CAPÍTULO 54

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Un año después.

La mudanza había sido un éxito, aunque no esperaba menos de mis dos hombres favoritos. Lo abracé fuerte a papá antes de que se fuera y me dejara allí, acostumbrándome a mi nuevo hogar. Lo sostuve a Draco entre mis brazos hasta caer rendida en el sillón. El chancho estaba cada día más gordo e imposible de cargar.

Al poco rato apareció Julian con una sonrisa de oreja a oreja. Había estado investigando cada rincón de mi nuevo departamento como si fuera un niño, realmente parecía más entusiasmado que yo.

- Creeme que voy a vivir más tiempo acá que con Agustín - dijo tirándose en el sillón, apoyando su cabeza sobre mi falda.

Claro que sí, no tenía dudas de eso.

- Mmm, estaríamos hablando de convivencia? - pregunté solo para ver su reacción.

Su cara se tensó y yo solo reí.

- Tranquilo gordo, no te estoy pidiendo casamiento - dije peinando su pelo hacia atrás, con suaves caricias.

- Bueno pero igual no voy a abusar, también te quiero dar tu espacio.

- Está bien, podemos negociarlo. Cuando me canse de vos te mando a tu departamento por tiempo indeterminado - bromeé y me dedicó la peor de sus caras.

Bajé mi cabeza hasta alcanzar sus labios y lo besé hasta que se relajó por completo. Me separó con una enorme sonrisa, sosteniendo mi rostro entre sus manos, haciéndome mínimas caricias con las yemas de sus dedos. Permaneció así por un largo rato, en silencio, admirándome al punto de sonrojarme por completo.

Por momentos tenía miedo de que mi felicidad se arruinara de repente, es que no podía asimilar que después de un año y varios meses de relación aún sigamos tan enamorados como cuando nos conocimos. Cada día que pasaba nos fortalecíamos más y últimamente todo había sido perfecto. Él me cuida más que nadie y yo lo amo con locura.

En cuanto a la facultad, estaba transcurriendo ya el primer año. Lo mejor de todo es que me entusiasmaba y le dedicaba un montón de mi tiempo. A esto se sumó el primer trabajo de Julian. Papá le había conseguido una entrevista en la empresa de uno de sus amigos y los cautivó de tal forma que a los dos días ya estaba empezando a trabajar allí.

Nos veíamos un poco menos pero nos arreglábamos para encontrar momentos que pudiéramos compartir. Creo que por esta razón me entusiasmaba tanto mudarme sola, tenerlo a Julian las noches que él quisiera cuando ya ni siquiera podíamos compartir las tardes juntos, era más de lo que podía imaginar.

- Me contó papá que mañana tenés una fiesta de la empresa - largué mientras mirábamos una serie los dos acostados en el sillón - Por qué no me contaste nada?

- Pensé que te aburrirían esas cosas - respondió con la mirada perdida en la pantalla.

- Al contrario, me encantaría acompañarte. Ya sabés, si es importante para vos, también lo es para mí - expliqué y sonrió solo un poco.

- No es tan importante de todas formas - se encogió de hombros y lo miré extrañada.

- Julian, van a ir los representantes de las marcas más importantes del país, de qué me estás hablando? Es tremenda oportunidad para hacer contactos y conocer el ambiente en el que te vas a tener que manejar.

- Desde cuándo sabes tanto de mi trabajo? - me interrumpió ahora sí mirándome a los ojos, con una sonrisa.

- Estuve hablando con papá, ya sabés que confía mucho en vos, digamos que me habló maravillas de tu capacidad y esfuerzo. Si vieras como se le cae la baba cada vez que te nombra - finalicé haciendo una mueca de disgusto que lo hizo reír.

Maldito Destino-Orian- Donde viven las historias. Descúbrelo ahora