Creo que me dormí en la mitad de la película, se me hacía muy difícil concentrarme sintiendo el calor de su pecho y el olor de su perfume, sumado a las caricias que hacía sobre mi hombro y brazo. Cuando abrí los ojos casi me viene un infarto. Mamá nos miraba sonriente y Julian estaba completamente dormido. Me aparté enseguida y refregué mis ojos.
- Mamá, qué haces? - pregunté aún medio dormida y ella rió.
- No los quise molestar, se veían tan tiernos durmiendo juntitos - mi cara se transformó - Estoy acostumbrada a que se ladren, y verlos así es muy lindo - agregó emocionada.
- Ay mamá, no exageres, estábamos viendo una película de terror por eso... - no podía estar más nerviosa - Seguro me quede dormida en la mitad.
Ella solo rió y negó con la cabeza. A los pocos minutos Julian empezó a dar señales de vida, se removió un poco en el lugar y tiró de mi brazo.
- Salí nene - grité y se sobresaltó.
Me miró confundido y luego se percató de la presencia de mi madre. Abrió los ojos bien grandes y se acomodó en el sillón, quedando bien sentado.
- Uh me re dormí - largó finalmente, con la voz ronca, mientras se peinaba, o mejor dicho despeinaba, un poco el pelo.
Moría por llenarlo de besos, era lo más tierno del mundo cuando recién se despertaba.
- La peor película del mundo elegiste - dije de mala gana y bufó - Y papá? - pregunté para cambiar de tema.
- Me dejó acá y siguió de largo porque se juntaba con los amigos a mirar un partido - explicó mamá y sonreí, bien, no había visto nada.
Comimos los cuatro juntos ya que papá no volvía hasta tarde. Julian estaba raro, ido, desde la plaza que lo sentía distante y no entendía por qué. Durante las comidas solíamos dedicarnos varias miradas y sonrisas cómplices, pero hoy, nada, ni siquiera me miró. Mi mal humor iba creciendo dentro mío con cada actitud de él, y ya empezaba a demostrarlo. Me quedé ayudando a mamá a ordenar y lavar todo y cuando se fue a dormir, supe que era mi momento. Me dirigí a su cuarto y toqué la puerta con algo de impaciencia.
- Pasá - gritó y entré.
Cerré la puerta detrás de mí y cuando me di vuelta lo vi sonreír. Ya estaba acostado, raro en él, y enseguida se sentó contra el respaldo e hizo señas de que me sentara frente a él. Me miraba pero no decía nada, y yo ya estaba al borde de la locura.
- Se puede saber qué te pasa? - pregunté desesperada y rió - No vas a decir nada?
- Sí - dijo y levanté ambas cejas, expectante - Que sos muy linda cuando te enojas.
Le pegué en el hombro mientras él solo reía.
- Te estoy hablando en serio, idiota - me quejé y se puso serio.
- Es que no quiero que te preocupes.
- Me preocupo si me seguís ignorando y no me contás - dije rápidamente y suspiró.
- Hablé con mis viejos - largó y fruncí el ceño - Me tengo que volver en un par de días - bajó la mirada y a mí se me cayó el mundo.
Respiré hondo reiteradas veces. Él me miraba a los ojos, serio, esperando mi reacción.
- En un par de días... cuántos? - pregunté casi tartamudeando.
- Ésta es mi última semana de clases y ya el sábado me vuelvo.
Contuve todas las lágrimas que mis ojos se empeñaban en soltar, y asentí.
- Sabíamos que esto iba a pasar algún día, Ori... Y aún así seguimos juntos, te dije que no era lo mejor - dijo para luego cerrar los ojos con fuerza.
- Qué? Me vas a decir que te arrepentís?
- No. Solo digo que nos tenemos que bancar esto, porque era obvio que iba a pasar. Y así como fuimos tan maduros para decidir estar juntos sin importarnos nada, tenemos que serlo para dejarnos ir.
- O sea que oficialmente me estas dejando? - reí, irónica.
- Es lo mejor para los dos. Yo voy a venir a estudiar a Buenos Aires, pero para eso falta, no quiero que estés pendiente de mí tanto tiempo, quiero que hagas tu vida, que seas feliz, y cuando vuelva vemos que pasa.
Ya no pude contener más las lágrimas y éstas comenzaron a caer por mi rostro, sin parar. Acercó su mano para limpiarlas e instintivamente cerré los ojos ante el contacto.
- No te das una idea de lo que te voy a extrañar - dije con la voz temblorosa y él sonrió.
- Yo también a vos chiquita - murmuró para luego unir nuestros labios de la manera más tierna que podía existir.
Disfruté cada segundo de ese beso como si fuera el último. Quería guardarlo para siempre en mi memoria, para poder recordarlo aún cuando él ya no esté. Abrí los ojos lentamente y me detuve a observar cada detalle de su rostro, otra cosa que no quería olvidar jamás. Tenía los ojos brillosos y se veía tan serio que podía apostar que estaba aguantándose para no llorar. De todas formas agradecí que no lo haya hecho, no me hubiera podido permitir dejarlo ir si hubiera llorado aunque sea un poco. Sonreí para desdramatizar el momento y él me imitó, para luego dibujar el contorno de mi rostro con la yema de sus dedos.
- Esto es como una despedida y la verdad que no me gustan las despedidas, mejor me voy a dormir - dije forzando una sonrisa.
Aparté sus manos de mi cara, aunque no era justamente lo que quería, y él suspiró.
- Te quiero - gritó mientras caminaba hacia la puerta y tuve que girar para mirarlo.
- Yo también - murmuré y sonrió.
Por qué tan lindo? Me dolía el alma de lo mucho que lo quería y de todo lo que lo iba a extrañar. No dije más nada y me fui dando un leve portazo para luego encerrarme en mi cuarto y llorar todo lo que me estaba conteniendo.
ESTÁS LEYENDO
Maldito Destino-Orian-
FanfictionNovela Orian - "Julian Serrano y Oriana Sabatini" Prólogo ♡ No puedo dejar de admirarlo mientras conduce. El viento que entra por la ventana peina naturalmente su flequillo hacia arriba. Su mirada tan fija en la carretera, y su mano derecha con tan...