere, les diría que no anden así por la casa, así como entré yo podría haber sido papá...

Temblé de solo pensarlo.

- Gracias - dije, hablando por primera vez.

Se dio media vuelta y desapareció por la puerta entre risas.

- Te dije que era una locura, podes controlarte aunque sea en casa?

- Vos no te negaste tampoco - respondió con una sonrisa, para luego dejar un último beso en mis labios - Igual no me provoques porque no me voy a poder controlar.

- Yo te provoco? - reí.

- Si, me miras así, te mordés el labio, sonreís. Mierda, sonreís, deja de hacerlo porque...

- Porque qué? - pregunté rozando mi nariz con la suya.

- Porque no respondo de mí - susurró a milímetros de mi rostro.

Reí. Dejé un beso en la comisura de sus labios y salí corriendo.

05/06/2012

Aún no puedo descifrar si el hecho de convivir con él es algo positivo o negativo. Por un lado, tengo el privilegio de verlo todos los días, recién levantado, cuando sale de bañarse, durante el desayuno, en el viaje al colegio, en la merienda, cena, y antes de acostarme. Por otro lado, mis padres. Están siempre presentes, por lo que no podemos ni siquiera acercarnos, y delante de ellos simulamos llevarnos tan mal como antes. Tenemos que encontrarnos a escondidas, durante las siestas, en el pasillo antes de irnos a dormir, y en el mismo lugar pero a la mañana. Últimamente mi vida se basa en inventar excusas para salir de casa, y como papá confía ciegamente en él, es el encargado de llevarme y traerme, me acompaña a todos lados, es la única oportunidad que tenemos de estar solos y tranquilos.

- Qué te pasa? - pregunté mientras peinaba su flequillo hacia un costado - Estás como ido.

- Eh? No, no me pasa nada - respondió rápidamente sin ni siquiera mirarme.

No se por qué pero no le creía ni un poco.

Estamos a Junio ya y es probablemente la época más fría en lo que va del año. Frecuentamos esta plaza desde aquellos primeros días de relación clandestina, por así decirlo. Pasaron casi dos meses pero seguimos igual, viniendo acá con la excusa de pasear al perro, pero para poder pasar un rato solos sin tener que preocuparnos por los demás. Tengo mi cara escondida en su cuello y mis piernas sobre las suyas. Muero de frío y él me abraza más fuerte al notarlo.

- Me vas a seguir queriendo cuando esté en mi ciudad? - preguntó de la nada y reí.

- Cómo te voy a dejar de querer porque te vayas? Estás loco?

- Quiero saber qué va a pasar, no se - dijo preocupado y sonreí.

- Te voy a querer siempre, aunque te vayas, no se, a China - acaricié su nuca y forzó una sonrisa.

- Y vamos a seguir hablando?

- Obvio! Qué te pasa Julian?

- Nada, quiero quedarme tranquilo - dijo y suspiré.

- Te voy a esperar. Te voy a esperar hasta que vengas a estudiar acá, hasta que no tengamos que escondernos ni darle explicaciones a nadie. Un año no es nada, vas a ver que va a pasar muy rápido.

Sonrió y acorté la poca distancia para dejar un beso tierno en sus labios, dándole la tranquilidad que necesitaba.

- Igual, no pienses más en eso, todavía no te vas, tenemos tiempo para estar juntos - dije y asintió, desganado.

Llegamos a casa a eso de las seis de la tarde, y como estaba solo Titi, luego de prepararnos un café, nos sentamos a mirar una película, los tres. Con Julian nos acomodamos en el sillón más grande, yo rodeando su cintura con mi brazo, apoyando mi cabeza en su pecho, y su brazo sobre mi hombro. Nos tapamos con una manta y la película comenzó.

Maldito Destino-Orian- Donde viven las historias. Descúbrelo ahora