CAPÍTULO 53

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- Bueno, en realidad no se muy bien qué decirte. Lo estuve pensando más o menos desde que me desperté y más cuando Agustín me contó las cosas que no me acordaba - tragué saliva, iba a ser más difícil de lo que imaginé - Me da mucha vergüenza y ni siquiera puedo mirarte a los ojos.

- De qué hablas? - fruncí el ceño y él tiró su cabeza hacia atrás.

- Hace tiempo que no tomaba de esa forma. Odio hacerlo, creo que ya lo sabes. Y no me gusta que tengas que verme así.

Asentí con los ojos repletos de lágrimas contenidas y sentí muchas ganas de abrazarlo. De todos modos no lo hice, no soy lo suficientemente impulsiva como querría.

- Vi el miedo en tus ojos, entendés? No tenés idea de lo que eso significa para mí - prácticamente gritó y rogué no quebrarme.

- No te tortures más - dije en un hilo de voz y negó con la cabeza.

- No me entendés.

- Sí que te entiendo, y no dudo que estás arrepentido.

- Sí. Bueno, de todo me arrepiento menos de haber puesto en su lugar al pajero ese con el que estabas - dijo y lo fulminé con la mirada, era capaz de arruinarlo todo en segundos nada más.

- Es mi amigo. Y me hiciste pasar un momento de mierda.

- Amigo?

- Sí. Fue mi coordinador en Bariloche y me cae bien. Sólo estábamos bailando, hasta que apareciste.

- Por suerte aparecí, si te hubieras dado cuenta de cómo te miraba ahora me lo estarías agradeciendo.

- Julian - grité y se encogió de hombros.

- Te tiene ganas.

- Ese no es el punto - me quejé.

- Lo estás admitiendo - se apuró a decir y rodé los ojos.

- Me importan muy poco tus celos estúpidos en este momento.

- Y qué es lo que te importa?

- Vos. Que dejes de sentirte así - sostuve su cara entre mis manos y me miró con tanta angustia que no pude evitar derramar un par de lágrimas - No tenés que culparte por todo. Ya está, ya pasó, tomaste de más una vez, tampoco es el fin del mundo.

Asintió sin dejar de mirarme a los ojos y sonreí un poco.

- Y no podes ir por la vida pegándole a cada hombre que se me acerque.

- Perdón por eso, no pensé que te ibas a poner así, pero me dio mucha bronca cómo te agarraba y te miraba.

- Está bien, ya pasó, solo prometeme que la próxima vez vas a controlar tus impulsos - dije y sonrió.

- Te lo prometo.

Despeiné un poco su pelo y dejé un sentido beso en su mejilla antes de bajar del auto. Lo oí quejarse por lo bajo y reí por dentro.

Maldito Destino-Orian- Donde viven las historias. Descúbrelo ahora