Maldito Destino-Orian-

CAPÍTULO 36

- Te agradezco un montón pero no me quedo ni loca, que se vuelva en taxi, le dejo plata.- Para, por qué tan ortiva? - preguntó entre risas y bufé - Es por Julian?- Qué tiene que ver Julian?- No, no se, veo como que hay mala onda entre ustedes.- No, cero, todo bien - mentí - Pero no doy más, quiero llegar a mi casa. Los caprichitos a Jenny cumplíselos vos, sí? Rió negando con la cabeza y me senté para volver a ponerme los zapatos, cuando lo vi volver a Julian, con un vaso de agua en una mano y la otra en el bolsillo. - Qué onda? - preguntó despreocupado, mirándonos a los dos.- Me voy - expliqué - Les dejo a la borrachita, cuídenla.- Cómo que te vas? En qué te vas?- Taxi? - respondí algo obvia y asintió. - Te acompaño abajo a esperarlo - dijo rápidamente, mientras se tocaba desesperadamente los bolsillos del pantalón, en busca de su caja de cigarros.Finalmente la encontró arriba de la mesa del comedor y abrió enseguida la puerta, haciéndome señas para que saliera antes que él. Me despedí de Agus y luego de advertirle por décima vez que cuide a mi amiga, salí, seguida por Julian, hasta el ascensor. El trayecto hasta abajo fue tan silencioso e incómodo que no podía parar de jugar con mis manos, mientras observaba cada movimiento que él hacía, cada gesto. No demoro demasiado en encender un cigarrillo en cuanto salimos a la calle, y a mi no me costó nada quedarme impactada y embobada ante esa imagen. Largó el humo y volvió a fijar su mirada en mi, lo único que me faltaba para que me temblara todo.- Llamaste? - No, me quedé sin batería...- Deja, yo te lo pido - me interrumpió, sabiendo lo que iba a decirle.- Gracias - largué casi tartamudeando mientras él volvía a llevar el maldito cigarrillo a su boca.- Listo, demora cinco minutos - dijo al guardar el celular y le sonreí en modo de agradecimiento - Podemos hablar?- De qué? No tengo nada que hablar con vos - dije nerviosa y él rió con ironía.- De lo que pasó hoy. No quiero que te quedes mal, pero de verdad no daba.Y si, ahora fui yo la que rió irónicamente.- Yo quedarme mal? Porque vos me rechaces? Mmm no, para nada.- Bueno, evidentemente con vos no se puede hablar.- No, no se puede. Mejor ni hablemos - respondí lo más caprichosa posible.Nos quedamos en silencio uno al lado del otro, sentados en el murito. Edad mental: 5 años cada uno. - Creo que lo mejor va a ser alejarnos un poco, evitarnos, por así decirlo - largué para romper con el incómodo silencio, y él me miró extrañado.- Qué?- Digo, así dejas de confundirme, y así dejo de hacer cosas de las que después me arrepiento.- No creo que sea necesario.- Yo si lo creo. Me hace mal verte, tenerte cerca y que nos tratemos tan mal. La única solución que encuentro es esa - dije para luego pararme hasta quedar frente a él.Me moví algo nerviosa en el lugar, mirándome los zapatos mientras entrelazaba mis dedos sin saber qué hacer.- Si cambias de idea me avisas? - preguntó y sonreí desganada.Rodeó mi espalda con la mano que tenía libre y me acercó hacia su cuerpo, para luego depositar su cabeza en el hueco de mi cuello. No se cuanto tiempo estuvimos abrazados, tal vez solo un par de segundos, pero lo sentí como una eternidad. Aproveché a llenarme de su olor porque estaba decidida a cumplir con mi palabra, y no sabía cuando iba a volver a tenerlo así de cerca. Por mi, por él, por los dos, alejarnos era lo más conveniente. Dejé un corto y fugaz beso en su cuello en cuanto sentí el motor de un auto y me aparté, conteniéndome para no mostrarme débil ante él. - Cuidate - gritó mientras me alejaba y asentí antes de entrar finalmente al taxi y desaparecer.