CAPÍTULO 45

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Me saqué los restos de maquillaje, lavé mis dientes varias veces con un cepillo que él mismo me había comprado el primer día que me quedé a dormir, y até de forma más prolija que él mi pelo antes de cambiarme. Me había dejado una remera suya bastante grande que cubría lo justo y necesario. Se mordió el labio cuando me vio entrar al cuarto y yo tapé mi cara con ambas manos, muerta de vergüenza. No solo por mi estado sino por todo lo que acababa de pasar. Me hizo señas de que me acostara a su lado y me tapó bien antes de dejar un beso en mi frente.- Me lavé los dientes - dije entre risas y me miró confundido - Ya me podes dar un beso bien, tarado.- No quiero darte un beso - respondió con el ceño fruncido y levanté una ceja mientras sentía a mi ego caer desde un quinto piso.- Ah - murmuré - Pensé que ya me habías perdonado.- Que me preocupe por vos no significa que esté menos enojado por las cosas que haces.- Bla, bla, bla - lo interrumpí, molesta - Te tomas todo muy a pecho Julian.- Puede ser - se encogió de hombros y suspiré.- Me seguís queriendo a pesar de las cagadas que me mando? - Claro que sí - respondió obvio y sonreí aliviada.- Y me vas a perdonar? - Cuando estés sobria hablamos, ahora descansa - dijo, acariciando mi mejilla con sus dedos.- Te quiero - susurré mientras cerraba los ojos y pasaba mi brazo por su cintura, pegándome a su cuerpo en busca de un poco de calor. Se tensó ante el contacto de mis manos con su piel y sonreí sin ni siquiera verlo. Me desperté con un dolor de cabeza que pesaba más que mi propio cuerpo. Abrí los ojos con dificultad y no pude evitar sonreír. Estaba apoyado sobre el respaldo de la cama, en cuero, con la laptop sobre sus piernas y la vista fija en la pantalla. - Justito - dijo sin mirarme - Te acabo de traer un café bien cargado y una pastilla para el dolor de cabeza - agregó, dándole un sorbo a su café.- Gracias - respondí mientras me sentaba para quedar a su altura.Tomé la pastilla y lo vi reír ante mi expresión. Al menos todavía lo hacía reír, era un gran avance.- Mucha resaca? - preguntó aún con una sonrisa y rodé los ojos.- Peor de lo que te imaginas - respondí y negó con la cabeza, no se qué le causaba tanta gracia pero de todos modos sonreí, era el triple de lindo por la mañana.- Vos qué haces? - indagué, señalando la computadora.- Cosas para la facultad - explicó junto con una mueca de cansancio.- Puedo ayudarte? Sabía que me diría que no, pero solo necesitaba volver a hablar con él como antes.- No - dijo conteniendo una risa y bufé, exagerádamente - Vos solo podrías distraerme.- Bueno, puedo distraerte? Rió. Bien.- Qué pasó anoche? - pregunté cambiando de tema y giró su cabeza para mirarme, serio.- En serio no te acordás? - Tengo flashes, nada muy concreto - expliqué con un poco de vergüenza.- No fue nada igual, solo tomaste de más y no me anime a dejarte en ese estado en tu casa, así que te traje acá. No hicimos nada si eso es lo que te estás preguntando. No es que vos no quisieras sino que yo no te di cabida - dijo y le pegué en el hombro.Agradecí que evitara contarme el asunto del baño para no incomodarme, cuando por desgracia era lo poco que me acordaba de toda la noche. - Y se te pasó el enojo? - pregunté poniéndome seria.- No puedo estar mucho tiempo enojado si te tengo así vestida y en mi cama - respondió y sentí mis mejillas arder - Igual si, estoy enojado - agregó y reí, era un histérico.- Qué puedo hacer para que se te pase? - largué, clavando mis ojos en los suyos.- Mmm... - pensó, sosteniéndome la mirada.Sin dejar de mirarlo estiré la mano hasta cerrar cuidadosamente la laptop. Tragó saliva y yo sonreí victoriosa. Dejó sus cosas sobre la mesita de luz y en cuanto quedó el terreno libre me acomodé rápidamente sobre su falda, sin darle tiempo a decir o hacer nada. Apoyé ambas manos sobre sus marcados abdominales, mientras él me miraba de la forma que a mi más me gustaba, con esa mezcla entre ternura y deseo.

Maldito Destino-Orian- Donde viven las historias. Descúbrelo ahora