CAPÍTULO 31

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El portero me abrió la puerta principal sin dar muchas vueltas y me recibió con una sonrisa y un amable "buenos días". Calculo que no vio nada raro en mí ya que ni siquiera preguntó a quien buscaba. Le devolví la sonrisa y el saludo para luego encaminarme hacia el ascensor. Piso tres, apartamento B, eso decía en el mensaje. A los pocos segundos estaba parada frente a la puerta, mirando el reloj continuamente, cuidando estar bien de tiempo. Me moví algo inquieta en el lugar luego de tocar timbre y esperar durante un par de minutos hasta que la puerta finalmente se abriera. Quedé dura en cuanto lo vi. Un chico más o menos de mi edad, calculo, morocho y con una sonrisa digna de ser admirada durante horas. Definitivamente no era la imagen que tenia de alguna amiga de mi mamá.- Si? - preguntó con el ceño fruncido y recién ahí reaccioné.- Disculpa, me pasaron esta dirección para dejar un par de cosas - levanté las bolsas hasta dejarlas a la altura de sus ojos.No sabía ni lo que decía y él sonrió, también bastante desorientado. - No te quiero molestar, pero mi madre me dio estas bolsas para que se las de a una amiga suya. No creo que seas vos esa amiga, o si? - pregunté haciendo énfasis en la A y él rió fuerte, contagiándome a mí.- Mira... yo no estoy viviendo con mi vieja, pero deja que la llamo y le pregunto, capaz que le dio mi dirección - dijo y asentí, puteando mentalmente a mi mamá por haberme metido en este lío - Pasa, sentate tranquila que ya llamo y averiguo.- Gracias - dije algo tímida mientras me acomodaba en un sillón. Era un departamento bastante amplio pero un tanto desordenado. Se notaba a kilómetros que vivía un hombre joven solo, era un caos.- Agustín - se presentó, alternando la mirada entre mis ojos y la pantalla del celular.- Oriana - respondí y sonrió.Se llevó el celular a la oreja y se alejó hasta desaparecer por el pasillo. Ya no sabía que hacer de los nervios, mis ojos habían recorrido rápidamente y en detalle cada rincón de la sala de estar y ya no me quedaban más uñas por morder. - Che Agus, viste mi remera de... Me petrifiqué al instante. Y él también. Creo que ninguno de los dos esperaba encontrarse en este lugar y en estas circunstancias. Me miró de arriba a abajo y yo a él, prácticamente sin poder respirar. Se ve que había salido recién de bañarse ya que llevaba puesto solo un jean desgastado y su pelo completamente mojado y despeinado dejaba un rastro de gotas que caían por su rostro y se mezclaban entre ellas en su pecho desnudo.- Qué haces acá Julian? - pregunté tartamudeando.- Vivo acá. Vos qué haces acá? - retrucó con el ceño fruncido y más serio que nunca.- Vine a...- Creo que hubo un mal entendido, hablé con mi vieja y no sabe nada de esas cosas que traes - interrumpió Agustín pasando por detrás de Julian hasta llegar a mi lado.- Se conocen? - preguntó más confundido que antes y giré la cabeza para mirar al chico que acababa de conocer.- No te preocupes, creo que ya entiendo lo que pasó - dije mordiéndome el labio con bronca.- Se conocen? - insistió Julian y bufé.- Nos acabamos de conocer - expliqué - Gracias a mi mamá que me trajo engañada hasta acá.

Maldito Destino-Orian- Donde viven las historias. Descúbrelo ahora