- Bueno, en realidad no se muy bien qué decirte. Lo estuve pensando más o menos desde que me desperté y más cuando Agustín me contó las cosas que no me acordaba - tragué saliva, iba a ser más difícil de lo que imaginé - Me da mucha vergüenza y ni siquiera puedo mirarte a los ojos.
- De qué hablas? - fruncí el ceño y él tiró su cabeza hacia atrás.
- Hace tiempo que no tomaba de esa forma. Odio hacerlo, creo que ya lo sabes. Y no me gusta que tengas que verme así.
Asentí con los ojos repletos de lágrimas contenidas y sentí muchas ganas de abrazarlo. De todos modos no lo hice, no soy lo suficientemente impulsiva como querría.
- Vi el miedo en tus ojos, entendés? No tenés idea de lo que eso significa para mí - prácticamente gritó y rogué no quebrarme.
- No te tortures más - dije en un hilo de voz y negó con la cabeza.
- No me entendés.
- Sí que te entiendo, y no dudo que estás arrepentido.
- Sí. Bueno, de todo me arrepiento menos de haber puesto en su lugar al pajero ese con el que estabas - dijo y lo fulminé con la mirada, era capaz de arruinarlo todo en segundos nada más.
- Es mi amigo. Y me hiciste pasar un momento de mierda.
- Amigo?
- Sí. Fue mi coordinador en Bariloche y me cae bien. Sólo estábamos bailando, hasta que apareciste.
- Por suerte aparecí, si te hubieras dado cuenta de cómo te miraba ahora me lo estarías agradeciendo.
- Julian - grité y se encogió de hombros.
- Te tiene ganas.
- Ese no es el punto - me quejé.
- Lo estás admitiendo - se apuró a decir y rodé los ojos.
- Me importan muy poco tus celos estúpidos en este momento.
- Y qué es lo que te importa?
- Vos. Que dejes de sentirte así - sostuve su cara entre mis manos y me miró con tanta angustia que no pude evitar derramar un par de lágrimas - No tenés que culparte por todo. Ya está, ya pasó, tomaste de más una vez, tampoco es el fin del mundo.
Asintió sin dejar de mirarme a los ojos y sonreí un poco.
- Y no podes ir por la vida pegándole a cada hombre que se me acerque.
- Perdón por eso, no pensé que te ibas a poner así, pero me dio mucha bronca cómo te agarraba y te miraba.
- Está bien, ya pasó, solo prometeme que la próxima vez vas a controlar tus impulsos - dije y sonrió.
- Te lo prometo.
Despeiné un poco su pelo y dejé un sentido beso en su mejilla antes de bajar del auto. Lo oí quejarse por lo bajo y reí por dentro.
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Maldito Destino-Orian-
FanfictionNovela Orian - "Julian Serrano y Oriana Sabatini" Prólogo ♡ No puedo dejar de admirarlo mientras conduce. El viento que entra por la ventana peina naturalmente su flequillo hacia arriba. Su mirada tan fija en la carretera, y su mano derecha con tan...