EPÍLOGO

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2012

Sostuve la taza de café con ambas manos, disfrutando del calor que me transmitía y apoyándola suavemente sobre mis labios. Miré por sobre ella y mis ojos se conectaron instantáneamente con los suyos. Permanecimos así durante unos cuantos segundos, en silencio.

Llevaba pocos días en casa y aún no lograba descifrarlo. Había algo de misterio en su mirada que me llenaba de intriga, y él parecía notarlo, ya que siempre se mostraba tan a la defensiva conmigo.

- Qué miras? - preguntó de mala gana.

Bufé, y sin decir ni una palabra me levanté de la silla y salí en dirección al living. Me acomodé en el sillón y tiré mis zapatos al piso para ponerme aún más cómoda. Seguía con el uniforme del colegio pero poco me importó. Solo quería estar un rato sola, como solía estar antes de que mis padres tuvieran la genial idea de hospedar a un completo desconocido en mi casa.

Cerré los ojos unos minutos y cuando los abrí él estaba ahí, parado frente a mí con los brazos cruzados en su pecho. Me miraba de arriba a abajo con una sonrisa de superioridad que ya estaba cansada de ver.

- Se te perdió algo? - pregunté fastidiada y él largó una pequeña risa.

- No - dijo finalmente y rodé los ojos.

- Entonces ya sabes por donde irte.

- Yo diría que te vayas acostumbrando porque me vas a tener que ver bastante seguido.

Movió mis piernas sin mucho cuidado y se sentó a mi lado, aún con esa sonrisita odiosa en la cara.

- Hablemos de mis derechos de ahora en adelante - soltó y reí, irónica.

2013

Di un par de vueltas en la cama creyendo que tal vez así se me aclararían las ideas, pero claramente fue en vano. Llevaba meses sin hablar con él, ya hasta había perdido las esperanzas de volver a verlo y lo único que me reconfortaba eran los simples detalles como usar sus remeras (las cuales ya habían perdido por completo su perfume), o ver fotos, tanto nuestras como de su nueva vida, aquella de la que prácticamente ya no formaba parte.

Revisé por tercera vez en lo que iba del día su facebook. Aparentemente había salido la noche anterior por lo que todas sus fotos eran en el boliche. Intenté no prestar atención al estado en el que estaba pero es que era muy evidente. Respiré hondo y abandoné la misión, no quería encontrarme con nada nuevo que arruinara aún más mi domingo deprimente.

"Serrano" - le envié porque no sabía de qué forma arrancar una conversación después de tanto tiempo.

"Qué pasó?"

Suspiré, al final no se si fue tan buena idea hablarle.

"No pasó nada. Solamente extraño hablar con vos. Va, mejor dicho, te extraño"

"Jajaja estás borracha?"

"Bueno evidentemente con vos no se puede hablar. Perdón por molestar"

"Ey tampoco era para que te enojaras, solo me pareció un poco raro tanto interés de la nada"

"Es que a veces preferiría no saber nada de vos, al menos hasta que pueda volver a verte, porque se que esto nos hace mal a los dos. Pero hay momentos en los que necesito aunque sea saber cómo estas, y soy un poco impulsiva, lo suficiente para hablarte y después arrepentirme por no haberlo pensado dos veces. Así que nada, sólo quería saber cómo estabas, te mando un beso."

"Estoy bien y espero que vos también. Pienso lo mismo y creo que ya lo sabes, no funcionamos a la distancia y ya lo comprobamos el año pasado. De todas formas me hubiera gustado que no perdiéramos el contacto en su momento, ahora me parece que ya es un poco tarde. Igual sabes cuanto te quiero. Besos a todos"

Maldito Destino-Orian- Donde viven las historias. Descúbrelo ahora