CAPÍTULO 38

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- No me voy a ir a ningún lado - protestó, totalmente tranquilo.- Agustín - grité furiosa y éste apenas movió la cabeza para mirarme - Te podes llevar a tu amiguito de acá? - No jodas - respondió volviendo a esconder la cabeza en el cuello de mi amiga. - Agustín - repetí aún más fuerte y no le quedó otra que levantarse.- Que pendeja de mierda - se quejó, acomodándose el pelo y ayudando a Jenny a sentarse.Después de un par de minutos finalmente se acercaron hacia la puerta, donde yo aún los esperaba con la peor cara, seguidos por Julian, que finalmente se había despegado del maldito sillón. Suspiré aliviada y me volví a tensar en cuanto Jenny y Agus se despidieron de él. - Los dejamos para que hablen. Gracias por todo gorda, la pasamos divino - dijo mi amiga abrazándome.- No, para, llévenselo, no tenemos nada que hablar - le hice caras para que entendiera que no quería permanecer ni un segundo más cerca de él pero, para mi mala suerte, solo rieron. Se fueron lo más rápido posible hasta el auto y pude notar como solo quedaba el de Julian estacionado. En qué momento se habían ido todos? Bufé y cuando me di vuelta me estaba mirando fijo como minutos atrás cuando desperté. - Podés decirme para qué viniste e irte? Se me está acabando la paciencia, Julian.- Podés dejar de ser tan histérica? Se me está acabando la paciencia, Oriana - dijo conteniendo la risa y lo fulminé con la mirada.Acto seguido, cerró la puerta de un golpe, arrinconándome entre ésta y su cuerpo, posando ambas manos a la altura de mi cabeza. - Qué? - pregunté, simulando que no me incomodaba tenerlo a centímetros mío, ni que tuviera sus ojos clavados en mi boca.No se cuanto tiempo estuvimos así, devorándonos con la mirada y esperando que alguno de los dos cortara de una vez con la distancia. Y fue él claramente el encargado de hacerlo, tirando de mi labio inferior con sus dientes para dar comienzo a una batalla que parecía no tener fin. Llevé ambas manos a su espalda mientras él sostenía mi rostro con posesión, dándole paso a su lengua que buscaba desesperadamente el encuentro con la mía. Y así pasaron varios minutos en los cuales ninguno de los dos pretendía apartarse del otro, intentando torpemente recuperar todo el tiempo perdido. Me dejó incontables besos cortos antes de finalmente separarse, por unos escasos centímetros, y apoyar su frente sobre la mía.- Feliz cumpleaños - susurró con la respiración entrecortada y sonreí inconscientemente.- Tarde, lindo - respondí en el mismo tono de voz.Rió y me mordí el labio ante semejante imagen, estaba hasta las manos con él, y eso no iba a cambiar ni aunque nos distanciáramos por diez años.- No te acordaste o no me querías saludar? - Quería decírtelo personalmente - dijo junto con una sonrisa - Y acá estoy, tarde como siempre, y rogándote que no me eches. - No te estoy echando, tonto.- Estuviste a punto, si no fuera por mis encantos, ahora estaría del lado de afuera - no pude evitar reír, seguía siendo el mismo egocéntrico del que me había enamorado dos años atrás.- Bueno, perdón, es que con vos nunca se sabe. Cuando te avanzo, "no da", cuando no lo hago soy una histérica. Al final me parece que vos sos más histérico que yo.- Qué? - preguntó entre risas - Más respeto pendeja - agregó mientras, con una mano sobre mi espalda, me atraía hacia él, hasta pegarme a su cuerpo.- Ya soy mayor de edad, nene, ninguna pendeja.- Pendeja - murmuró sobre mis labios y amagué con correrle la cara, lo que provocó que me agarrara con más fuerza, besándome con aún más intensidad que antes.

Maldito Destino-Orian- Donde viven las historias. Descúbrelo ahora