CAPÍTULO 32

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- Ustedes se conocen? - preguntó Agustín mirándonos a ambos, confundido.- Sí, nos podes dejar solos un minuto? - No, no hace falta - intervine rápidamente y Julian me ignoró para luego fulminarlo con la mirada.No fueron necesarias más palabras, a los pocos segundos Agustín ya había desaparecido y él volvió a fijar sus ojos en los míos, generándome eso inexplicable que tantas veces había sentido ante su mirada.- Me explicas? - dijo más calmado y suspiré. Le conté la historia que me había inventado mi madre y todo lo sucedido antes de que apareciera. Él tampoco podía entender a qué se debía todo esto. - Entonces se supone que esas cosas son para mí? - preguntó algo confundido y me encogí de hombros.- Supongo, ni me fije qué es - dije mientras le alcanzaba las bolsas.Se le formó una sonrisa enorme en cuanto miró hacia adentro y negó con la cabeza. - Qué es?- Comida - contestó entre risas - Le dije que no me gustaba mucho cocinar y me manda comida, tu vieja es todo.- Ah listo que metida - me contagié de su risa.- Tengo la mejor suegra del universo, o no?- La qué? - grité y volvió a reír.- Lo que escuchaste - dijo y me mordí el labio nerviosa, mientras negaba con la cabeza.Se levantó para guardar las cosas en la heladera y me dejó sentada ahí, sola.- Querés tomar algo? - gritó desde la cocina.- No, gracias - respondí en el mismo tono de voz y me paré para seguirlo.- Segura? - insistió y asentí - Bueno ahora te vas a tener que quedar a comer porque tu vieja se fue al carajo con las milanesas, ni con la ayuda del pendejo me como todo esto.Reí al entender que con "el pendejo" se refería a Agustín y negué con la cabeza.- Te agradezco pero no creo que sea lo mejor - dije algo dudosa.- Dale, no me rechaces así - sonrió de la manera más tierna y compradora del mundo y casi me desmayo, cómo negarme?- Está bien - dije rendida - pero que conste que es sólo porque las milanesas de mi mamá son las mejores, eh!- Si, obvio que es sólo por eso - dijo irónico y le pegué en el hombro, ocasionando en él una risa tan contagiosa la cual no demoré mucho en seguir.Charlamos un rato largo en la cocina pero nada muy profundo, me contó con detalles su experiencia en la facultad, todo lo que la semana pasada ignoré mientras él le contaba a mi familia. Me habló también sobre Agustín y las anécdotas de la convivencia y tocamos el tema de la separación de Jenny y Pablo teniendo ambos puntos de vista. Sí, fue lo más parecido a una charla de chicas que tuve jamás. Sobre el mediodía comencé a preparar la mesa con un poco de su ayuda y luego de mandarlo a vestirse (digamos que no podía mirarlo a la cara teniéndolo en cuero) nos sentamos a comer junto con su amigo. Parecía un buen chico, por cómo se había comportado conmigo hacía un rato, y terminé de confirmarlo durante la comida. Tenía un humor similar al de Julian, por lo tanto me era inevitable reírme de absolutamente todo lo que contaba y de sus expresiones, era muy gracioso. Me empezó a vibrar el celular reiteradas veces una vez que terminamos de comer y no me quedó otra que sacarlo para ver quien era. Mierda.- Está insistente tu novio - dijo Julian entre risas y lo fulminé con la mirada - Atendelo, no hay problema. Me levanté de la mesa y luego de alejarme un poco, finalmente atendí.- Gordo - largué, con miedo.- Dos goles metí - dijo y cerré los ojos con fuerza, con una culpa que pesaba más que mi propio cuerpo - Te los dediqué aunque no hayas estado.- Perdón - fue lo único que pude decir y lo escuché reír sin ganas - Perdoname, te juro que... se me pasó, me quedé dormida, perdón.- No pasa nada - pero si pasaba, su voz no era la de siempre, lo notaba algo desilusionado.- Seguís en la cancha? Voy para allá - dije sin dudarlo un segundo.- No, Ori. Ya me fui, nos vemos otro día.- A la noche.- No se si puedo, vemos - dijo y bufe.- Te quiero.- Yo también - largó luego de un silencio que me mató, para luego cortar.

Maldito Destino-Orian- Donde viven las historias. Descúbrelo ahora