CAPÍTULO 33

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- Pasó algo? - preguntó Julian y le cambió la cara al notar la preocupación en mi rostro.- No, está todo bien - fingí un sonrisa y él asintió, entrecerrando los ojos, como si así fuera a descifrar lo que me pasaba.Entre todos levantamos la mesa y mientras él se encargaba de lavar lo que habíamos usado, milagrosamente, me senté con Agus a jugar a la play. Obviamente perdí en cuanto Julian se tiró en el sillón de al lado y mi mirada no hacía más que alternarse entre la tele y él. Maldije por verlo tan relajado mientras mi corazón latía con más fuerza con cada movimiento que hacía, o con una simple palabra.Pasamos la tarde los tres juntos y realmente me empezaba a sentir un chico más. La tensión entre nosotros no iba a desaparecer nunca ni tampoco los nervios que sentía cada vez que me rozaba o simplemente me miraba. Pero por suerte estaba Agus, que no se si se hacía el boludo o simplemente no se daba cuenta lo que pasaba, pero definitivamente lograba que todo fuera mucho más fácil. - Vos no te tenés que ir? - preguntó una vez que Agustín se quedo dormido y volvíamos a sentirnos algo incómodos.- Me estás echando? - No, pero capaz que tu novio se enoja si se entera que estás acá - bufé.- Cuantas veces te lo voy a tener que explicar para que entiendas?- No es mi novio - interrumpió, con una voz rara, imitándome.Le pegué en el hombro y rió sin ganas.- Yo no hablo así - me quejé.- Bueno, como sea, te llevo a tu casa? - No, gracias, prefiero pedirme un taxi - dije rápidamente y negó con la cabeza.- Lo mínimo que puedo hacer para agradecerte las cosas que me trajiste es llevarte, así que ni una palabra más.Se levantó del sillón y salió corriendo por el pasillo para volver a los pocos minutos, ya calzado y con las llaves del auto en la mano. Suspiré, no me quedaba otra que acceder.- Mandale un beso cuando se despierte - susurré mientras nos dirigíamos hacia la puerta del apartamento.- Probablemente se despierte el año que viene, pero le mando - dijo en el mismo tono de voz y reí.El viaje fue bastante silencioso e incomodo. Por más que yo intentara sacar tema o hacerlo reír, él estaba cortadísimo y con razón. Digamos que desde que nos volvimos a ver no paré de hacer las cosas mal, y un poco me merecía que me tratara de esa forma.- Gracias, por traerme, y por la comida - dije apenas estacionó el auto en la puerta de mi casa.- Gracias a vos en realidad, por la comida - reí - Y a tu mamá, mandale un beso de mi parte.- Bueno, me... voy - dije nerviosa, sin despegar mis ojos de los suyos.Asintió y no se si por impulso o porque realmente quería hacerlo, acerqué mi cara a la suya con extrema torpeza, producto de mis nervios. Lo único que sentí luego de un mínimo roce de labios fueron sus manos sobre mis hombros, apartándome tan rápido como pudieron, desconcertándome por completo. - No - susurró, cerrando los ojos con fuerza - No, no da, me parece que te estás confundiendo.- Yo me estoy confundiendo o vos me estas confundiendo? - pregunté algo alterada, consecuencia de la humillación que me estaba haciendo pasar.- De qué hablas? - De nada, sabes que? Perdoname por confundirme, no va a volver a pasar.- Para, Oriana - grito al verme dar un portazo para irme, furiosa.- Idiota - respondí en el mismo tono de voz. Y sí, corrí desesperadamente hasta estar por fin dentro de mi casa, sin su mirada clavada en mí pero aún cargando una vergüenza que probablemente me iba a pesar cada vez que vuelva a mirarlo a los ojos.

Maldito Destino-Orian- Donde viven las historias. Descúbrelo ahora