CAPÍTULO 57

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Un año después.

16/10/2016

Desvié disimuladamente la mirada hacia el reloj de madera que adornaba la pared del comedor. Apenas unos minutos pasaban de las doce de la noche y mi corazón comenzó a latir un poco más fuerte que de costumbre sólo de pensar en cómo estaría empezando su cumpleaños.

- Tengo una linea más gruesa que la otra? - preguntó mi amiga, sacándome de mis pensamientos.

Me acerqué un poco a sus ojos levemente cerrados para analizar su delineado y reí sin saber muy bien qué responder.

- Yo los veo iguales.

- Gracias por el aporte - comentó irónica.

- Perdón, es que tengo la cabeza en cualquier lado, no me entusiasma mucho la idea de salir.

- Me estás jodiendo? - gritó y me encogí de hombros - Hace meses que no salís conmigo, y justo hoy no voy a dejar que te quedes acá encerrada, llorando por los rincones. Si tanto te importa llamalo y saludalo. Y si no te importa, como decís todo el tiempo, entonces dejá de mirar la hora y anda a vestirte porque te prometo que esta noche la vamos a romper - finalizó, sacándome una sonrisa.

- Si me dejas ir con jean y zapatillas te sigo a donde quieras - supliqué y rodó los ojos, rendida.

Ni siquiera me preocupé por cambiarme, tan solo me maquillé un poco y busqué mi campera de cuero negra que ya era un clásico.

Empecé a arrepentirme de haber priorizado mi comodidad en cuanto entramos al bar que Jenny había propuesto y las mujeres a nuestro alrededor parecían bastante más arregladas y producidas que yo.

- Quiero volver - murmuré cerca de su oído.

- Te podes relajar, Oriana? Disfrutá, ya estamos acá y no vamos a irnos.

Bufé, encaprichada, y ella sólo ajustó su mano en mi muñeca para arrastrarme por el bar en busca de un lugar para sentarnos. Nos ubicamos al fondo, en unos sillones algo apartados, por suerte, de la zona más ruidosa. Pedimos unos tragos y al cabo de un rato ya estaba mucho más relajada, incluso disfrutaba de la música sin quejarme de absolutamente nada.

- Voy a pedir una cerveza a la barra - largué luego de intentar localizar, inútilmente, a la chica que nos había traído los tragos anteriores.

- Que sean dos - pidió ella, sin apartar su mirada de la pantalla del celular.

Me acomodé en una de las banquetas de la barra y giré en ella mientras esperaba ser atendida. Unos gritos me sacaron de mi propia diversión y levanté la mirada buscando de dónde provenían.

Mis ojos se empañaron a medida que mi pecho comenzaba a subir y bajar a un ritmo bastante acelerado. Allí estaba, después de tanto tiempo. Al parecer los festejos ya habían comenzado y todos lo felicitaban mientras Emma lo abrazaba por el cuello y lo besaba sin importarle nada de lo que sucedía a su alrededor.

Obviamente por los cuentos de Jenny ya sabía que estaban saliendo hace un par de meses, pero muy distinto es verlos a tan pocos metros y darme cuenta de lo feliz que parece estar. Me di vuelta lo más rápido que pude cuando noté que me habían hablado, aún bastante aturdida por lo que acababa de ver.

- Dos cervezas - solté en un tono de voz algo elevado, mientras le extendía un par de billetes.

Destapó ambas botellas y le sonreí en modo de agradecimiento. Sostuve cada una en una mano hasta volver a donde mi amiga me esperaba. Su sonrisa se esfumó en cuanto notó mis ojos algo llorosos, y su mirada no demostraba más que preocupación.

- Qué pasó?

- Me trajiste acá a propósito? - pregunté y ella cada vez parecía entender menos.

- Si, para que te distraigas - respondió obvia - No entiendo.

- Sabías que él iba a venir?

- Quien? Julian está acá? - preguntó abriendo los ojos al máximo.

Asentí y ella cubrió rápidamente su boca con ambas manos.

- Te juro que no sabía nada, sino no te hubiera traído, si lo único que quiero es que pienses en cualquier otra cosa que no sea él.

Suspiré pesadamente para luego tomar un largo trago de mi cerveza, mientras Jenny no dejaba de observarme.

- Está con todos los amigos y con ella. Se lo ve tan feliz - dije apenada y ella negó con la cabeza.

- Perdón por insistir tanto, al final hubiera sido mejor si se quedaban encerradas en tu departamento vos y tu maldita depresión - dijo y reí sin ganas - Querés que nos vayamos?

Asentí y ella sostuvo mi mano con fuerza, logrando sacarme una sonrisa bastante forzada.

Terminamos en pocos minutos lo que estábamos tomando y caminamos disimuladamente ya que sí o sí teníamos que pasar por su lado para salir del bar. Intenté camuflarme detrás de Jenny pero fue en vano, a los pocos segundos un grito de emoción se escuchó y un Agustín sorprendido se acercó a saludarnos. Grité internamente y le dediqué la sonrisa más falsa del mundo, me había arruinado por completo.

Supe que Julian había notado mi presencia cuando mágicamente su sonrisa inmensa desapareció de su rostro. Sus ojos se conectaron con los míos y la piel se me erizó por completo, esto no podía estar pasando.

Tragó saliva y luego de mirarme durante varios segundos, su novia se percató de mi presencia, lanzándome una mirada repleta de odio. Le sostuve la mirada, desafiante, aunque por dentro ya estaba pensando en unas cuantas maneras de matarla sin dejar rastros.

Maldito Destino-Orian- Donde viven las historias. Descúbrelo ahora