- No respondiste mi pregunta - dijo en un tono bastante autoritario y suspiré.
- No tengo novio. Ahora decíme vos, qué haces acá, Julian?
Rió y no supe si fue irónico o si simplemente se reía de mí, de todas formas me molestó y lo demostré en mi mirada.
- Me mudé, finalmente - dijo encogiéndose de hombros y abrí mis ojos sorprendida - Me invitó Pablo, perdón, no sabía que venías, como está peleado con Jenny pensé que...
- Vine con Nicolás lo que pasa - dije interrumpiéndolo y tragó saliva.
- Qué onda con ese pibe? - preguntó luego de un silencio algo incómodo.
- Somos amigos, la pasamos bien, me hace feliz, nos queremos - largué aunque probablemente sobria no lo hubiera dicho.
- Ya vi que la pasan bien - comentó de mala gana.
- Y a vos qué te importa? Permiso, me está esperando afuera, nos vemos.
Salí lo más rápido que pude de ese lugar y respiré hondo cuando me volví a sentar a su lado. Bufó cuando vio mi vaso pero no dijo nada y le agradecí, ahora más que nunca necesitaba tomar algo bien fuerte.
- Qué te pasa? - preguntó luego de unos minutos durante los cuales ni siquiera hablaba.
- Sabías que estaba acá? - largué y frunció el ceño - Julian, sabías que venía?
- Lo viste? - preguntó preocupado y asentí - Me contó Pablo que estaba en Buenos Aires, pero no pensé que iba a venir.
- Por qué no me lo dijiste?
- Pensé que no ibas a querer saberlo, o en el peor de los casos te ibas a poner contenta y me ibas a mandar a la mierda - dijo y negué con la cabeza.
- Creeme que si lo hubiera sabido no hubiera venido, no lo quería ver, no estaba preparada creo - dije algo atormentada y me abrazó fuerte.
- Ya está, ahora estás conmigo, olvidate - susurró en mi oído y me aferré aún más a su espalda.
Lo visualicé entre la multitud y volví a temblar. Por qué me generaba estas cosas? Nos miraba serio, apoyado contra la pared, con una botella de cerveza en una mano y un cigarro encendido en la otra. Me separé enseguida de Nicolás y mis nervios ni siquiera me dejaron hablar. Solo alternaba mi mirada entre los ojos de él y los de Julian, los cuales seguían todos mis movimientos.
- Ey, Ori - dijo riendo al ver mi cara, seguro parecía que hubiera visto un fantasma - Estás bien?
- Si, si todo bien... Me llevas a casa?
- No es por él, no?
- No, no es por Julian, quiero irme porque estoy un poco mareada - mentí y luego de mirarme serio durante unos segundos, algo dudoso, asintió.
- Voy a saludar a Pablito y nos vamos - dijo para luego dejar un beso en mi frente y perderse entre la multitud.
Me levanté como pude, realmente estaba bastante mareada, y caminé hacia la entrada de la casa para esperarlo y salir lo más rápido posible. Pero una mano tiró de mi brazo en el camino y sin mirar supe que se trataba de él. Siempre se trataba de él.
Me acorraló contra la pared de lo que supongo era la cocina. Supongo porque estaba la luz apagada y sumándole todo lo que había tomado, poco sentido de la ubicación tenía.
- Qué haces? Soltame - largué algo temblorosa.
- Ya te vas? - preguntó molesto y asentí - Por mí?
- No sos el centro del mundo, Julian - dije y rió, irónico.
- Te vas con él, no?
- Y si es así qué? Te tengo que dar explicaciones a vos? - pregunté acercando mi cara a la suya y suspiró.
- Cuidate - largó finalmente, en un tono más calmado, y me mordí el labio, por qué era así? - Ya te advertí una vez sobre ese pibe, y no lo quiero volver a hacer porque ya sos grande y sabes lo que haces - agregó y asentí - Pero cuidate, por favor.
- Ya me puedo ir? - pregunté conteniendo un millón de lágrimas y se apartó de mí - Gracias.
Salí sin mirar atrás y rezando para no volver a cruzarlo, era increíble como lograba angustiarme de un segundo a otro con unas simples palabras. Lo odiaba. Lo odiaba por ser así, lo odiaba por el efecto que tenía sobre mí, lo odiaba por conocerme tanto, lo odiaba por dejarme ir tan fácilmente, y lo amaba justamente por todo lo anterior.
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Maldito Destino-Orian-
FanfictionNovela Orian - "Julian Serrano y Oriana Sabatini" Prólogo ♡ No puedo dejar de admirarlo mientras conduce. El viento que entra por la ventana peina naturalmente su flequillo hacia arriba. Su mirada tan fija en la carretera, y su mano derecha con tan...