Llegó el momento de cortar la torta y todos nos acercamos a la mesa. Siempre odié ser el centro de atención, creo que a eso se debe mi incomodidad y nervios. Prenden las velitas y se que es mi momento, así que cierro los ojos para pedir mis deseos, mientras de fondo oigo las voces de la gente que quiero cantándome el feliz cumpleaños. Doy vueltas en mi mente buscando tres cosas que me hagan feliz, o que en el caso de cumplirse me hagan sentir completa. *Dejar de sentir este vacío en el pecho**Hacer las cosas que quiero, sin que nadie me lo prohíba y sin importarme lo que vayan a decir**Entenderme con Julian, y entenderlo a él*Abrí los ojos de a poco y noté como todos me miraban expectantes. Frente a mí, del otro lado de la mesa, Julian. Sus ojos estaban clavados en los míos y una media sonrisa invadía poco a poco su rostro. Soplé rápidamente y a través del humo vi como aplaudía, dejando a la luz aquellos dientes perfectos. Luego de esto, un brindis, y a partir de ese momento la gente se empezó a ir de a poco. Primero mis abuelos, luego mis tíos junto a mis primos, y al poco rato Mariel y Maxi. Sólo quedaba mi familia, Julian, y Jenny, quien se quedaría a dormir. Llevamos todo a la cocina y en cuanto mis padres se fueron a acostar, volvimos a las reposeras. Yo estaba sentada junto a mi amiga, y en frente, Julian abrazando a mi hermana. Era increíble lo tierno y simpático que era con ella, y lo distante que se comportaba conmigo. No se cuanto tiempo pasó, pero nosotros no parábamos de mirarnos, sin decir nada, simplemente conectábamos nuestras miradas a cada segundo. - Titi, me acompañas a... subir el colchón al cuarto de Ori y prepararlo? Muero de sueño - largó mi amiga, siendo tan evidente que quería dejarme a solas con él.Mi hermana asintió y se despidieron de nosotros para luego desaparecer por la puerta corrediza que daba al interior de la casa. Silencio incómodo. Ya no hay miradas, mis nervios me juegan una mala pasada y termino diciendo alguna boludez.- Está frío, no? - tiré la pregunta boluda y él asintió mientras se paraba hasta sentarse a mi lado, literalmente pegados.Sonreí ante el calor que desprendía su cuerpo y él inmediatamente pasó su brazo por mi cintura.- Mejor? - preguntó y asentí, realmente eso estaba mejor - Todavía te quedan unos minutos de cumpleaños - comentó sonriente y me encogí de hombros.- Para mi ya terminó, ya está - dije y negó con la cabeza.- En unos minutos sabes la cantidad de deseos que podés pedir? - dijo como un nene emocionado y reí.- Ya pedí tres, creo que es suficiente.- Nunca es suficiente - dijo y sonreí - Te regalo uno más.Fruncí el ceño, quién era él para conceder deseos así como así? - Dale, cerrá los ojos y pedí un buen deseo. Y los cerré, haciéndole caso. Busqué nuevamente en mi mente alguna idea, pero no, lo único que había allí era su nombre. Julian. Justo cuando se me estaba ocurriendo el maldito deseo, algo me distrajo. La suavidad de sus labios rozando los míos, ejerciendo luego una leve presión sobre ellos. Temblé. Abrí los ojos para comprobar que era cierto y me encontré con su mirada sobre la mía, a mínimos centímetros de distancia. Llevó una mano a mi mejilla y la otra a mi nuca, y en cuestión de segundos capturó mi labio inferior, con suavidad. Cerré los ojos ante el contacto y deposité mis manos sobre su pecho, sintiendo los latidos de su corazón, aceleradísimos. Sus labios poco a poco empezaron a dominar los míos, obligándolos a seguirle el ritmo, algo lento, pausado, pero intenso. Era realmente la primera vez que estaba así con un chico pero increíblemente me relajé, él llevaba el control y yo lo seguía a la perfección, notando cómo sus labios encajaban perfectamente con los míos. Por un instante me olvidé del cosquilleo en la panza, de los nervios, de todo. Él enredó sus dedos en mi pelo y me acercó aún más para profundizar el beso. Entreabrí los labios dándole paso a su lengua, la cual estaba ansiosa por el encuentro con la mía, por explorar y descubrir un nuevo territorio.
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Maldito Destino-Orian-
FanfictionNovela Orian - "Julian Serrano y Oriana Sabatini" Prólogo ♡ No puedo dejar de admirarlo mientras conduce. El viento que entra por la ventana peina naturalmente su flequillo hacia arriba. Su mirada tan fija en la carretera, y su mano derecha con tan...