CAPÍTULO 48

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  Julio 2014.

Sonreí sin pensarlo al divisar a mi familia entre la multitud. Y dentro de mi familia incluyo a Julian, que me esperaba a lo lejos mientras abrazaba a mi hermana por detrás, con sus brazos rodeando su cuello, y una sonrisa que podría reconocer a kilómetros de distancia.

Agarré mi enorme valija y colgué la mochila en mi espalda antes de caminar hacia ellos. Apenas di un par de pasos hice una mueca quejándome por tanto peso y él no dudó en acercarse para ayudarme. Tiré todo al piso en cuanto lo tuve cerca, y no demoré demasiado en colgarme de su cuello y abrazarlo con fuerza. Hasta este momento no me había dado cuenta de lo mucho que lo extrañaba y necesitaba.

- Ayyy te extrañé, te extrañé - grité, afónica, mientras él reía.

- Yo a vos, chiquita - respondió, apartándome a para poder mirarme a los ojos.

Sostuvo con ambas manos mi cara antes de darme incontables besos cortos, alejándome un poco para poder mirarme entre cada uno de ellos. Parecía que no nos hubiéramos visto por años y solo había pasado poco más de una semana desde que me había ido a Bariloche.

- Estás... destruída - admitió y le pegué entre risas.

- Gracias gordo, vos también estás muy lindo.

- No, fuera de joda, hace cuánto que no dormís?

- Dormí algo en el viaje, dale, no seas exagerado.

Se mordió el labio, negando con la cabeza, y yo solo me quedé admirando cada detalle de su rostro, con una sonrisa de embobada que me delataba.

- Hola mi amor, cómo te fue? - gritó mamá y giré para abrazarla.

- Bien, muy bien, estuvo increíble - dije algo eufórica al recordar todo.

Julian se encargó de juntar todas mis cosas mientras yo terminaba de saludar a mi familia, dando pocas explicaciones sobre lo bien que la había pasado y lo cansada que estaba. Caminamos hasta el auto y en poco tiempo ya estábamos en casa. Creo que nadie más que yo habló en todo el camino, digamos que estaba muy emocionada intentando contar un viaje tan intenso en pocos minutos.

- Necesito una semana como mínimo para recuperarme - dije mientras me tiraba así como estaba en el sillón.

- Ni sueñes que vas a faltar al colegio - gritó mamá al pasar y bufé.

Me quedaban los últimos días de las vacaciones de invierno antes de volver a la rutina, pero para el cansancio que tenía eso no me iba a alcanzar. Julian me miró divertido desde el otro sillón, creo que no podía entender mi energía después de un viaje tan largo y agotador.

- Te traje un montón de chocolates - largué de la nada y él sonrió - Qué pasa? No te gustan?

- Cómo no me van a gustar? - preguntó y me encogí de hombros.

- Te noto muy callado.

- Es que no quiero molestar mucho, seguro necesitas descansar. Ya vamos a tener tiempo para hablar.

- Estás loco, cómo vas a molestar? Sos la única razón por la que estoy feliz de volver - sonrió tímido - Pero si querés descansar conmigo no tengo ningún problema eh.

- Es una propuesta?

- Descansar dije, no te hagas ilusiones - aclaré y largó una risa.

Me levanté del sillón y tiré de su mano para que hiciera lo mismo. Dejé un beso tierno en su mejilla antes de caminar hacia mi cuarto, cargando entre los dos las cosas que al parecer nadie había subido por mí.

Maldito Destino-Orian- Donde viven las historias. Descúbrelo ahora