CAPÍTULO 63

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- En qué pensás? - pregunté al notar que su cabeza estaba en otro lugar.

Ya habíamos terminado de comer y desde entonces que no decía ni una palabra. Lo observé curiosa mientras peinaba suavemente su pelo hacia un lado.

- No, en nada - respondió, restándole importancia.

Clavé mis ojos en los suyos y automáticamente largó todo el aire contenido.

- En ella - dijo finalmente y me tensé - Me refiero a que, no se como manejar todo esto.

Suspiré apenada y él tomó mi mano entre las suyas.

- Sé que no se puede comparar con lo que me pasa con vos, pero la quiero, estuvo ahí cuando te perdí y me aguantó todo este tiempo aún sabiendo que no la amaba y que no quería nada serio con ella. Cuántas mujeres se bancan una cosa así?

- No te voy a pedir que la dejes, si es eso lo que te preocupa - lo interrumpí, y él me miró extrañado - No quiero ponerte en ese lugar, no me parece justo aparecer de un día para el otro y que tengas que dejar toda tu vida atrás.

- Lo voy a hacer igual, eso no se discute. Te juro que esta vez voy a hacer las cosas bien. Sólo voy a necesitar que me des un tiempo para eso, porque no la quiero lastimar - asentí - Y cuando quieras acordar vamos a estar juntos por fin, esta vez para siempre.

Sonreí y me acerqué a su rostro para dejar un sentido beso en su mejilla.

- Me parece muy maduro de tu parte - dije y sonrió algo cohibido.

Pasamos toda la tarde acostados mirando una serie, hasta que empezó a oscurecer y su celular a sonar. Escondí mi rostro en su cuello, dejando suaves besos allí mientras él atendía.

- Bueno, nos vemos ahí entonces - se removió algo incómodo por mis besos y reí - Yo también - finalizó.

Lo observé atentamente esperando que hablara y él se mordió el labio junto con un suspiro.

- Sos una hija de puta - dijo por fin y reí, para volver a entretenerme con su cuello.

Pasé una pierna por encima de su cuerpo y de un solo movimiento me posicioné sobre él, sin apartar mis labios de su piel.

- Ori... me tengo que ir - murmuró y me negué a soltarlo - Me está esperando Emma - añadió y me aparté.

- Perdón, anda tranquilo.

Dejé un sentido beso en sus labios antes de salir de su regazo y él largó un suspiro. Se levantó y vistió en cuestión de segundos y lo acompañé hasta la puerta sin decir absolutamente nada. Se despidió con un cálido beso en mi frente y sonreí instantáneamente al sentirlo, para luego cerrar la puerta y volverme a encontrar con el silencio y la soledad que hace tanto me acompañaban.

No pude evitar sentirme nerviosa durante el resto de la tarde y noche. De solo imaginarlo de nuevo con ella después de haber estado conmigo se me revolvió el estómago y no fui capaz de probar ni un bocado de la cena que había preparado.

Saqué el celular de mi bolsillo y acudí a la única persona que podía sacarme esta angustia.

"Estuve con Julian. Estuve de estar. Estuve de se quedo a dormir en casa y ahora se fue con su novia y no se qué hacer"

Caminé acelerada por todo el departamento hasta obtener su respuesta.

"Ay Orianaaaa, estoy gritando! Necesito detalles, enserio, muchos!"

Reí, Jenny siempre tan Jenny.

"Queres que vaya? Tengo una botella de vodka sin abrir y ya la estoy mirando con ganas"

"Mañana es lunes estúpida, no se si te acordás que tenemos clase a las oCHO DE LA MAÑANA" - respondí muerta de risa, ojalá todo el mundo tuviera la suerte de tener una mejor amiga como ella.

Julian pasó a buscarme al otro día para dejarme en la facultad con la excusa de tener algo que contarme, así que ni bien estacionó cerca de la puerta de entrada, lo miré esperando que por fin hablara.

- Hablé con Emma - soltó y levanté ambas cejas, sorprendida y ansiosa - En realidad se dio cuenta de que las cosas no andan muy bien y no me dio tiempo a decirle, se puso muy mal y me prometió un montón de cosas para, que se yo, cuidar la relación.

Largué un suspiro y desvié la mirada, no sabía que decir ni mucho menos que hacer.

- Y vos qué le dijiste? - pregunté sin mirarlo a los ojos.

- Nada, no pude decirle nada, si estaba a dos palabras de largarse a llorar. Supongo que lo tomó como un sí.

Asentí y él tomó mi rostro entre sus manos, obligándome a mirarlo.

- Perdoname, yo solo quiero estar con vos. Teneme paciencia, por favor.

- No te preocupes, creo que puedo esperar.

Sonrió y sin dudarlo me besó.

- No, para. Puedo esperarte pero no así - dije y me miró confundido - No me gusta eso de ser la otra, es triste hasta para mí.

- Está bien, te entiendo, pero no creas que te vas a librar de mí tan fácil.

Largué una risa y él se distendió un poco. Miró su reloj y luego a mí.

- Dale que vas a llegar tarde - dijo preocupado y rodé los ojos, prefería mil veces quedarme con él antes que entrar a esa maldita clase.

Dejé un beso en su mejilla y bufó, yo también hubiera querido otra cosa pero eso iba en contra de todo lo que acababa de decirle.

- Te veo a la noche? - preguntó esperanzado y sonreí.

- Puede ser casual visitar a mi amiga en lo de su novio y que mágicamente su amigo con el cual comparte el departamento, esté por ahí - largué y rió.

- Cuidado que puede ser casual también que el amigo del novio de tu amiga te encierre en su cuarto y no tengas otra opción que pasar la noche con él - retrucó con una sonrisa pícara.

- Eso sería muy desubicado de su parte - respondí, siguiéndole el juego.

Se encogió de hombros y me mordí el labio mientras recorría cada expresión de su rostro con la mirada.

- Me voy antes de que cambie de opinión respecto a lo que ya sabes - dije algo atormentada y él largó una carcajada.

Maldito Destino-Orian- Donde viven las historias. Descúbrelo ahora